CIUDAD DE MÉXICO.- El Gran Telescopio Milimétrico (GTM), el mayor de su tipo, ya está preparado para empezar a observar el origen del universo con una precisión que permitirá desvelar misterios como la formación y el origen de galaxias muy lejanas.
Ubicado en el volcán Sierra Negra, en el estado central mexicano de Puebla, a más de 4.500 metros sobre el nivel del mar, el GTM se erige con una antena inmensa apuntando hacia el cielo frente al majestuoso Pico de Orizaba. Su construcción costó 128 millones de dólares y empezó en 1997. Está previsto que empiece a realizar observaciones astronómicas el 1 de mayo.
El instrumento, de gran envergadura, fue instalado por el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) y la Universidad de Massachusetts (EE.UU).
"Sierra Negra es importante por su altura porque en la cima de un volcán tan grande existe poca cantidad de agua en la atmósfera, por lo que hay una mejor sensibilidad en comparación con otros telescopios en lugares más bajos", comentó David Hughes, director del GTM.
Con 55 metros de altura, un peso de 2.600 toneladas y una parábola con un diámetro de 50 metros, el telescopio mexicano consta de 180 paneles ubicados en la antena y un área de recolección de dos mil metros cuadrados. Tiene un espejo principal que, cuando quede completado, estará formado por cinco anillos con paneles de níquel. Cada uno de los paneles está integrado por ocho piezas alineadas para formar la parábola, encargada de captar las ondas milimétricas.
"Es un instrumento de altísima precisión con 0,8 milímetros de longitud de onda, por lo que es capaz de captar el polvo cósmico", explicó a Efe Alberto Carramiñana, director del INAOE. "Se busca con esto hacer ciencia de relevancia internacional, llegar a observar fenómenos que no han sido observados previamente y que la comunidad mexicana tenga a su disposición un instrumento de línea que le permita hacer investigación científica de frontera", agregó.
El funcionamiento del GTM es complejo. "El telescopio es una antena de 50 metros de diámetro. Estas ondas milimétricas son radiación electromagnética que proviene de cuerpos celestes que tienen muy baja temperatura", explicó el responsable científico del GTM, Miguel Chávez.
"Una frase clave para el uso científico del telescopio es 'la formación de estructuras en el universo' -agregó-, porque la formación de galaxias, planetas y estrellas están caracterizados por poseer material de muy baja temperatura que sólo es detectable con este tipo de antenas".
El experto añadió que se va a abarcar "desde el estudio de cuerpos en el sistema solar hasta las galaxias más distantes". "Podremos ver la formación de las primeras generaciones de estrellas", agregó.
El GTM, ese gran "ojo mexicano", fue construido en condiciones extremas, según narraron los científicos durante el recorrido por sus instalaciones hecho esta semana por un grupo de corresponsales.
La visita incluyó una fascinante velada astronómica en el centro del INAOE de Tonantzintla durante la cual se pudieron admirar constelaciones como Casiopea, Orión o Perseo.
México invierte el 0,4% de su PIB en ciencia y tecnología. Aunque la astronomía se remonta a la época prehispánica, los avances científicos permiten ahora que el país azteca ingrese en su edad de oro en esa ciencia, para intentar descubrir los misterios del Universo.