La gente cambia, es verdad. Optar por una vida sin tantas toxinas es una opción que muchos están tomando. Mayor contacto con la naturaleza, comer sano, hacer ejercicios y dejar el cigarrillo son parte de estos nuevos hábitos.
No es fácil. Por eso al tomar la decisión de no fumar más, es necesario cambiar hasta la forma de comer, ya que el tabaco es un estimulante y al dejarlo, “genera una cierta ansiedad que es cubierta con la comida, especialmente con alimentos que tienen grasas y azucares, por lo que es muy habitual subir unos kilos ”, explica la nutricionista Daiana Sánchez.
Al dejar de fumar será importante la organización de las actividades diarias, planificando exhaustivamente lo que se come, bebe y hace para manejar los espacios vacíos que van a aparecer tras la ausencia del humo azulado.
“Es fundamental tener horarios regulares de comida y comer, entre tres a cuatro horas, unas cinco veces al día. Esto es lo básico para no tener hambre junto con agregar siempre alguna proteína, y entre las comidas, tomar dos litros de líquidos sin azúcar, jugos Light o aguas de hierbas, que son especiales para este tiempo más frío”, recomienda Camila Cienfuegos, nutricionista de Nutramed (www.nutramed.cl). Todo esto para que la sensación de saciedad se mantenga todo el día.
Los especialistas de DietaGourmet (www.dietagourmet.es) recomiendan incorporar alimentos que reestablezcan los niveles de vitamina A y C, que los componentes del cigarro destruyen.
“La vitamina A, entre otras cosas, favorece la protección de los pulmones, mientras que la vitamina C actúa de antioxidante, previniendo la aparición de sustancias cancerígenas. Alimentos como la zanahoria, el hígado, el brócoli o la espinaca son ricos en retinol, mientras que estos dos últimos, además de otros como el pimiento, y los cítricos en general, lo son en ácido ascórbico”.
El sabor de los alimentos
El énfasis en un plan nutricional para un adulto deberá estar en incluir más frutas, verduras, jugos, cereales, lácteos, proteínas y alimentos light o bajos en grasas y sodio, que ayudarían a empeorar el sabor del tabaco. En esa línea “anti sabor a tabaco” está la leche, el jugo de naranja, el apio, pepino, zapallo, berenjenas y porotitos verdes.
Un consejo naturópata es tomar en ayunas una cucharada pequeña de aceite de oliva extra virgen, pues sus propiedades depurativas debilitarían los efectos de la nicotina.
Otro, de los más conocidos trucos para calmar esta necesidad de tener algo entre las manos y la boca que no engorde, será llevar en la cartera o dejar en la oficina alimentos bajos en calorías, como por ejemplo, zanahorias, apios y manzanas, en vez de dulces o chocolates que aunque light igual son estimulantes.
En todo caso, la dieta que se siga deberá ser la más adecuada según el estado nutricional de la persona, porque es distinto tener un índice de masa corporal normal a uno con sobrepeso u obesidad.
Independiente a todo, se deberá realizar ejercicio físico que calmará ese delirante pensamiento de querer fumar un “pucho”.
“Lo más efectivo para generar sensación de bienestar y reducir el estrés será realiza ejercicio físico aeróbico, de 180 a 200 minutos semanales o una hora tres veces por semana, y complementarlo con algún otra actividad que trabaje directamente la ansiedad como el yoga y el Pilates, donde te enseñan técnicas de respiración para bajar esa agitación”, puntualiza Camila Cienfuegos.