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MADRID.- España despertó hoy con el conocido sabor amargo de una temprana eliminación mundialista. La euforia de los días anteriores fue rápidamente reemplazada por la resignación, y todo el país dejó atrás la ilusión de quebrar la barrera histórica de los cuartos de final. Fue como si el baldazo de agua fría propinado por Francia no hubiera hecho más que poner las cosas en su lugar.
"Como siempre (pero un poco antes)", tituló
El Mundo Deportivo, que cargó especialmente contra Raúl por considerar que el capitán español "recuperó la titularidad sin merecerlo".
"Fue bonito mientras duró", dice el periórico deportivo
As, que se consuela con que al menos se verá "a Zidane en un partido más".
El catalán
Sport es más impiadoso en su evaluación. "Decepción total", es la sentencia del rotativo, que certifica "otro mazazo en un Mundial". El
Marca intenta no perder la compostura y mira hacia el futuro. "No llores. Tenemos equipo y volveremos", titula el diario madrileño invitando al optimismo.
Al final la fiesta se terminó antes de comenzar. Y todo estaba preparado para celebrarla: por primera vez en Madrid se había habilitado la histórica Puerta del Sol para ver un partido y celebrar el pase a cuartos. No pudo ser, y la imagen más duradera será probablemente la de un enternecedor niño de 10 años llamado Javier que sufría desconsolado por la eliminación de la "roja".
Las cadenas de televisión eligieron sus mofletes pintados con la bandera española que iba diluyéndose a fuerza de lágrimas para resumir la sensación general. "Yo quería que gane España", clamaba el niño ante los vanos intentos de su hermanos mayor por consolarlo.
El luto no deja todavía tiempo a la inevitable carnicería en busca de culpables. Por el momento los dedos apuntan a supuestas carencias del combinado español, algunas propias y otras parte del eterno lastre que parece acompañar a España en los grandes torneos futbolísticos.
De los elogios a la crítica
La juventud, que tantos buenos augurios había despertado, especialmente ante la veteranía de los franceses, es ahora criticada como una "falta de madurez" que, con un poco de suerte, podrá ser superada para la Eurocopa de 2008.
También la euforia que había contagiado a los españoles, jugadores incluidos, después de la buena impresión causada en la primera fase del Mundial, y vivamente alimentada desde la prensa, terminó siendo una desventaja según el análisis post mortem.
"Qué tontos fuimos al pensar que esta vez las cosas serían diferentes", dijo la cadena
Tele 5.
Las rectificaciones forzadas por la realidad llegaron de todos los frentes. El diario
Marca, que había anunciado "Jubilaremos a Zidane" antes del partido Hannover, admitió que Zizou, autor del gol que selló el acta de defunción española "jubiló del Mundial" a España.
Y el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, que había anunciado la llegada de España a su primera final mundialista, e incluso se atrevió a anticipar una victoria por 2-0 ante "les blues", debió marcar a los españoles el camino para continuar con la vida después de tanta ilusión acumulada.
"Esta es una verdadera decepción para todos los españoles", admitió. "Pero debemos aceptarla con valentía y dignidad, y no perder la fe en nuestro equipo", agregó.