NUEVA YORK.- Cuando Apple anunció en Marzo que abriría la plataforma del iPhone para desarrolladores de software externos, prometió que las aplicaciones resultantes ayudarían a crear otras aplicaciones “asombrosas” e “innovadoras” que transformarían el concepto de “smartphone”.
La semana pasada, una aplicación convirtió al iPhone en un megáfono que proclama “Soy Rico” (I am Rich). Ese es el nombre del programa que promete hacer nada más excepto indicar al mundo que el comprador es lo suficientemente poderoso como para gastar US$ 1.000 para descargar la imagen de un rubí multifacético.
Creado por el desarrollador alemán Armin Heinrich, fue concebido como una broma. “Descubrí que algunos usuarios se quejaban por los precios de las aplicaciones para el iPhone que costaban sobre 99 centavos”, dijo Heinrich. “Lo considero arte. No esperaba que mucha gente lo comprara ni tampoco todo el alboroto que se ha creado a su alrededor”.
El valor de un producto dirigido al mercado de lujo, después de todo, rara vez está determinado por el costo de sus materiales y fabricación, sino porque es percibido como una exclusividad.
Aprantemente, el humor de Heinrich no fue percibido por algunos compradores. Según reportó el diario The Los Angeles Times, ocho personas compraron la aplicación, haciendo ganar al desarrollador 5.600 dólares, correspondiente a su 70%, ya que Apple se queda con el resto.
Pero luego, Apple informó a Heinrich que dos de las ventas fueron devueltas. Algunas personas al parecer lo compraron por error, y al menos una dijo haber hecho “un click”, sin esperar que la venta se concretara.
Heinrich fue bombardeado de mails y mensajes telefónicos, “muchos de ellos insultando”, explicó. “Está bien devolver el dinero. No quería herir a nadie con mi aplicación”.
Apple no hizo comentarios al respecto. Pero en el pasado, dijo que una aplicación no puede ser vendida hasta que Apple la aprueba.
Tampoco hay una forma de que el cliente prueba la aplicación antes de comprarla, una herramienta que podría haber reducido las ventas de “I am Rich”, quizás, a cero.
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