Apuntar... Dar en el blanco... Asestar con un arma arrojadiza o de fuego... El tiro pone a prueba nuestra vista, nuestro pulso y nuestra paciencia. Y no sólo eso... Además de una depurada técnica, disparar con distintos tipos de armas sobre blancos móviles o fijos prueba nuestro equilibrio interno, sobre todo bajo presión, cuando un disparo, un solo tiro, hace la diferencia entre la derrota o el éxtasis de la victoria, cuando está en juego la eternidad...
En el tiro con arco el blanco es fijo. Está como máximo a 70 metros. Los arqueros deben darse tiempo, cultivar la paciencia, atender a su respiración y a su pulso. Un pequeño movimiento de su arco es un gran cambio en la trayectoria de su flecha. Mantenerlo fijo es su tarea... Hacerse una con el blanco... Su religión.
¿Cómo lograrlo? ¿Cómo ser capaz de mantener el pulso a pesar del fragor de la competencia? ¿Cómo mantener el centro? ¿Cómo evitar que nos posea la ansiedad, el miedo a ganar o a perder?
Gran parte del entrenamiento en el tiro viene dado por mantener el centro, la concentración... Y existen técnicas. Quizás los ejercicios de concentración que usan la respiración son los más indicados.
Hay dos. Para disipar la tensión son útiles los ejercicios de hiperventilación. Una vez disipada parte de la tensión podemos concentrarnos en la respiración, con los ojos cerrados, ponemos nuestra atención en sentir el paso del aire por la boca y la nariz mientras respiramos. No importa si se respira por la nariz o por la boca o por ambos, o la frecuencia, o que nos distraigamos, lo esencial es poner la atención en la sensación del paso del aire... Y estos ejercicios no sirven sólo al arco, son herramientas terapéuticas para la vida misma.
El arco y la flecha son armas ancestrales. De caza y defensa. Su maestría es símbolo de supervivencia. Más allá de la guerra, en oriente también es un símbolo de la cultura Zen... Zen significa estar en el presente, en la impecabilidad, en la máxima precisión, en el centro... Reflejo de un estado interior. Pacífico e intenso... Como asestar con el arco... Una práctica, un entrenamiento solitario, silencioso, donde el hombre viaja por sus mundos interiores, en busca de ese centro que lo llama, como la vida...
Todo en juego
Un arquero debe entrenar también su cuerpo. Disparar cientos de flechas tensando un arco y sosteniendo esa tensión es una tarea intensa... Él debe fijar todo su cuerpo y su mente... Y para esto necesita fuerza y resistencia muscular... Para no decaer...
Una competencia con arco se define en varias vueltas. Una clasificatoria a 72 flechas selecciona los 64 mejores. Luego una fase de K.O. con duelos a 18 flechas. Desde los cuartos de final en adelante los duelos son a 12 flechas en series de a 3 alternadamente....Aquí está en juego todo. Una pequeña zozobra interna, una brisa, puede desviar el intento...Y los que ganan son los que se mantienen ahí, sin perder su centro... en el presente, en el Zen.