WASHINGTON.- Varios senadores estadounidenses pidieron hoy la investigación a fondo de los presuntos vínculos financieros entre el Gobierno saudí y los terroristas involucrados en los atentados del 11-S, una pesquisa que podría poner en peligro la ya delicada relación bilateral entre ambos países.
La Casa Blanca confirmó el sábado informes de prensa filtrados el día anterior de que la Oficina Federal de Investigación (FBI) indaga sobre el envío de dinero a una pareja de estudiantes saudíes en San Diego (California) que a su vez ayudaron a dos de los 19 terroristas involucrados en los atentados del 11 de septiembre de 2001.
El senador demócrata de Florida y actual presidente del Comité de Inteligencia del Senado, Bob Graham, dijo que si se comprueba que existe ese vínculo financiero, aumentarían "sustancialmente los riesgos de la verdadera amenaza contra Estados Unidos".
Ese flujo de dinero podría "facilitar" la próxima ola de terrorismo contra EE.UU., advirtió Graham en un programa dominical de la cadena de televisión NBC.
Añadió que el Gobierno del presidente George W. Bush tiene la obligación de investigar si en suelo estadounidense existe una infraestructura que provee apoyo, financiación y logística para futuros terroristas.
El senador republicano de Alabama Richard Shelby dijo en ese mismo programa que EEUU debe llegar al fondo de este asunto para desmentir o comprobar la complicidad de las autoridades saudíes y si la familia real está involucrada en el asunto.
En ese mismo sentido se expresaron los senadores John McCain, republicano por Arizona, y Joseph Lieberman, demócrata por Connecticut, en las cadenas ABC y CBS, respectivamente.
Además de ser el principal suministrador de petróleo de EE.UU., Arabia Saudí es también un importante aliado en la lucha antiterrorista y ante una posible guerra en Irak, por lo que hasta ahora la respuesta de la Casa Blanca ha sido de cautela.
El Departamento de Justicia quiere saber si funcionarios de alto rango saudí canalizaron dinero, a sabiendas, a miembros de la red terrorista Al Qaida, a quienes EE.UU. acusa de haber perpetrado los atentados del 11 de septiembre.
En concreto, investigan la ayuda otorgada a Omar al Bayoumi y a Osama Basnan, quienes, a su vez, habrían ofrecido asistencia financiera a Khalid al Mihdar y Nawaf al Hazmi, cuando éstos se radicaron temporalmente en San Diego.
Al Mihdar y Al Hazmi estaban a bordo del avión de American Airlines que se estrelló contra el Pentágono, la misma mañana en que otros dos aparatos derribaron las Torres Gemelas de Nueva York.
Según la revista "Newsweek", Al Bayoumi ayudó a los dos presuntos terroristas con una suma mensual de cerca de 3.500 dólares, a través de una cuenta bancaria que pertenece a la princesa Haifa al Faisal, esposa del embajador saudí ante EE.UU., el príncipe Bandar bin Sultan.
Esa ayuda habría continuado a través de Basnan, un presunto simpatizante de Al Qaida, cuando Al Bayoumi salió de Estados Unidos en julio de 2001, dos meses antes de los atentados.
Un asesor del Gobierno saudí, Adel al Jubeir, aseguró hoy que su país no tendrá "misericordia en la lucha contra el terrorismo".
Al Jubeir dijo en el programa de la cadena ABC que, según investigadores saudíes, el dinero de la princesa Haifa estaba destinado a costear un tratamiento médico de la esposa de Al Bayoumi.
Aunque el Gobierno de Arabia Saudí ha negado cualquier complicidad con los 19 terroristas -quince de los cuales eran de origen saudí- esto no ha aplacado las críticas de los legisladores norteamericanos, quienes dicen que el Gobierno de EEUU ha mostrado inercia a la hora de investigar el asunto.