FRANCFORT.- La Agencia Espacial Europea (ESA) exigió hoy una recogida activa de los objetos espaciales sin uso que se encuentren en órbitas por debajo de 12.000 kilómetros debido a que la basura espacial es ya insostenible y amenaza a los satélites en funcionamiento.
Esta es la conclusión a la que han llegado los expertos que participaron en la quinta conferencia sobre basura espacial que la Agencia Espacial Europea celebró desde el pasado lunes y hasta hoy en su centro de control de operaciones (ESOC) en Darmstadt (cerca de Francfort).
El experto en basura espacial de la ESA Holger Krag dijo que actualmente existen en 3.300 satélites en órbita, de los cuales sólo funcionan 800.
Además, es necesario recordar que en el espacio también circulan 7.000 fragmentos de satélites y 2.000 niveles superiores de lanzadores, según Krag.
El pasado febrero impactaron el Iridium 33, de EE.UU., y el Kosmos 2251, de Rusia, a unos 800 kilómetros por encima de la superficie de la Tierra, generando 750 nuevos fragmentos de basura espacial.
Además, los tripulantes de la Estación Espacial Internacional (ISS en inglés) tuvieron que refugiarse a comienzos de marzo en una nave rusa Soyuz ante la posibilidad de colisionar con restos de un satélite.
Ahora la NASA estudia la posibilidad de modificar el rumbo de la ISS para esquivar los restos procedentes de un desechado satélite soviético.
En enero de este año, China disparó en una prueba militar un satélite fuera de funcionamiento a 865 kilómetros de altura del que hoy quedan 2.300 fragmentos con un diámetro mínimo de 10 centímetros.
Sólo con esta acción aumentó el número de fragmentos de basura espacial registrados en un 25 por ciento.
La Red de Vigilancia Espacial de EE.UU. registra 13.000 objetos en el espacio.
Ante el creciente aumento de la basura espacial (con 3.009 nuevos objetos en los últimos 3 años), los expertos han exigido desde hace tiempo que los nuevos satélites se construyan de manera que no exploten tras finalizar su misión como consecuencia del combustible que mantienen.
A su vez, es necesario extraer los satélites y lanzadores de la órbita una vez que concluya la misión y volver a llevarlos a la atmósfera donde se desintegran por sí mismos.
Pero estas medidas son insuficientes y, por ello, ahora se hace necesaria una recogida activa de objetos en órbitas por debajo de los 12.000 kilómetros, donde se encuentra el 80 por ciento de la navegación espacial.