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Expedición antártica consiguió grabar más de 40.000 cantos de ballenas azules

"No hay muchas oportunidades de tener acceso a estas poblaciones de ballenas porque están alejadas de todo y las condiciones en el océano antártico son bastante complejas", explicó el chileno Pablo Escobar Flores, quien formó parte de la expedición antártica que realizó los registros.

11 de Marzo de 2015 | 04:15 | EFE
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Reuters (archivo)

SYDNEY.- Una expedición científica que recorre la Antártica consiguió grabar más de 500 horas de los misteriosos cánticos que emiten las elusivas ballenas azules, un hallazgo que permitirá conocer más detalles sobre la vida y el grado de inteligencia de estos grandes mamíferos marinos.

Más de 40.000 cantos quedaron registrados mediante sonoboyas direccionales -aparatos que captan sonidos bajo el agua- dispuestos por los investigadores de una misión australiana-neozelandesa.

El escenario en el que fueron captados los melodiosos sonidos es una zona oceánica donde abundan los cardúmenes de krill, crustáceo que constituye el principal alimento de estos animales marinos.

Más de 50 ejemplares de los mamíferos fueron avistados y sus "conversaciones" completaron 520 horas de registros, según informó la División Australiana Antártica (ADD).

"Es realmente emocionante poder estudiar a estas ballenas en el vasto océano antártico y oír sus llamadas a más de 750 kilómetros de distancia", relató Brian Miller, experto en acústica de la entidad.

El jefe de la expedición, Mike Double, destacó la importancia de esta tecnología en el estudio de esta especie amenazada debido a su distribución irregular.

"Los ecosonidos nos permitieron elaborar un mapa, caracterizar y vigilar el krill en las inmediaciones de las ballenas azules y determinar que sus cardúmenes son mucho más densos que antes", indicó el experto.

"No hay muchas oportunidades de acceder a estas poblaciones de ballenas porque están alejadas de todo y las condiciones en el océano antártico son bastante complejas", añadió el chileno Pablo Escobar Flores, experto en acústica pasiva que aspira a un doctorado en la Universidad de Auckland y quien integra la expedición.

Hábitos alimenticios

La expedición regresó en las últimas horas a Wellington tras pasar seis semanas en aguas antárticas donde pudo identificar 58 ballenas azules (Balaenoptera musculus), lo que permitirá calcular el tamaño de la población, la tasa de recuperación y sus movimientos.

Durante la travesía, los investigadores también pudieron conocer mejor los hábitos alimenticios de este cetáceo, cuyos mayores ejemplares pueden medir hasta 30 metros de largo.

El seguimiento se basó en el estudio de los cardúmenes de krill: los cambios en su estructura interna pudieron ser analizados por primera vez.

"La presencia de krill y de ballenas nos permitió seguirlas constantemente y ver a las ballenas alimentándose de diferentes cardúmenes", acotó Escobar.

"Toda esta información servirá para planear en el futuro nuevas estrategias de protección y seguir viendo como se desarrollan con la distribución de cardúmenes de krill", añadió.


La ballena azul, cuya lengua es más pesada que un elefante y el tamaño de su corazón es parecido al de un automóvil pequeño, estuvo a punto de extinguirse en el siglo XVII en medio de la fiebre ballenera que causó la muerte a unos 340.000 ejemplares.

La Comisión Internacional Ballenera calculó que en el año 2000 la población en el Hemisferio Sur era de entre 400 y 1.400 cetáceos.

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