El puertorriqueño volvió a desatar la histeria en la Quinta Vergara, de la que salió con dos antorchas, una gaviota y decenas de peluches.
Cristián Carvallo, El MercurioVIÑA DEL MAR.- Chayanne ya lo había anunciado. "Sólo voy a tratar de llenar las expectativas de la gente, que canten y bailen las canciones que conocen", aseguró tras su llegada a Viña del Mar. Y esta noche, al comenzar su actuación, reforzó la idea en otra frase: "Voy a hacer todo lo que ustedes quieran", dijo para el griterío femenino.
Dos expresiones evidentemente contradictorias: La primera refiere a un recorrido concreto; la segunda, en tanto, deja el final abierto. Pero hasta eso con Chayanne no vale. Porque tratándose del puertorriqueño ese "lo que ustedes quieran" significa exactamente "lo que he hecho siempre".
En su quinta ocasión en Viña, el cantante ofreció un show que dista poco y nada de los cuatro que lo antecedieron (bueno, tal vez podemos dejar fuera el primero, en 1988, cuando trepó por las torres de iluminación con un cuerpo bastante menos corpulento que el actual).
Un espectáculo de canto y baile (Marco Antonio Solís: éstos sí que son bailarines), que alterna por igual a la más esencial balada pop con agitadas canciones de inspiración latina. Dos fórmulas que se han repetido con insignificantes variaciones, disco tras disco, que en definitiva han servido para sumar nuevas piezas al repertorio, reubicarse en ránkings y salir de gira otra vez.
Pero nada de eso debe ser demasiado importante para sus fans, que esta noche, como siempre, repletaron la Quinta Vergara y corearon hasta las comas de cada canción. Mujeres que enloquecen con los movimientos que el puertorriqueño todavía da, y con frases hechas para los chillidos.
Todo con el telón de fondo que entregan (adivine) "Provócame", "Atado a tu amor", "Salomé", "Yo te amo", "Lo dejaría todo" y esa innumerable cantidad de temas que Chayanne lleva 20 años ubicando en las radios. Canciones que esta vez sonaron con una potencia mayor a anteriores ocasiones, gracias al apoyo de una prolija banda en vivo en que las percusiones adquieren un rol preponderante.
Por supuesto, el cantante se llevó antorchas y gaviotas, que se suman a la galería de trofeos viñamarinos que fácilmente podría levantar. Una galería que no tiene para cuándo dejar de crecer, porque Chayanne goza de un romance sólido con sus fanáticas locales, tal como el que su número tiene con el Festival.