Proyectos en carpeta no le faltan: los planes maestros de los barrios Bellavista y Patronato, además de la intervención de La Vega, más otro sobre la ribera del río Mapocho.
A todos ellos les dedica energía, pero no se olvida de que la comuna de Recoleta tiene muchos otros problemas, como la pobreza y vulnerabilidad de parte de su población.
Divorciada hace años, con cuatro hijos mayores que ya no le demandan tiempo, Sol Letelier está a sus anchas en el cargo de alcaldesa de una de las comunas que tiene uno de los patrimonios más turísticos del casco antiguo de Santiago.
Su entrada a la política se remonta a la campaña presidencial de 1989 cuando participó del comando de Hernán Büchi. El gustito por la cosa política le quedó rondando, pero no tomó una decisión seria de militar hasta que fue asesinado Jaime Guzmán y ella optó por entrar a la UDI.
-¿Si no es por la muerte de Guzmán, no habrías militado en un partido?
“Creo que al final lo hubiera hecho, y en la UDI de todas maneras, pero en ese minuto me faltaba el empujón. Me gustaba RN y la UDI, estaba mirando, pero lo de Jaime me gatilló el tema y ahí mismo asumí al mes la presidencia distrital de Lo Barnechea”.
-¿El servicio público es mejor desde la militancia o de la independencia?
“De la militancia de todas maneras, porque el respaldo de un partido es muy importante. Ir como candidato independiente, lo más seguro es que te pierdas, por lo menos en este país, donde funcionan con fuerza los bloques políticos”.
-Sí, pero los que son caudillos en sus zonas se eligen.
“Sí, pero esos son uno de cada 100, 200, candidatos. Al final terminan todos en los partidos políticos; mira cuántos tenemos hoy en política”.
-Tu primer cargo de representación popular fue concejala en Lo Barnechea, ¿cómo fue esa experiencia?
“Fue una muy buena experiencia, fue entretenida, un acercamiento real a lo que es trabajar en gestión local, pero tenía la sensación de que el que hace las cosas es el alcalde. Los concejales acompañan, pero no deciden.
“Lo bueno de ser concejal es que lo puedes complementar con otra cosa, yo era empresaria y eso me sirvió mucho porque lo pude desarrollar. Combine la concejalía con la empresa, pero siempre pensando que me gustaba más ser alcalde. Entonces en el último período decidí retirarme e irme para la casa”.
-¿Por qué dar el salto a Recoleta, entonces?
“Porque la UDI me lo pide. Al principio fue que me fuera de concejala a otras comunas, pero yo tenía la convicción interna de que no quería seguir. Sentía que había cumplido la etapa, quería algo más, en el fondo, o me volcaba toda a la empresa privada a generar más impulso en ella, o me iba a un cargo mayor”.
-¿Cuando te ofrecieron Recoleta no te fue tan difícil aceptar?
“No, el día antes de que se cerraran las inscripciones me lo pidieron. Ni yo alcancé a votar por mí.
“No me costó nada, inmediatamente me zambullí, vendí mi empresa y aquí estoy hasta el día de hoy”.
-¿No te dio miedo, no te paralizó el desafío, la candidatura con la meta de tener que retener la alcaldía?
“Si tienes miedo no puedes estar en esta pega; este trabajo con miedo no funciona, uno tiene que siempre echarle para delante e ir avanzando. El miedo no está en el vocabulario”.
-¿Por qué, es desafiante?
“Es desafiante tomarte los temas, tienes que estar siempre encima, ir avanzando. Tienes que confrontar la cosas y uno se expone a situaciones que son bien desagradables como todo en la vida; lo que pasa es que aquí el trabajo es más público y uno de repente se expone a situaciones que son más complicadas y tiene que tener la fuerza interior de saber enfrentarla, de estar tranquila”.
-¿Hay que tener cuero de chancho para enfrentar un cargo donde el público demanda, evalúa y exige?
“Hay que tener templanza, fortaleza interior, tener muy claro las ideas y equilibrio. Es importante el cuero duro, se requieren características bien especiales”.
-¿Especiales para poder enfrentar la miseria y las angustias que te traen a la mesa?
“Sí. Los municipios tienen dos áreas: uno que es la administración de la municipalidad y del presupuestos que es un trabajo más bien empresarial, pero hay otra parte que es la más política, de contacto con la gente. Aquí es donde uno ve miseria, pobreza, pero también testimonios de superación y solidaridad. Este es un trabajo muy lindo y uno hace un poco de mamá, porque uno se topa con tragedias y debe estar apoyando. La gracia es que el alcalde esté cuando hay problemas”.
-¿Fue mucho el cambio de pasar de una comuna con mayores recursos a una con mucho menos?
“No, porque la comuna en la que estaba antes tenía más pobreza que ésta, Lo Barnechea tenía arcas más grandes pero mucha diferencia, diversa, en cambio ésta es pareja. Recoleta es una comuna muy entretenida”.
-Eras microempresaria con productos congelados. ¿Eso te sirvió para estar sentada ahora en el sillón alcaldicio?
“Fui empresaria muchos años, como 20, y todo sirve. Manejar una empresa implica ocupar todos los talentos”.
-¿Entonces, por qué cerrar la empresas?
“Porque definitivamente es incompatible. No podía estar en ambos lados, era mucho. Tenía 30 empleados y las cosas funcionan cuando una está todo el tiempo; me demoré 7 meses en venderlas y fue muy duro, porque tuve que estar con la cabeza dividida. Lo más sano era venderla, fue lo más sano y estoy muy contenta”.
-¿Concentrarte en la alcaldía implicó castigar otros aspectos de tu vida como tu familia?
“No, para nada. Trato de armar un equilibrio. Mis hijos ya no me necesitan tanto, soy yo la que los ando correteando.
“Uno aprende la lección, no puedes cargar el bulto mucho para un lado. Y las mujeres necesitan tener bien su cuento familiar para poder hacer bien su trabajo, eso es clave”.
Sol Letelier reconoce que en algún momento tuvo que correr, porque siempre fue mamá presente, pero asegura que hoy sus hijos están bien parados. “Todo valió la pena”, concluye.