VIÑA DEL MAR.- La jornada comenzó puntualmente con la entrada y beso de rigor de Cecilia Bolocco y Antonio Vodanovic. Saludos al monstruo y anuncio de lo que deparaba la noche. Rápidamente vino el aviso de que Arjona ya estaba listo para entrar al circo, que esta vez era casi un escenario teatral con los elementos escenográficos con que el artista acompaña los recitales de su reciente disco "Galería Caribe".
Con barba de dos días, vestido de negro completo, con chaqueta de cuero, camisa desabotonada y jeans, Arjona abrió con "Animal Nocturno" y rompió al público ya con su segunda canción, "Te conozco", cuya última estrofa la relacionó con lo que él había dicho cuando le propusieron volver al escenario de la Quinta Vergara: "... me muero por volver". De ahí en adelante, Arjona hizo lo que quiso, mientras el público deliraba no sólo en gritos, sino en carteles, que mostraban textos como "Yo soy tu mujer", "Te amo" y "Rico", junto con ingresos permanentes de fanáticas que eludían la seguridad y llegaban al escenario para abrazarlo e, incluso, hacer que la Bolocco se convirtiera en improvisada fotógrafa.
Palabras hay muchas, pero este Arjona desde que entró ya tenía las gaviotas en el bolsillo, la de plata, primero, la de oro, después. Son pocos los artistas que pueden darse el gusto de que el público conozca a la perfección cada una de sus canciones ("Mujeres", "El Taxista", "Señora de la Cuatro Décadas" y "Dime que No", entre otras). Con una orquesta coordinada certeramente con su potente voz , más la propia presentación que hace en cada una de sus canciones -que es una historia e impacto aparte-, y el dominio y manejo exacto de las emociones del público femenino, no podemos exagerar si hablamos de "un ídolo", tal como gritaba ansiosa la galería de la Quinta.
Sin duda, uno de los artistas que le da categoría a un festival en extremo austero, si de estrellas de primer nivel se trata, que encantó con más de una hora de actuación.
Abracadabra, Gaviota
Lucero estaba preocupada por la reacción que tendría el público. Mal que mal no es una de esas artistas que venden y venden discos en nuestro país. Por eso esta mexicana, que conocimos desde chiquitita al lado de Luis Miguel en "Fiebre de Amor" y que ahora es la esposa de Mijares, se "esmeró" -como dicen en México- y trajo un show con un gran despliegue: mariachis, coros y orquesta propia, incluida.
Tras interpretar un meddley de sus canciones más conocidas, como "Tácticas de Guerra", "Eres una Veleta", "Amor Secreto" y "Electricidad", junto con desbordar simpatía y una voz muy bien trabajada, supo ganarse al público con frases como: "Tengo que contarles a mis nietos que estuve en Viña y me aplaudieron lindo".
Al igual como supo dejar que el ambiente se calentara cuando un pequeño grupo de personas comenzó a gritar "gaviota, gaviota", situación que gatilló que Cecilia Bolocco se apresurara en ir corriendo a buscar la gaviota y esperar paciente -con ésta escondida tras su espalda-, a que Lucero terminará de cantar con sus mariachis para hacer un pase mágico y entregarle el ya no tan preciado trofeo viñamarino.
Competencia Continental
Las canciones de la competencia folclórica que ahora les tocó enfrentar al público y al jurado, presidido por Sergio Sauvalle, fueron "Cueca de la Buena Nueva", interpretada por Marcela Moreira, quien lució su potente y matizada voz.
Lamentablemente, los problemas de audio, como pitos de acople, comenzaron a hacer su aparición en este tema, hecho que no fue aislado con el correr de la segunda noche festivalera. Un detalle importante que el equipo técnico encabezado por Pat Henry debe solucionar.
Las otras dos canciones fueron "Identidad Santiagueña", que fue recibida con pifias por ser argentina y que, además, de los problemas de audio, uno de los integrantes del grupo debió soportar la falla en la conexión de su teclado electrónico. Y la otra fue la chilena "Machi Norte", cuya autora, compositora e intérprete es Magdalena Matthey.
Un Carmelo para olvidar
Tras su polémica actuación del año pasado, encarnando y matando a "El Malo", el actor Daniel Muñoz puso en el festival a su personaje campesino, El Carmelo, y como bien se imaginó el actor, él sólo sobre el escenario, sería insuficiente para no rozar el fracaso. Por eso se hizo acompañar por un caballo articulado por dos hombres en su interior, un seudoequino capaz de reírse por las caídas de su amo, de llorar y de hacerse el gato, más otras características de poco gusto.
