SANTIAGO.- El diputado de Renovación Nacional Mario Bertolino afirmó que ''no será con más burocracia que se arreglarán los problemas de los sectores más pobres del país'', señalando que ''la idea del Presidente Lagos de anunciar el próximo 21 de mayo la creación del Ministerio de Asuntos Sociales son varios pasos atrás en las políticas de modernización y eficiencia en las funciones del Estado''.
''No tiene sentido -dijo- crear nuevos órganos fiscales, cuando ya los actuales son demasiados y además significaría otra carga para el presupuesto del país, la que lógicamente tendría que ser financiada por los contribuyentes''.
Asimismo, se preguntó ''para qué sirven Mideplan, los ministerios de Economía y del Trabajo y una decena de otras entidades públicas que ya existen, tanto para enfrentar la pobreza como la capacitación y la carencia de fuentes laborales''.
Indicó que ''la pretendida Secretaría de Asuntos Sociales tiene perfume a agencia de empleos y pitutos para algunos sectores de la Concertación. No es extraño si se tiene en consideración que en los últimos tres gobiernos se han contratado 17 mil asesores, planificadores y orientadores al margen del Estatuto Administrativo. La mayoría de ellos hoy gana sueldos muy superiores a los que reciben los funcionarios públicos que llevan años desarrollando su carrera funcionaria''.
''Un ejemplo, la fronda burocrática que tiene Mideplan para contar a los pobres y diseñar acciones en su beneficio se lleva el 50 por ciento de los fondos destinados con tal finalidad. En pocas palabras por cada 100 pesos que el Estado destina para enfrentar y superar la pobreza, 50 pesos quedan en manos de los asesores y planificadores. Ahora se pretende elevar esta virtual rapiña de platas fiscales a categoría de Ministerio, con sus correspondientes Subsecretaría, direcciones y reparticiones'', recalcó.
''Decepciona el doble discurso del Presidente Lagos. Por un lado promete modernizar y agilizar la función pública, dando señales de ello al fusionar ministerios cuando asume la presidencia y por el otro intenta seguir aumentando el peso y tamaño del aparato estatal. Esta dualidad es la que está frenando el desarrollo del país. El Primer Mandatario sigue sin definirse si es un político propio de un mundo abierto, competitivo y libertario o un socialista de viejo cuño, lleno de fantasmas y atrapado en sus dogmas estatistas''.