Además de la lógica preocupación que genera la gestación de una nueva vida, las mujeres también deben seguir ocupándose de sí mismas, sobre todo de sentirse y verse bellas. Vesna Dragicevic, dermatóloga de Clínica Alemana, sostiene que aunque la piel de las embarazadas no requiere mayor cuidado que la de las mujeres que no lo están, sí es necesario enfatizar en aspectos como su humectación, higiene y protección del sol, ya que las embarazadas tienen una mayor tendencia a la pigmentación.
Según la especialista, dos son los temas cutáneos que más inquietan a las futuras madres: las manchas o melasmas y las estrías. En relación a las primeras, Dragicevic explica que aunque no se sabe con exactitud qué las causa, sí se han asociado a factores hormonales -de hecho también pueden aparecen cuando hay uso de anticonceptivos- y es posible que cueste mucho tratarlas.
"Incluso a veces durante el embarazo hay algunos medicamentos locales que no se pueden usar", afirma la dermatóloga. Así, la mejor forma de prevenir su aparición es evitar el sol y usar un buen fotoprotector.
Sobre las estrías, Vesna Dragicevic sostiene que su aparición puede deberse a predisposiciones familiares, pero también es fundamental el aumento de peso que experimente la embarazada durante la "dulce espera".
De esta manera, para prevenirlas lo más importante es la humectación. "Usar bastante crema todos lo días sobre todo en la zona de las caderas, los muslos, las mamas, el abdomen", recomienda la especialista. Eso sí, recalca que no existe ninguna crema "mágica" que asegure que no aparezcan.
Una vez que afloran en la piel, las estrías no pueden eliminarse, aunque sí es posible atenuarlas. "Cuando todavía están rosadas, se puede usar cremas que las minimizan, pero no que las hacen desaparecer por completo", explica la dermatóloga.
Otro cambio que puede sufrir la piel de las embarazadas es exceso de grasitud o, por el contrario, resequedad. Ambos, en todo caso, tienen la misma causa: la revolución hormonal que tiene lugar durante esos nueve meses.
"La mujer embarazada a veces transpira más o tiene la piel más grasa, pero también puede ponerse más delicada o sensible", afirma Dragicevic. De ser así, lo más importante es utilizar cremas específicas para cada tipo de piel y ver qué sucede después del parto, cuando todo tiende a regresar a la normalidad.
En relación al pelo y las uñas, la especialista afirma que durante el embarazo no sufren mayores alteraciones. Incluso es posible que el primero se ponga "más bonito" que lo habitual e incluso crezca más rápido.
Sin embargo, tres o cuatro meses después del parto ocurre una caída fisiológica del cabello que puede asustar a muchas mujeres. Este fenómeno -aclara la dermatóloga- es normal y suele pasar en poco tiempo.
Las uñas, en tanto, pueden volverse más quebradizas y resecas, pero vuelven a su estado natural tras el nacimiento del bebé.
Actividad física, masajes y alimentación
El ejercicio es recomendable para todas las personas, incluso para las embarazadas, siempre y cuando no exista una contraindicación. Según el doctor Aldo Solari, ginecólogo de Clínica Las Condes, en el caso específico de las futuras madres, la actividad física regular y sistemática es beneficiosa no sólo desde el punto de vista cardiovascular, sino también porque ayuda a mantener un peso adecuado, a preparar la musculatura que va a intervenir en el proceso del parto y, además, disminuye la probabilidad de aparición de problemas metabólicos como la intolerancia a la glucosa o la diabetes gestacional.
Pero, ¿qué ejercicios son los mejores? "Aquellos de bajo impacto articular", responde Solari y explica que esto se debe a que durante el embarazo hay reblandecimiento de los cartílagos y relajación de los ligamentos. De esta manera, el médico aconseja elegir la gimnasia en agua, el pilates o el yoga, y evitar aquellos que tengan riesgo traumático, como la equitación o el esquí.
Y si el embarazo se desarrolla de manera normal, el ginecólogo sostiene que la actividad física puede mantenerse hasta el final "obviamente con control periódico del médico tratante, de manera que si existiera una contraindicación se suspendiera o se cambiara".
Respecto a terapias como el reiki o los masajes, el especialista asegura que también son beneficiosos durante los nueve meses de espera. "Como se produce un cierto grado de retención de líquido, que es fisiológico o normal, los masajes de drenaje linfático ayudan a disminuirla", sostiene Solari y advierte que los únicos tratamientos que no pueden realizarse las embarazadas son aquellos que incluyen electroestimulación en la zona abdominal, ya que pueden provocar contracciones uterinas.
El último factor importante para mantenerse bellas durante el embarazo es la alimentación. Según el especialista, la dieta de una embarazada no debería incluir más de 300 a 350 calorías diarias respecto a lo que la mujer consumía antes de quedarse esperando al bebé. Así, si el embarazo comienza con un peso normal, la futura madre debería subir unos nueve kilos; si presenta sobrepeso, el aumento debería ser menor a los siete kilos, y si está subnutrida, su peso debería incrementarse en más de 12 kilos, además de tener otros parámetros de control más estrictos.
En su dieta, las futuras madres tienen que privilegiar las carnes blancas, las ensaladas, los hidratos de carbono y los productos bajos en grasas. También es importante la hidratación. "Una mujer embarazada requiere más líquido y, por lo tanto, debe ingerir más. Y eso va a ser progresivo en la medida que aumenta la edad gestacional y nos adentremos en una época de más calor, cuando la pérdida de líquido es mayor", explica el ginecólogo.
En relación a la cantidad ideal, el médico afirma que es variable, pero de todas maneras más de dos litros y medio diarios considerando todo tipo de líquidos.