BERLÍN.- Científicos alemanes de las universidades de Greifswald y Bonn encontraron indicios que explican la gravedad de la nueva cepa de la bacteria Escherichia coli y que provoca al parecer la formación de autoanticuerpos, causantes de los graves daños internos de los pacientes.
Andreas Greinacher, experto en transfusiones de la Universidad de Greifswald, informó hoy que todo parece indicar que los pacientes afectados por el Síndrome Urémico Hemolítico (HUS), además de segregar el veneno “shigatoxina”, forman autoanticuerpos, que actúan destructivamente contra su propio organismo.
Los análisis provisionales realizados indican que esos anticuerpos provocan un aumento de un factor de coagulación que limita el suministro sanguíneo a importantes regiones cerebrales y renales.
Los autoanticuerpos son generados sólo por algunos pacientes afectados por la infección de Escherichia coli que sufren, en los casos de mayor gravedad, alteraciones de consciencia y epilepsias.
Greinacher señaló que cuatro pacientes con una sintomatología grave por la infección de Escherichia coli han sido tratados en la clínica universitaria de Greifswald con una diálisis que filtra esos anticuerpos y que “los primeros desarrollos de los valores sanguíneos nos hacen ser optimistas”.
El experto alemán, que ha llevado a cabo sus análisis con Bernd Pötzsch, de la Universidad de Bonn, comentó que se desconocen aún las causas de que esos pacientes vean afectado de esa manera su propio sistema inmunológico.
Añadió que se ha comprobado un funcionamiento alterado de una proteína, el llamado “Factor Von Willebrand”, en los vasos sanguíneos cerebrales y renales de esos pacientes.
En vez de descomponerse en pequeños fragmentos como sería lo normal, esa proteína acaba acumulándose y bloqueando los vasos capilares, lo que conduce a los cuadros clínicos de mayor gravedad.
Greinacher y Pötzsch coinciden en señalar que el autoanticuerpo se desarrolla tras contraer la enfermedad, “como muy pronto a los cinco días de la infección”.
"Ello explica porque muchos pacientes que ya han superado la fase diarreica presentan después graves síntomas neurológicos”, dijo el experto de la Universidad de Gweifswald, cuyo instituto está especializado en inmunología, transfusiones y enfermedades sanguíneas.