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“Yo quiero gozar la vida”

15 de Diciembre de 2009 | 16:53 | Ángela Tapia Fariña.
Fotos, Carla Pinilla.
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En mayo pasado, a Iván Arenas le practicaron una tercera angioplastía para frenar un inminente ataque al corazón.

Aprovechando los avances médicos, a este rancagüino se le evitó pasar por una operación y se optó por esta modalidad menos invasiva de salvar la vida, y que consiste en introducir, a través de la ingle, una malla metálica para dilatar las arterias coronarias que comienzan a hacerse estrechas. En esa ocasión, aseguró que dejaría de fumar.

“Pero he estado bien”, dice el hombre del gran bigote con una cajetilla que dice en grandes letras “Tú también puedes tener un INFARTO”. “Me hice unos exámenes hace como un mes y medio. Normalmente me estoy haciendo chequeos porque la cuchara no es chiste. De repente siento que me falta el aire y me empiezo a asustar, pero no es el corazón. Yo sufro de apnea en la noche, así que me voy a tener que operar el tabique”.

-¿No ibas a dejar de fumar?
“Dejé, tres meses”.

-¿Y qué pasó?
“Volví, poh. Es que la vida es ida y vuelta (ríe). Dejé de comer cordero, embutidos, mantequilla, ya no como mucha azúcar, nada casi, sal tampoco. O sea, voy dejando ene cuestiones. El cigarro me ha costado mucho, pero ayer descubrí los electrónicos y me pareció un excelente invento. Ya los encargué”.

-¿Haces algún deporte?
“Tenis. De vez en cuando juego no más, porque no tengo partner, porque como soy malo, es difícil encontrar uno igual para jugar”.

-Con tres angioplastías, ¿no tienes miedo?
“No, yo creo que el miedo ya pasó a la historia. Tal vez voy a ser muy sarcástico, pero sé que esto me hace mal y si me dicen que me puedo morir, bueno, me muero no más y qué. Yo quiero gozar la vida, no me quiero restringir. ¡A mí me gusta comer cordero! ¡Pucha, que me da rabia! Y todo lo rico, todo lo bueno, es prohibido. De repente me revelo, ¡a la mierda! ¡Ya, voy a comer helado!”.

-¿Y qué va a pasar con el Profesor?
“Va a quedar en la historia. Hemos sentido la pérdida de muchas otras personas, incluso más jóvenes que han muerto. Eso sí, yo no voy buscando la muerte, no me estoy comprando el ataúd. Si ya fui a comprar la cuestión electrónica y dejé tres meses de fumar. Fumaba Barclay, que son cinco veces más fuertes que esto (los Kent One). Puede que no sea un esfuerzo mayoritario, estoy de acuerdo; un médico me va a retar, un psicólogo también, el psiquiatra me va a mandar a no sé dónde y los amigos también. No busco que me encuentren la razón, porque sé que estoy diciendo una cosa que a la larga son puras justificaciones, resquicios. Digo, ‘mira, estoy fumando menos...’. ¡Mentira! Fumo menos cuando duermo harto”.

-¿Es cierto que tienes mil colecciones?
“Si, miles; llaves, candados, botellas de licor, bastones, dedales... Está toda mi casa decorada con eso, lo hago de cabro, desde los 14 que ya estaba juntando cajas de fósforos y hoy día tengo 65 mil”.

-Sandra, tu polola (de 34 años), ¿no te alega?
“No, hasta me ayudaba a ubicarlas y seleccionarlas. Es todo un trabajo. Esa colección no la voy a poder seguir teniendo, porque creció tanto que ya no tengo espacio ni sé dónde ponerla. Voy a tener que hacer una donación o venderla”.

-También dicen que cuentas todo numéricamente.
“Sí, tengo aritomanía, que viene de aritmética. Es un pasaje mental de entretención. Por ejemplo, si voy en un auto, es muy posible que mentalmente cuente postes, árboles y no me dé cuenta. Entro a un baño y cuento las baldosas; las cosas que colecciono las re cuento y las vuelvo a contar. Por algo sé que las cantidades de las cajas de fósforos. De campanas, tengo 85, planchas 189, las cajas de fósforos 65 mil y tantas. Las tantas todavía no las pongo”.

Antes de que lo llamen al celular para apurarlo a una reunión, Iván o el Profesor Rossa cuenta que no ha sido tan fácil mantener una relación con alguien 25 años menor, más que nada por las maneras diferentes que tienen para entretenerse, acordes con la edad de cada uno, y siendo él, además, tan hogareño. Pero los ocho años de relación que mantiene, denotan que han podido sobrellevar esos detalles. Los 34 de Sandra lo revitalizan, como dice.

Ya pronto a finalizar la entrevista, y luego de asegurar que él es más rápido que Google, buscando entre sus cientos de carpetas información de animales y otros asuntos de la naturaleza y la curiosidad humana, lanza el dato rosa del Profesor Rossa: “Yo me iría por el animal que considero más curioso. Debe haber más que desconozco, pero a mí siempre me llamó la atención el ornitorrinco. Es un animal australiano que tiene tantas características extrañas que rompe todos los esquemas. Tiene pico de pato, cola de castor, aleta de ave palmípeda para nadar y cuerpo de nutria. Es anfibio; es mamífero pero pone huevos; exuda leche, y por qué digo ‘exuda’, porque no tiene mamas y es mamífero”.

-¿Y cómo da la leche?
“La exuda por los pelos del abdomen, gotea y es porque no saca nada teniendo mamas si las crías tienen pico de pato. También tiene un conducto para orinar, defecar y tener la cría, que se llama cloaca. Y pone huevos redondos, de a dos y pegados, para que no rueden. Es toda una cosa que no ha evolucionado y se mantiene con las características de los animales prehistóricos. Nada con los ojos cerrados, pero cuando los cierra, muestra sus párpados blancos para que los depredadores crean que tiene los ojos abiertos”.

-¿Y cómo captura a su presa?
“Por electricidad. La tiene en el pico, en receptores eléctricos, pero sólo en el lado izquierdo. Rompe todos los esquemas”.

-¿Cuál es tu vicio privado?
“Las colecciones y el cigarro”.
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