Escribir sobre su infertilidad y el largo y duro camino para ser madre fue como otro embarazo y parto. Para ello tuvo que revivir los momentos más dolorosos del proceso de esos 5 años.
La conocida periodista argentina Marisa Brel, además experimentó el largo proceso que vivió su madre para concebirla a ella. Su progenitora tuvo que esperar 14 años antes de que ella naciera para convertirse en hija única, todo en tiempos en que la ciencia no podía dar una mano a las mujeres que buscaban cumplir su sueño.
"Voy a ser madre, a pesar de todo” es un diario de vida destinado a acompañar a las mujeres que se introducen en el camino de la fertilización asistida y que además de extenuante, las enfrenta a ellas y sus parejas a frustraciones y fracasos.
Se demoró más de 7 años en escribir el libro -su hija Paloma hoy tiene 8- porque su foco estuvo en dedicarse ciento por ciento a ella y a buscar un nuevo embarazo que hasta el día de hoy no se concreta.
En el camino quedan un embarazo ectópico y seis intentos por medio de fertilización asistida antes de quedar embarazada finalmente.
-¿Un camino eterno y desgastador?
“Frustrante y de un dolor tan profundo. Es el mismo sentimiento como cuando se te muere alguien; imagínate que estás durante meses preparándote con medicación, con tres inyecciones diarias en la cola, panza, piernas, de hormonas que te cambian el humor y te ponen más sensibles. Cuando llega el negativo es un dolor desgarrador, es caer y tener que volver a levantarse. Pero nada frenaba mi deseo de ser madre”.
-¿Crees que ser madre es inherente a todas las mujeres?
“No, no, es más cultural y da mucha culpa a las mujeres que no tienen el deseo de ser madres porque se siente presionadas por su entorno. Para mi el deseo es muy personal y también el nivel de deseo. A lo mejor una mujer prioriza su realización personal, o profesional y otras pueden querer tener muchos hijos desde los 20 años”.
-¿Las mujeres que optan por no ser madre son muy juzgadas?
“Sí, vivimos en un mundo occidental lleno de prejuicios y muchas veces cedemos a hacer cosas que los demás nos piden antes de imponer nuestros propios deseos”.
-¿Cuánto condiciona la vida personal la búsqueda de un hijo?
“Tiene que ver con la fortaleza que tengas. Yo, durante 5 años tuve mi prioridad en buscar un hijo, pero a la vez seguí realizándome como esposa, como profesional, seguía trabajando en televisión y radio por más que dolor que tuviera; me mostraba profesional, con una sonrisa pese a los negativos. “Hoy, con el libro, mucha gente me dice ‘en qué momento te pasó todo esto, porque no te vi sufrir tanto, se te veía bien’”.
Marisa asegura que el tema de infertilidad es todavía un tema tabú en el mundo y las técnicas de hoy como donación de gametos o vientres de alquiler son objeto de mucha polémica. Aún así, considera que las mujeres tienen todos los derechos de buscar sus hijos por el modo que deseen.
“Todo vale cuando tienes el deseo de ser madre”, dice y agrega que el alquiler de vientre, si bien no es muy comprendido hoy, ella lo usaría como una forma de volver a ser madre.
-¿Es una carga no tener un hijo, cuando se trata de un deseo tan anhelado?
“Sí, si no logras el embarazo hay una parte tuya que se apaga, que se frustra. Y lo mismo sucede en otras áreas de la vida como cuando una desea tener una pareja o tener una profesión soñada que no se puede lograr.
“Para una mujer que no puede tener un hijo debe ser terrible. Yo tuve un final feliz, pero en los últimos años he hecho cuatro tratamientos más y no he logrado tener el segundo; o sea, esto continúa. No quisiera tener la experiencia de tener un solo hijo, pero bueno está la edad biológica y yo ya tengo 41 años”.
-¿Qué habría pasado contigo si no hubieses tenido a Paloma?
“Yo habría tenido sí o sí (dice convencida y se ríe). Yo consigo todo lo que me propongo, saben que espiritualmente soy muy fuerte y además la ciencia avanza cada día y todos los días te da una nueva esperanza de que tu problema de infertilidad se puede mejorar. Hoy, en el 90% de los casos se sanan, hombres y mujeres”.
-Escribiste el libro para que las mujeres pudieran sentirse acompañadas. ¿Es un proceso muy solitario, aislado, por ser tema tabú?
“Totalmente, por la falta de información que hay. La gente no entiende que en un tratamiento in vitro. El libro es para el entorno de la pareja, porque no los entienden, los miran como bichos raro, que lloran mucho; te recomiendan irte de vacaciones para desestresarte y el tema no es de estrés, es de infertilidad”.
-Este proceso es de a dos.
“Se puede hacer de uno, pero si estás en pareja debe ser de a dos. Si no lo es, la pareja automáticamente se rompe y muchas se disuelven por esto. La frustración es tan grande ante los negativo que tal vez el deseo de los dos se empiezan a descoordinarse, a separarse”.
-¿En qué momento se debe abandonar el proceso?
“Cuando tu cuerpo y espíritu te dice basta, hasta aquí llegué. Cuando sientes que hiciste todo lo humanamente posible y no das más. Ahí es el momento de aceptarlo y seguir adelante”.
-¿Hay un prejuicio sobre el uso de técnicas de fertilización asistida?
“Creo que sí. Ya van 4 millones de personas que han nacido gracias al doctor Edwards que en octubre recibió el Premio Nobel de Medicina por este método. Creo que es una ayuda de la medicina que la gente puede y debe tomar”.
-¿La adopción debiera ser un paso posterior a los intentos de fertilización asistida?
“No estoy de acuerdo; yo sería Angelina Jolie, tendría los míos y los de otros, treinta mil chicos.
“No puedo decir ‘bueno pruebo 15 veces y si no resulta, adopto’. No, yo adoptaría desde hoy, la adopción se puede dar en cualquier momento. Son temas separados, pero es muy personal”.
En el largo camino por visibilizar este tema, Marisa Brel se involucró en el proyecto de ley sobre fertilización asisitida en su país, consiguiendo que una ley se dictara para el estado de Buenos Aires. Hasta antes de eso, en Argentina las ayudas médicas cubrían las cirugías plásticas pero no los tratamientos de fertilización, pese a que la OMS considera la infertilidad una enfermedad.