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Un chileno fue a la fiesta de Charles Darwin en Cambridge

Álvaro Fischer, presidente de la Fundación Ciencia y Evolución, regresa de un festín en la universidad que formó a Charles Darwin.

24 de Julio de 2009 | 10:40 | Nicolás Luco, El Mercurio Online

Más de mil se reunieron en la Universidad de Cambridge, Inglaterra. Combinaron las ciencias, las artes y las humanidades para conmemorar a Darwin y celebrar su cumpleaños 200.

El ingeniero Álvaro Fischer, 56, presidente de la Fundación Ciencia y Evolución, vivió la cita, el entusiasmo el interés “por la potencia explicativa de sus ideas”, afirma , “que 150 años más tarde están generando la base del entendimiento de los seres humanos”.

Unas mil personas, en la mañana participaban en charlas comunes. Luego, en las tardes, las temáticas se dividían. Y al crepúsculo y en las noches… discusiones y conciertos.

El tono era Darwin, incluso en las reliquias, esta fue su universidad. Por ejemplo, había dos frascos de salsa de tomates que el sabio usó para recoger muestras geológicas.

Fischer cuenta de dos exposiciones “extraordinarias”.

Una, en el museo Fitzwilliam. “Básicamente obras de arte. Mostraban cómo el arte acompañó la discusión intelectual que produjeron la irrupción de ‘El origen de las especies’, ‘El ascenso del hombre’ y ‘La expresión de las emociones’".

Las pinturas reflejaban a los que se sentían interpretados por Darwin y también a los que mostraban su rechazo. “Era la historia artística de Europa y la tensión intelectual que produjo traducida en plástica”, dice Fischer.

Por ejemplo, había cuadros que mostraban la evolución geológica. “La geología era la única ciencia que con seriedad hablaba de evolución en esa época. Darwin vino a Chile casi como geólogo. Su expertise era de naturalista, pero lo que más había estudiado era geología. Tenía un sentido muy grande de la geología".

La otra exposición era en la Biblioteca Central de Cambridge. Con una sala sobre el viaje del Beagle de 1831 a 1836. “Por supuesto, Chile muy presente”. (Ver www.lib.cam.ac.uk/exhibitions/Darwin).

Chile, el tercio

Álvaro Fischer no se cansa de repetir que Chile ocupa un tercio del libro de Darwin y un tercio tiempo del viaje de la Beagle. Darwin escribió: “fue, por lejos, el más importante acontecimiento en toda mi vida”.

Una carta estremeció a Fischer: está firmada por John Stevens Henslow, profesor de botánica de Cambridge que acogió a Darwin. “Allí él le ofrece el viaje en la Beagle”, dice Fischer, “y lo interesante es que la carta dice que el viaje es ¡a Tierra del Fuego! No es un viaje a las Galápagos ni alrededor del mundo. ¡Es a Tierra del Fuego! Venían a dibujar la cartografía naval del extremo de Sudamérica".

Y luego, otro documento: el pasaporte que le entrega el gobierno chileno a Darwin, firmado por el presidente José Joaquín Prieto. “Dice que el señor Charles Darwin debe recibir todas las facilidades en el territorio nacional para que recorra y vea y no le pongan problemas”.

También está expuesta toda la experiencia de Darwin en Chiloé y mapas y dibujos de la cordillera. “Chile de gran presencia”, dice Fischer.

Así y todo, cuando él contaba de dónde venía, no recibía una mirada entusiasmante, más bien de curiosidad por haber viajado de tan lejos. “No todo el mundo tiene la claridad de la importancia que Chile tuvo para Darwin. Aquí vivió en directo el dinamismo geológico que él había estudiado".

En Inglaterra, Darwin había vivido una geología serena, explica Fischer. Pero desde Ancud ve la erupción del volcán Osorno el 19 de febrero de 1835. “Luego viaja a Concepción y ve los efectos del horrible terremoto del 20 de febrero: sectores hundidos, zonas marinas que aflora; viaja a la montaña y encuentra fósiles marinos y se da cuenta de que todo eso estuvo bajo el mar. También ve un tsunami".

En los yaganes o yámanas encuentra una empatía, lo que es común en los seres humanos pese a las tremendas diferencias culturales. “Todo esto genera en él una experiencia vivencial y emocional que le indica que está en la línea correcta”, dice.

Universal

Puede que Darwin no tenga el coeficiente intelectual de un Newton, calcula Fischer, ingeniero que, entre otras materias, ha enseñado álgebra en la universidad, pero no hay nadie como él que haya dado con una verdad que se aplica a todas las otras ciencias. Gracias a la teoría de la evolución, es posible que todas conversen entre sí. La evolución tiene un base en la física y una expresión en la cultura.

La Fundación que preside está convocando para el lunes 27 próximo en CasaPiedra a un tercer seminario del encuentro: “Revolución Darwin - ¿por qué somos como somos?”.

El foco será la moral y la política. Cómo en Darwin es posible encontrar una explicación a cómo nos movemos en esas áreas.

“Nuestros rasgos generales no sólo incluyen nuestra anatomía, nuestra fisiología”, dice Fischer, sino que también la construcción y la constitución de nuestro sistema nervioso central, y por lo tanto, del tipo de conectividad neuronal que da lugar a nuestras conductas".

La ciencia, dice, ha demostrado que esas conductas están ancladas en nuestro pasado evolucionario.

En CasaPiedra, el lunes, nos miraremos así.