“Necesito desmayarme apropósito, ¿cómo lo puedo hacer? Sin actuar ni partirme un palo por la cabeza (...) tampoco me importa si afecta a la salud o no”, es una frase común en algunos foros visitados por adolescentes.
La respuesta aparece en cientos de videos que circulan en la web que son grabados por jóvenes, mostrando lo que consideran un divertido momento al “desmayar” a algún compañero de clases o amigo en la casa, privando la correcta oxigenación del “jugador”.
Algunos de los adolescentes que han subido estas imágenes son claramente identificables como chilenos y tal vez desconocen que su práctica es conocida como “el juego de la asfixia” (“the choking game”, en inglés), también llamado “el juego de la muerte”.
Lo cierto es que la diversión puede recrear el momento del deceso a tal nivel que éste se transforma en realidad. Un claro ejemplo es la ciudad de argentina Rosario de la Frontera, que hoy vive entre el temor y el misterio que 8 suicidios de adolescentes en menos de un año, han dejado entre los pobladores.
”Rosario de la frontera, el llamado juego de la muerte: este finde hubo ___10___ intentos de suicidio de adolescentes.... estos chicos no saben q carajo hacer con su vida.. q mal :/” [sic], comenta Sonia Torres en el perfil de Facebook de la ciudad.
Aunque las indagaciones preliminares arrojan pistas dignas de una novela de terror, que incluyen a un ex profesor de baile, listas que circulan con futuros suicidios y hasta un programa de computador que simula ser un alma en pena -como señala el medio argentino “Tucumán Noticias”- el juego de la asfixia apareció como una primera teoría del caso, aunque aún falta que las investigaciones revelen lo que realmente ocurrió.
Hace menos de un mes, a miles de km. de la ciudad trasandina, en Oregon, un joven falleció practicando el juego de la asfixia, y apenas cuatro días después, cuatro jóvenes de Scottsville, Nueva York, que iban en un auto, terminaron en el hospital por haber comenzado a jugar entre todos, provocando el desmayo del conductor.
Este año, sólo en Estados Unidos han habido 22 casos -8 de ellos se salvaron de la muerte- y 25 en todo el mundo, según
G.A.S.P. (Games Adolescents Shouldn’t Play).
En su
lista, que data de 1934, Chile no aparece con víctimas atribuibles, aunque es difícil dar una cifra exacta, ya que muchas muertes de este tipo pueden ser registradas como suicidios.
Sarah Pacatte está segura que su hijo falleció por el juego de la asfixia. Tenía 13 años.
“Gabriel Harry Mordecai falleció el 5-6-05 como resultado de un juego que los niños hacen para desmayarse. Gabe se estranguló accidentalmente. Muchos adolescentes participan de esta 'búsqueda de aventura' y fallecen. Otra forma de este 'juego' es la asfixia autoerótica. Hay muchos que creen que el juego de la asfixia está a un paso de la práctica de la asfixia autoerótica (...) Aquéllos que han fallecido como resultado de esta 'actividad' tenían algo envuelto alrededor de su cuello que les causó su muerte. ¡Todos ellos!”, escribe en su
página Pacatte, quien ha dedicado espacio en si sitio para recordar a Jason Isaac Linkins (14 años)y a Nicholas Andres' Serna (16 años), entre otros adolescentes que fallecieron en las mismas condiciones que su hijo.
El pediatra broncopulmonar de la Clínica Alemana, doctor Héctor Aranibar, coincide en relacionar el juego de la asfixia con la del tipo autoerótico, señalando que el ahorcamiento para aumentar el placer sexual en la pareja, incluso ha dejado saldos de muertos.
En el caso del “choking game”, agrega que responde a una actividad aparentemente más nueva entre los adolescentes y que entre las razones que motivan su práctica está, simplemente, “ver quién es el más choro, quién aguanta más” e incluso la curiosidad.
“Hay gente que con esta estimulación puede quedar con una asistolia y hasta morir”, dice el doctor Marco Manríquez, neurólogo infantil del mismo establecimiento de salud.
Por su parte, Aranibar agrega que “aunque no mueran, el hecho de tener hipoxias (privación adecuada de oxígeno) de forma repetida, puede producir un daño cerebral. Incluso puede que queden en estado vegetativo persistente, con algún tipo de parálisis -como pasa cuando alguien tiene un accidente vascular encefálico- o que de a poco vayan perdiendo capacidad cognitiva”.
En G.A.S.P. enumeran una serie de señales que pueden advertir a los padres cuyos hijos están practicando frecuentemente el juego de la asfixia. Lo primero es fijarse de cualquier marca sospechosa que pueda aparecer en el cuello, y estar atentos a los cambios de personalidad del adolescente, jaquecas, preguntas que pueda hacer sobre los riesgos y sensaciones de estrangularse, e incluso preocuparse si hay cinturones o cuerdas cerca de él o ella, sin una razón lógica.
“Asegúrese de que (los jóvenes) entiendan por qué el juego de la asfixia es tan peligroso. Incluso si sobreviven, están matando permanentemente miles de células cerebrales, y otros niños pueden ser acusados y procesado por su implicación en una muerte o por lesiones”, aconsejan.