Montado en el "animal" de nombre Pihuelo y usando una batería de dichos campesinos, jugó a la ola con el público y cuando su rutina iba directo al fondo, surgieron los animadores para levantar un poco el interés, pero para mal de El Carmelo, los libretos que Vodanovic debía pronunciar fueron equivocados. Y de nuevo, las pifias.
Su "Caracolito de Mar" -como llamó a la Bolocco-, a la que no dudó en arremeter con golpes de su cadera, luchaba por mantener los tirantes de su vestido en su sitio. Faena que de fallar se habría traducido en otra foto "polémica" de la animadora. Mientras, los baches en la rutina dejaban escuchar más y más pifias. Con más de 20 eternos minutos de rutina, El Carmelo no lograba levantar el interés ni mejorar su trabajo humorístico.
Al final y cuando ya todo parecía derrumbarse en medio de una rutina pálida, sin ritmo ni novedad, Daniel Muñoz hizo que su personaje sufriera un ataque de patriotismo e invitó a bailar cueca a Cecilia. Tras eso, la rápida despedida del escenario, lo salvó de que el monstruo lo devorara, pero le dejó libre el pasillo del fracaso.
La otra mitad
En la segunda jornada les tocó el turno a las otras cinco canciones de la competencia internacional. España abrió los fuegos con "Puerto de Luna", cantada adecuadamente por la buenamoza Mónica Mey, quien bailó y entibió algo el ambiente. Puede estar dentro de las clasificadas.
Luego pasó sin trascendencia la canción que representa a Estados Unidos, interpretada por Jonathan Fuzezzy y titulada "Tú Puedes Cambiar el Mundo".
Entre pifias ingresó al escenario el argentino Rally Barrionuevo, quien defiende una canción compuesta por Víctor Heredia, llamada "Ayer te Ví". El intérprete, a pesar de su nacionalidad, logró "dar vuelta a la Quinta" y salir entre los mejores aplausos de la noche. De voz grande, carisma y buen manejo escénico se vislumbra como una de las figuras de este certamen musical.
Luego siguió Cuba con una canción sabrosa, "Toy Enamorao", pero de débil interpretación por parte Joel David Rodríguez, y cerró la competencia internacional la artista que puso la voz para la popular canción de "Betty, La Fea", Yolanda Rayo. Ella defiende a Colombia con la canción "Nuevo Día" y logró una muy buena recepción por parte del público.
Pifias para la Generación 2000
Se suponía que debían ser del agrado del público juvenil de la Quinta, que los temas escogidos eran "archiprobados" y que la belleza y simpatía de sus integrantes haría que Generación 2000 tuviera éxito; pero de eso, nada. Lo que sí se pudo comprobar es que resultó ser un grupo de baile bastante desequilibrado en su composición. Entre sus integrantes había unas niñitas mucho mejor producidas que otras, las que incluso agregaban a su anatomía unos rollitos bastante lejanos al cuerpo de lo que se supone es una bailarina, además estaban pobremente vestidas. Parecían como de parche o relleno, al igual que la presencia de Generación 2000 en el escenario de la Quinta Vergara. Ocho minutos y adiós.
Por fin para Chile
Recién a las 2.10 de la madrugada, los animadores comenzaron la presentación del grupo de rock latino más importante del momento. Ganadores del Grammy en la categoría de "Mejor Album de Rock Alternativo en Español", pisaron el escenario de la Quinta Vergara con un poco más de 24 horas de haberse conocido la noticia de su premio.
Una entrada sencilla, con un saludo a su esposa, Estela Mora, que se ubicó tras los asientos del jurado folclórico, Beto Cuevas tomó el micrófono con sus dos manos y la fiesta empezó con "Aquí". Este lujo grande para el Festival de Viña del Mar comenzaba a materializarse. La pregunta era a qué hora comenzarían a recibir las gaviotas...
Los problemas de sonido, que se sucedieron durante toda la jornada, no dejaron de afectar el trabajo de La Ley, que gracias a la oportuna intervención de su ingeniero de sonido lograron sacar el mejor sonido para deleite de todas las personas que aguardaron pacientemente la actuación del grupo, ahora convertido en "orgullo nacional".
"Estamos felices de estar acá y muy contentos de que a pesar de la hora estén despiertos para nosotros", dijo el Beto antes de continuar el espectáculo que fue un recorrido por sus mejores éxitos y una muestra de sus grandes dotes como artistas y músicos consumados. Y eso la gente era capaz de verlo hasta la hora que fuera, por eso Cecilia y Antonio, junto con entregarles la Gaviota de plata, se apresuraron en darles la Gaviota de oro, junto con cerrar la trasmisión televisiva pasadas las 2.45 de la madrugada. Pero la Ley y el público de la Quinta querían más fiesta y el recital se prolongó hasta pasadas la 3.15.