NUEVA YORK.- Entre los miles de pasajeros que día a día se transportan en el metro de Nueva York, no pocos son los que alguna vez han observado algo que no pueden realmente reconocer, algo misteriosamente no identificable. Y es muy probable que ni siquiera los científicos tengan la respuesta.
Investigadores del Weill Cornell Medical College publicaron esta semana un estudio que dibujó un mapa del ADN encontrado en el sistema de trenes subterráneos neoyorquino, una red que transporta a unos 5,5 millones de personas a la semana y está plagada con miles de especies de bacterias (la mayoría inofensivas) y un verdadero universo de enigmas. Más de la mitad del ADN hallado en las superficies de distintos rincones del metro no coinciden con ningún organismo conocido y apenas un 0,2% se vincula al genoma humano.
"La gente no mira un poste del metro y piensa que 'está rebosando de vida'", afirma el Dr. Christopher E. Mason, un genetista del Weill Cornell Medical College y autor principal de la investigación. "Después de este estudio, podrían pensar eso. Pero quiero que piensen de la misma forma que cuando miran un bosque nativo y quedan en un estado de asombro", añadió.
Mason afirma que la inspiración para el estudio ocurrió hace cuatro años, cuando estaba dejando a su pequeña hija en el jardín infantil y la miraba explorando sus alrededores metiéndose objetos a su boca. Como es costumbre en niños pequeños, las amistades se hacen en el suelo, pasándose juguetes y artículos que pasan de una boca a otra.
"No pude si no preguntarme, ¿cuánto está siendo transferido y qué tipo de cosas?", afirmó Mason. Así fue como consideró otro lugar donde son los adultos los que están muy cerca de otros: el metro.
De esta forma nació el proyecto llamado PathoMap. Durante los últimos 17 meses, un equipo formado principalmente por estudiantes de medicina, recién graduados y voluntarios, se paseó por la ciudad utilizando nylon para recolectar el ADN, desde superficies como bancas de madera, pasamanos de escaleras, asientos, puertas, pilares y torniquetes.
Los barrios microbianos
Además de la riqueza de material misterioso de ADN -lo que no era de extrañar debido a que sólo unos pocos miles de los genomas del mundo han sido completamente identificados- los otros hallazgos del estudio reflejan la famosa diversidad neoyorquina, tanto humana como microbiana.
El Bronx fue el que mostró una mayor diversidad en términos de especies de microbios. Brooklyn se quedó con el segundo lugar, superando a Manhattan, Queens y Staten Island, donde investigadores tomaron muestras en el Staten Island Railway.
En términos humanos, Mason afirmó que, en algunos casos, el ADN que fue encontrado en algunas estaciones de metro tendía a coincidir con el perfil demográfico del barrio. Un área con alta concentración de residentes de origen hispano, cerca del Barrio Chino en Manhattan, por ejemplo, entregó grandes cantidades de genes de hispánicos y asiáticos.
En un área de Brooklyn al sur de Prospect Park, donde se encuentran barrios como Kensington y Windsor Terrace, el ADN recogido frecuentemente leía genes de británicos, toscanos y finlandeses, tres grupos que no están asociados a ese lugar. Mason tuvo una explicación para este fenómeno: los científicos todavía no han recopilado una base de datos confiable de genes irlandeses, por lo que mucha gente de ascendencia irlandesa que vive en el área podría ser la fuente de un ADN que comparte con otros grupos europeos.
El estudio también arrojó otras novedades menos apetecibles. Bacterias vivas y resistentes a los antibióticos fueron halladas en un 27% de las muestras recolectadas, aunque entre todas ellas, sólo el 12% puede asociarse a alguna enfermedad. Investigadores también hallaron tres muestras asociadas a la peste negra (o peste bubónica) y otros dos con fragmentos de ADN de ántrax, aunque ninguno de ellos mostraron evidencia de estar con vida (además ninguno de los dos males ha sido diagnosticado en Nueva York desde hace largo tiempo). La presencia de ántrax, según Mason, es "consistente con los muchos casos documentados de ántrax en ganado en el estado de Nueva York y la costa Este de Estados Unidos".
El propósito del estudio no era simplemente satisfacer la curiosidad científica, aseguran los autores. Al catalogar ahora estas especies, los investigadores pueden compararlas con muestras tomadas en el futuro para determinar si algunas enfermedades, o incluso sustancias utilizadas en armas biológicas, se han diseminado.
Autoridades de la ciudad no estuvieron muy complacidas por la investigación. "Tal como indica el estudio, los microbios fueron encontrados en niveles que no significan absolutamente ningún peligro para la vida y salud humana", afirmó Kevin Ortiz, vocero de la Autoridad de Transporte Metropolitano. El departamento de salud de la ciudad, en tanto, llamó el estudio "defectuoso" y engañoso.
Mason respondió afirmando que él y su equipo simplemente presentaron sus resultados completos. "Para nosotros el no reportar los fragmentos de ántrax o la plaga en el contexto de un análisis completo, habría sido irresponsable", afirmó. "Nuestros hallazgos indican un microbioma normal y saludable, y esperamos que otros revisen los datos hechos públicos para realizar los mismos análisis", añadió.