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Festival de Viña 2006, 10 momentos para recordar

La explosión de Daddy Yankke, el rock de Franz Ferdinand, las gaviotas del Bafona y el pésimo cierre que tuvo el certamen, en este recuento festivalero.

01 de Marzo de 2006 | 14:54 | Felipe Gálvez Tabach, El Mercurio en Internet
VIÑA DEL MAR.- Se acabó el Festival de Viña del Mar, versión 2006, y, como siempre, nunca está de mal recordar lo mejor y lo peor de la cita veraniega. Acá, 10 momentos que vale la pena repasar.

1. Daddy Yankee

Por lejos, el show más explosivo y atractivo visualmente de los que se presentó en la Quinta Vergara. Fue, también, el único que mantuvo a todos en sus asientos hasta pasadas las dos de la mañana. A diferencia de las otras cinco jornadas, la del domingo nadie se había movido del recinto viñamarino hasta que no hubo aparecido en escena el puertorriqueño del reggaeton.

Y lo hizo de una manera única. Descendiendo de las alturas, en un trono de rey. Daddy Yankee debe su éxito, hay que decirlo, al fervor de un público fiel en extremo, que sabe todas las canciones, que se rinde ante el estilo y el verbo de su ídolo.

Aunque ya a estas alturas resulta casi un cliché decirlo, la verdad es que la Quinta explotó con el exceso de gasolina. Todos fuimos fan.

2. Coco Legrand

Llegó a Viña dando explicaciones por estar de vuelta pese a que en su última presentación, en 2000, había anunciado el fin de su carrera. "La gente me hizo sentir que todavía hay mucho humor que puedo entregar". No era necesario. Coco Legrand encontró este año el respaldo a esa decisión de seguir adelante. Su actuación fue rutilante.

Sólo puntos altos. Incluso cuando algunos parecieron mostrarse disgustados con el humorista (se escucharon algunas pifias), Legrand sacó lo mejor de su ironía para sacar más carcajadas. Lo más divertido era que, al final, nos reímos de nosotros mismos.

3. Sin culpa

Esto no fue ninguna sorpresa. Como en los últimos años, Canal 13 no asumió ninguna de las críticas que se le realizaron por la organización del Festival. No hubo mea culpa. Tampoco se trata de decir que todo estuvo mal, pero de que se registraron problemas, se registraron. Especialmente de audio. Recién con Kansas todo pareció mejorar, pero incluso con Franz Ferdinand la ecualización no era buena. Algunos micrófonos quedaban abiertos y en la rutina de Ruperto hubo palabras de Sergio Lagos que no se oyeron.

Pues bien, en la tradicional conferencia de prensa del director del certamen, Ricardo De la Fuente, no aceptó la crítica. "¿De qué parlantes me hablas? ¿Los de atrás o los de adelante?", preguntó el director ante las consultas por los problemas de audio. Así, la verdad, no se puede.

4. Kansas

Bastantes dudas había antes de las presentación de los norteamericanos. No podía ser de otra manera si su aparición por Viña se debía más bien a la caída de Journey. Se pensaba, incluso, que sería la jornada con menos gente en la Quinta, por la devolución de las entradas.

Sin embargo, fue uno de los grupos que mejor sonó en el escenario viñamarino. Fue el primer día, también, en que el audio estaba perfecto. La mezcla de guitarras y violines hizo vibrar a muchos y llamó la atención que desde la galería a la platea, muchos treinteañeros y más corearon varias de las canciones. Kansas cumplió a cabalidad, pese a su elección de última hora.

5. La reina

Fue un poco una sorpresa y a la vez un agrado. Cuando parecía que los pechos de silicona de la armada argentina se perpetuarían en el reinado festivalero, apareció la naturalidad de Tonka Tomicic. Una aplastante victoria que no sólo devolvió el cetro a una chilena, sino que además demostró que los periodistas que cubren el festival se aburrieron de tanto derroche de plástico.

Pese a lo anterior, vale la pena decir un par de cosas. Tras el tradicional piquero, quedó claro que una reina debe tener un poco más que simple naturalidad. A Tonka le faltó un poco más de gracia. Incluso no pocos pedían que sólo fuera un 90% natural. Nunca quedan todos conformes.

