Conocer a alguien implica sentir un mariposeo en el estómago, sonrojar al recibir un cumplido de parte de esa persona especial y, a veces, perder el apetito cuando ese individuo está cerca.
Si ambos logran superar esos momentos de coqueteo y hay una atracción fuerte, lo más probable es que quieran intentar algo más que una sencilla amistad.
"El amor tiene varias etapas. La primera se trata de un amor loco, más apasionado donde uno cree que encontró el amor de su vida y hay certeza. Lo que ocurre con el tiempo, y son los amores que perduran, es que hay una decisión (de estar con esa persona)", explica Constanza Michelson, psicoanalista de Pulso Psicología.
La otra cara de la moneda: los amores tóxicos
Sin embargo, no se puede obviar que hay relaciones que no siguen el curso de lo que el mundo conoce como una relación sana. Aquí es donde surgen los llamados amores tóxicos. La psicoanalista vincula este tipo de amor con la adicción y explica el por qué. Cuando una persona se vuelve adicta a un objeto –ya sea una droga legal o no- esa sustancia ocupa todo su espacio psíquico. Toda la vida gira en torno a eso y existe la certeza que lo único que puede calmar las angustias es esa droga.
Asimismo sucede en las relaciones donde una persona no logra "despejarse de la fijación del objeto" que en este caso es la otra persona. "El daño está a medida en que uno se intoxica con ese objeto. Cree que eso es todo lo que necesita, y ese todo se vuelve peligroso y se torna tóxico", agrega Michelson.
Guillermo Gabler, psiquiatra de la Clínica Alemana tiene una visión similar. "En este tipo de relaciones suele haber una dependencia hacia el otro, siguen una dinámica similar a la de las adicciones. Es un vínculo poco sano, ya que ninguno de los dos se siente cómodo en la relación, pero tampoco fuera de ella” y agrega que el problema es que si este tipo de relaciones no se trabajan “están condenadas al fracaso".
Ricardo Cariaga, director del centro de investigación Vivir en Pareja define una relación tóxica así: “Es aquella que ya no funciona”. A lo mejor hoy no es tóxica pero cuando comienzan a surgir problemas, estos pueden llevar a otros. “El nivel de toxicidad va a depender del nivel de los conflictos”, puntualiza Cariaga.
Entonces, ¿en qué momento se torna tóxica la relación? "Cuando los conflictos se transforman en una competencia de ganar y perder", dice Gambler. En otro ámbito, "hay quienes se enganchan de una persona que requiere afecto y cuidado. Un claro ejemplo, son las parejas de drogadictos, centrados permanentemente en la necesidad de ayudar al otro, perdiendo el resto de la relación".
El psiquiatra explica que en este tipo de relaciones, existe una exigencia por parte del "salvador" a cambiar aspectos de la otra persona, lo cual es nocivo para la relación. "No se puede entrar en una relación exigiendo que la otra persona cambie porque eso te deja en una posición de deuda con el otro y a la larga se transforma en una especie de transacción", añade.
En cuanto a las causas, Gabler puntualiza que cada relación es diferente y dinámica y que los individuos aman de distinta manera. Para poder descubrir las causas, hay que entender qué le pasa a la persona involucrada en este tipo de relación que tanto mal le hace. "Lo extraño es que muchos reconocen que existe un daño y aún así siguen con el vínculo".
Según Michelson, algunas personas siguen quedándose en este tipo de relaciones por narcisismo, para elevar el ego, porque todavía hay amor o sencillamente porque no saben cómo despegarse de esa persona. "A veces el maltrato tiene que ver con tratar de sacarse a ese otro encima y el otro puede seguir pegado".
La psicoanalista dice que "lo más importante es entender que la persona que está pegada no tiene nada que ver con el otro, sino que tiene que ver consigo mismo".
Cómo salirse de una relación tóxica
Según la psicoanalista Constanza Michelson, al igual que las adicciones, "un día se te pasa. No hay nada más tonto que quedarse pegado con algo", y añade: "Cuando se te pasa el embrujo de la adicción, te das cuenta de lo estúpido que era". Es como que se pierde tanto el sentido, que ese individuo se transforma en cualquier otra persona.
Por su parte, el psiquiatra Guillermo Gabler recomienda que lo ideal es que antes de empezar una relación la persona defina qué quiere de una pareja. "Es importante tener claro los objetivos y las bases sobre las cuales quiere consolidar el vínculo afectivo, sobre todo si se proyecta a futuro".
"Hay que contemplar afinidades, familia de ambos, temas valóricos -como la religión y la política-, aspectos que deberían estar claros, sobre todo si se piensa en el matrimonio".
Ante la duda, el psiquiatra sugiere consultar a un especialista en el tema, ya que la mayoría de los problemas de relación de pareja se pueden solucionar.