Larry Page podría concentrarse en el desarrollo del nuevo sistema operativo y la plataforma móvil de Android.
New York Times
NUEVA YORK/BERLÍN.- El lunes comienza una nueva era en Google. Su cofundador, Larry Page, asume la dirección de la compañía, y en su nueva andadura se ha marcado un ambicioso objetivo: quiere que el gigante de Internet, con sus 25.000 empleados, vuelva a ser manejable y actúe más bien como la empresa emergente que fue una vez.
Cuando el 4 de abril Page, de 38 años, asuma la responsabilidad de su nuevo cargo, tendrá que hacer frente a un buen puñado de problemas. Google reparte sus fuerzas entre un abanico casi inabarcable de sectores, y nuevos rivales como Facebook están haciendo mella en el negocio de la publicidad online.
Para los defensores de la competencia, la posición de dominio que tiene el buscador en la red es una incordiante espina y los políticos fustigan a menudo al consorcio calificándolo de "pulpo de los datos".
Hace diez años, Page ya ejerció de director de Google. Pero él y su socio cofundador, Sergey Brin -que en el futuro se encargará de los nuevos productos-, sólo eran a ojos de muchos inversores dos veinteañeros con una fórmula mágica que realmente ponía orden en la red, pero a quienes hacía falta un jefe "adecuado".
Tras una serie de reuniones, el candidato ideal parecía ser el fundador de Apple, Steve Jobs. Pero al final se decidieron por el mánager de software Eric Schmidt, con el que Google se convirtió en una máquina de hacer millones. "¡Ya no se necesita la supervisión diaria de adultos!", escribió Schmidt en Twitter a finales de enero sobre el anuncio de cambio de jefatura.
Page ya comenzó a esbozar su rumbo en las últimas semanas. Ha convencido a la directiva para que trabajen cada tarde en un espacio abierto en la sede de la firma, en California, de modo que los gerentes puedan contactarles directamente, informa "The Wall Street Journal".
Así, instó por e-mail a los responsables de software y productos que le describan en un máximo de 60 palabras en qué están trabajando exactamente. Expertos creen que Page quiere reestructurar los muchos proyectos que se arremolinan en la empresa, cerrando algunos y reordenando otros.
Y es que actualmente Google actúa en numerosos sectores, desde software de oficinas hasta su de momento menos exitosa incursión en las salas de estar con el servicio Google TV o el desarrollo de automóviles robotizados.
Con Chrome OS se propone establecer un nuevo sistema operativo y con la plataforma Android para smartphone planea convertirse pronto en una fuerza líder dentro del sector de la telefonía móvil. Sin embargo, la compañía sigue ganando sus millones con la publicidad online, especialmente con los pequeños anuncios que aparecen junto a los resultados de búsquedas.
Y precisamente en este negocio esencial de las búsquedas en la red crecen los peligros. Google sigue siendo el número uno entre los buscadores, pero justo esa posición es de la que se sirve su archirrival Microsoft para presionar a los responsables europeos de defensa de la competencia. Y lo hace puntualmente, como "regalo de bienvenida" a Page.
En realidad, la situación no cambia tanto, pues Page, Brin y Schmidt sólo han rotado sus sillas. Al final, Schmidt sigue estando en primera fila como jefe del consejo de administración, y las decisiones estratégicas se tomarán como hasta ahora, a tres bandas. Aunque Page es ahora el jefe.
También el cofundador Brin pasa a segunda fila y se encargará en el futuro sobre todo de los proyectos especiales. El anuncio del cambio de jefatura señalaba que la "troika" de Page, Brin y Schmidt no había funcionado con el dinamismo suficiente para reaccionar con rápidez a los retos.
"Schmidt era el regente que reinó hasta que el joven rey pudo asumir el trono", dijo entonces el profesor de periodismo y experto en Google Jeff Jarvis. "Sabíamos que esto iba a pasar. Sólo que lo habíamos olvidado".