LONDRES.- Las esperanzas de haber descubierto la isla sumergida de la Atlántida se rompieron hoy cuando Google dijo que lo que un ingeniero británico había visto a través de su satélite no era la mítica civilización hundida, sino un moderno mapa del suelo oceánico.
El periódico “The Sun” publica hoy en portada el supuesto hallazgo por parte de un ingeniero aeronáutico del Reino Unido Bernie Bamford, mediante el buscador Google Ocean (parte de Google Earth) de lo que parecería ser la isla de Atlantis, mencionada por primera vez por el filósofo griego Platón (427-347 aC).
En el artículo, que incluye una fotografía, el periódico señala que lo que se ve en la imagen, una especie de plano cuadriculado, no puede ser una formación natural, sino que debe haber sido construida por el hombre.
"The Sun” afirma que, a juzgar por la imagen de Google Ocean, la supuesta civilización hundida hace casi 12.000 años -según el relato de Platón- se encontraría en el océano Atlántico a unos 965 kilómetros al oeste de las islas Canarias, a una profundidad de unos 5,6 kilómetros.
Sin embargo, la empresa Google se ha apresurado a aclarar que lo captado por su buscador -en el mismo sitio, aproximadamente, en que debería hallarse la antigua metrópolis-, son las trazas dejadas por barcos mientras recogen datos de sónar para elaborar un mapa del fondo oceánico.
"Lo que están viendo los usuarios son artefactos del proceso de recolección de datos,” explicó una portavoz de la compañía, en declaraciones recogidas por la agencia británica PA.
"Los datos batimétricos (del fondo del mar) se recogen a menudo desde embarcaciones que utilizan el sónar para tomar medidas del suelo marítimo”, prosiguió.
Las líneas que se ven en la fotografía captada por el Google Ocean -que combina imágenes de satélite con estudios marítimos-, "reflejan el trazo de los barcos a medida que recogen los datos”, añadió.
El pasado diciembre se supo que un equipo de científicos del Reino Unido había descubierto, gracias al Google Earth, un bosque hasta entonces desconocido en la cima de un monte en Mozambique, que albergaba en su interior nuevas especies animales y vegetales.