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El Bafona convierte la Quinta en un hervidero

Antorchas y Gaviotas de Plata y Oro se llevó el conjunto folclórico que logró lo que pocos en el Festival de Viña del Mar.

26 de Febrero de 2006 | 00:01 | Felipe Gálvez Tabach, enviado especial a Viña del Mar


VIÑA DEL MAR.- Si hay algo que difícilmente podía esperarse en este Festival era que el Ballet Nacional Bafona convirtiera a la Quinta Vergara en un hervidero.

En una presentación excelente, con cuatro bailes típicos de las distintas zonas de nuestro país (Chiloé, Isla de Pascua, el Norte Grande y la zona centro), los bailarines crearon un ambiente que hasta ahora no se había vivido en este certamen.

Por sexta vez en su carrera, el Bafona se llevó una Antorcha de Plata, coreada a todo pulmón por las 15 mil personas que llegaron a ver la cuarta jornada.

Pero querían más. Y no cesaron en sus gritos y coros hasta que les fue entregada la Antorcha de Oro y la Gaviota de Plata, lo que sin duda emocionó a todos los presentes esta noche en la Quinta.

El director del conjunto, Sergio Soto, apenas podía sacar el habla. "Estamos emocionados, sinceramente no lo esperábamos", dijo, mientras Sergio Lagos animaba a todos con un "tiqui tiqui ti".

Los animadores ya habían presentado incluso la competencia folclórica y los representantes de Colombia estaban ya sobre el escenario. Debieron esperar.

Los músicos y bailarines del Bafona fueron llamados a escena nuevamente para recibir sus premios.

"Olé, olé, olé, olé, Chile, Chile". "Chi, chi chi, Le, le, le, Viva Chile". El sentimiento chileno afloró como pocas veces en este escenario.

La Quinta no se detenía. Y los más perjudicados eran los colombianos que veían sorprendidos la reacción molesta del público que con pifias no dejaban que actuaran, exigiendo la Gaviota de Oro.

Y no llegó la de Oro, pero sí una segunda Gaviota de Plata, en un hecho inédito y que llenó a todos de una emoción profunda.

La fue aún más cuando, ahora sí, se presentó el tema colombiano, que fue aceptado con un aplauso cerrado, e incluso seguido con las palmas durante su interpretación.

Una señal de que no había nada contra los colombianos, sino que el monstruo quería premiar como se merecían a los chilenos. Un gesto de respeto y que hizo merecedor al público de hoy de los mismos premios que ellos exigen para los artistas. Inolvidable.
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