LONDRES.- Tres austriacos sustituyeron sus manos lesionadas por modelos biónicos que pueden controlar empleando nervios y músculos trasplantados a sus brazos desde las piernas.
Los beneficiados son los primeros en pasar por lo que los médicos llaman "reconstrucción biónica", que incluye la amputación voluntaria, trasplante de nervios y músculos y aprender a utilizar débiles señales de esos implantes para dirigir la mano.
Antes, la gente con manos biónicas las controlaba principalmente con configuración manual.
"Esta es la primera vez que hemos reconstruido una mano de forma biónica", explicó el doctor Oskar Aszmann de la Universidad Médica de Viena. "Si hubiera visto a esta clase de pacientes hace cinco o siete años, habría encogido los hombros y dicho 'no podemos hacer nada por usted"'.
Aunque algunos pacientes podrían ser candidatos a un trasplante de mano, eso tiene sus propias complicaciones, como fármacos anti rechazo durante el resto de sus vidas.
Aszmann y sus colegas describieron los casos de los tres hombres en un artículo publicado el miércoles en la revista Lancet. Los hombres se decidieron por la amputación sólo después de que se colocara la mano biónica sobre la que tenían lesionado, para ver cómo podría funcionar el modelo robótico.
Para Milorad Marinkovic, de 30 años, que perdió el uso de su mano derecha en un accidente de moto hace más de una década, la mano biónica le ha permitido sostener objetos como un emparedado o una botella de agua, y más importante, jugar con sus tres hijos.
"Puedo lanzar cosas, pero es difícil atrapar una pelota porque mi mano derecha aún no es tan rápida y natural", señaló el conserje de Viena.
El doctor Simon Kay, que escribió el comentario que acompañaba al artículo y realizó el primer trasplante de mano en Gran Bretaña, dijo que las manos biónicas siempre tendrán grandes límites, señalando que el cerebro tiene miles de formas de enviar mensajes a una mano humana, pero que una prótesis robótica no puede gestionar tanta complejidad.
"La cuestión siempre va a ser, ¿cómo enviamos el mensaje de la mente al metal?", dijo.
Sin embargo, los pacientes como Marinkovic tienen pocas quejas sobre la mano biónica, que es especialmente popular con su hijo. Cuando recibió el dispositivo, su hijo, que entonces tenía cuatro años, se ponía la prótesis y caminaba orgulloso con ella, diciendo a otros niños del parvulario que "mi padre es un robot".
Marinkovic dice que utilizar la mano biónica es casi tan natural como utilizar su mano sana.
"Puedo hacerlo casi todo con ella. Simplemente no siento nada con ella".
Un estudio no relacionado publicado el año pasado recogía un experimento temporal en el que los pacientes obtenían sensación en una mano protésica enviando señales al cerebro, y otras manos prostéticas pueden hacer cosas como agarrar objetos, pero se controlan de forma externa.
Aszmann estimó que el nuevo procedimiento cuesta unos 30.000 euros (33.960 dólares). El estudio lo financiaron grupos como el Consejo Austriaco para la Investigación y Desarrollo de Tecnología y un laboratorio que recibe fondos de Otto Bock, fabricante de las prótesis.