EMOLTV

Te amaré

22 de Julio de 2005 | 17:51 | Amanda Kiran
Siempre uno tiene pasiones. Pasiones diferentes. A muchas de estas pasiones, uno le llama deportes.

Amar es un deporte, también lo son correr y salir. Yo tengo otro deporte favorito: cantar.

Mal o bien, me gusta cantar.

Recuerdo que mi sueño de niña era ser dueña de un bar para poder cantar en él. Me imagino que no era necesario ser dueña de un bar para poder cantar en su escenario, pero al parecer la propia confianza en mi estilo y calidad no eran de lo mejor, entonces no veía otra alternativa que ser la dueña, para poder cantar dentro de él.

Nunca he sido dueña de un bar y alguna vez pagué por cantar en un escenario. Así que mi deporte se ha limitado más que nada a la ducha y en soledad.

Pero esta semana recordé una experiencia que tuve hace justo un año atrás. Exactamente 365 días atrás. Aquella vez fui la protagonista por escasos momentos de una canción.

¿Cómo lo recordé? Este lunes fui a un matrimonio. A las 20 horas fui a una iglesia preciosa. Una pareja con ya quince años de vida en pareja encima, decidió hacerlo y casarse ante Dios. Después de 15 años tomaron esta decisión que antes jamás se les había ocurrido. Para mí, demostración de algo fuerte. Algo les pasó que no ocurrió 15 años antes. Hermoso.

Generalmente después de 15 años lo que se hace es visitar los juzgados, y no las iglesias. Así que estar presente en ese momento fue para todos especial. Dentro de la iglesia, las cosas estaban bien. Los novios, los invitados, que para un día lunes no eran pocos. El calor, mi compañía... todo bien. El coro, perfecto. Una voz preciosa. Una voz de mujer cálida, fuerte y angelical. (En una iglesia, eso sí, todo suena angelical).

En un momento de la ceremonia esta voz sin rostro comenzó a cantar "Te amaré". Silvio, siempre presente y principal invitado con su trova al amor. Justo un año antes yo estuve cantando, dentro de una iglesia en el sur. Otro matrimonio, esta misma canción, un día domingo acompañada de una guitarra y mis ganas de regalar la voz y mis mejores intenciones a los novios. La verdad, no sonamos igual. Seguro que no.

Esta voz se dedica al canto. Yo sólo me dedico a soñar. Pero si lo pienso bien, las dos cumplimos la misma función: llenar el espacio en silencio con una hermosa canción. Fuimos lo mismo, pero con 365 días de diferencia.

Me vi reflejada en este momento único. Me miré al espejo y gocé con ello. Me sentí bien y orgullosa. Mi sueño de cantar se hizo realidad, sin darme cuenta.

Ahora, día a día, cuando me acuerdo que por tres minutos canté frente a un público. Público que me escuchó atentamente. Público que se encontraba en un espacio cerrado, en conjunto y reunidos por dos personas, que en un instante se prometen amor eterno. Amor eterno. Mucho mejor que cantar en un bar. Considerablemente mejor.

-Te amaré, hasta el fin de los tiempos.
-Te amaré y después, te amaré.


Amanda Kiran
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?