6. Franz Ferdinand

En un certamen criticado por el bajo nivel de su parrilla programática, el show de Franz Ferdinand lució como sacado de otro festival. La presentación fue de altísimo nivel, y el talento de los escoceses quedó plasmado en un sonido potente, pese al pésimo audio en la Quinta. El rock que se tomó la Quinta ya está en la historia como uno de aquellos show que serán recordado como uno de los mejores que se ha visto en la historia del certamen.

Ya lo fueron Faith No More y The Police. Ahora Franz Ferdinand se inscribió como lo mejor de Viña 2006. Agradecidos debemos estar de haber contado con esta suerte de regalo caído del cielo, porque si no fuera por ser parte de la gira que realizan con U2, jamás se habrían acercado a Viña del Mar.

7. El monstruo

El año pasado no fue al Festival, pero este año volvió a aparecer. Y rugió. No cuando se comunicó con Ruperto. No, el monstruo se hizo sentir antes, cuando los noruegos de A-Ha validaron su presentación en Viña. Ése fue el día de furia. Y se contaron tres víctimas. Primero Los Tigres del Norte, que aparecieron en escena antes de lo que se suponía. Acá también hubo mano de Canal 13, pese a que después no lo quisieran reconocer, porque por proteger a Javier Estrada, atrasaron su show.

A los mexicanos se los llamó a actuar en medio de un ensordecedor silbido de un público que se dividía en dos: los que querían que siguiera A-Ha y los que querían que tocaran pronto los Chancho en Piedra. Ambos se aliaron y los mexicanos cayeron. Con un repertorio mal elegido, no pudieron siquiera permanecer por media hora sobre la Quinta.

Luego le tocó a Julio Sabala. Y la responsabilidad fue entera del comediante, que no fue ágil y demoró en exceso sus cambios de personajes. Incluso hizo ver mal a los animadores, que evidenciaron una dificultad para improvisar.

Finalmente, y pese a los infructuosos intentos de Canal 13, fracasó también Javier Estrada. El español no duró más de dos canciones. El monstruo era, a esa hora, un chanchito hambriento.

8. Bafona

Fue la gran sorpresa del Festival. Aunque este año no hubo noche chilena, el público se encargó de hacer del sábado la jornada del patriotismo. Y el éxtasis llegó con el Bafona. Una presentación que reunió lo mejor de los bailes chilenos y que emocionó a toda la Quinta. A tal punto llegó la euforia del monstruo que debió suspenderse a competencia folclórica y con los colombianos sobre el escenario se llamó de vuelta al conjunto para darle las antorchas y gaviotas.

Pasará a la historia este festival como aquel en que hubo dos Gaviotas de Plata para un grupo de bailarines que merecía una de oro.

9. Ruperto

Cuesta entender lo que genera este borrachito simpático. Sin contar un solo chiste, hizo reír a toda la Quinta y a los miles de personas que lo miraron por televisión. El hombre de circo tras el personaje de Ruperto, recibió, a la postre, un premio a lo que ha sido su carrera y lo bien que sabe interpretar al clásico curado chileno.

Ruperto no mostró ni dijo nada nuevo, pero de todas formas resulta agradable verlo tropezar consigo mismo y decir “ascucha” o frases inentendibles. Apelando a la emoción, finalmente, sacó más de una lágrima a quienes lo siguen, porque tras esa cara sucia y esa nariz roja, hay un hombre sacrificado que no hace más que entretener con un humor sano.

10. Final

Seis años de transmisión cumplió Canal 13 con el Festival de Viña. Y como ahora debe definirse si pasará a otras manos, la organización decidió darle un final emotivo. Se hablaba durante la semana del cierre, que recordaría lo mejor desde 2000 a la fecha, entonces las expectativa eran altas.

Y no fue nada de eso. Un baile coreográfico que podría haberse presentado cualquiera de las noches anteriores y que como máximo presentaba imágenes de algunos artistas que se presentaron, además de permitir a Myriam Hernández y Sergio Lagos cantar un par de estrofas.

Pero se pecó en el corte que le dieron al show de la Gran Sonora de Chile, que hasta minutos antes animaba un final bailable, como le gusta a la Quinta. El cierre que le dio Canal 13, no fue más que un punto bajo que pone más dudas acerca de si lograrán seguir con a concesión. Todo parece indicar que la despedida fue en serio.
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