Pedir una orientación a través de una sesión de tarot es práctico y hasta puede ser terapéutico, pero no salir a la calle sin antes sacar una carta o no tomar ninguna decisión sin consultar a la baraja mística es caer en una dependencia, un exceso.
El motor que conduce esta obsesión es la ansiedad por conocer y anticiparse a lo que sucederá. A veces no pasa un mes de la última tirada y la persona vuelve a consultar e insistir en un tema, ya sea amoroso, laboral o económico, todo se puede preguntar.
“Las personas están muy preocupadas por algo que les puede pasar o no. Entonces ven al futuro como si fuera un libro tallado sobre una piedra de mármol y que uno con poderes místicos y mágicos es capaz de acceder y ver lo qué está escrito”, comenta Claudia Silva, psicóloga, tarotista e instructora de kundalini yoga y meditación. (www.psicologiayogaymeditacion.blogspot.com)
Esta idea que el futuro es como un decreto inamovible que se puede predecir, alivia pero también puede causar terror y frustración. Un arma de doble filo. ¿Qué pasa si lo que adivinan no es conveniente? Se colapsa y no para el estrés emocional y mental hasta que pasa la fecha o la situación prevista. Eso cansa.
Sin embargo, la vida y el ser humano está siempre en permanente cambio (“cambia todo cambia”) y sobre todo existe la voluntad y libre albedrío para enfrentar y modificar el presente. “Son principios básicos de cada persona y todo el tiempo estamos tomando decisiones, estamos aprendiendo y somos completamente impredecibles, todo puede ser”, argumenta.
Los oráculos nacen en la cultura griega y se entienden como la respuesta dada por un “dios” a una pregunta personal ligada frecuentemente al futuro. “Es el devenir, lo que viene para ti, pero de forma integral. Lo que quiere un oráculo es la felicidad del ser humano en todas su áreas”, afirma la tarotista Sofía.
En tanto que Claudia Silva, define al tarot como un espejo de lo que te está pasando por dentro, y mediante de las cartas va a mostrar tendencias sobre la situación que se está consultando.
“Es una herramienta terapéutica donde puedes descubrir a través de arquetipos energéticos los patrones repetitivos de comportamiento que estás teniendo, con la idea de sanarlos y trabajarlos”, puntualiza Es decir, el lema es que para tener un mejor futuro hay que revisar el pasado, porque al ser más inconscientes sobre cómo se actúa se volverá a caer en los mismos errores.
Seguridad personal
Confianza, proyección, seguridad, paciencia e intuición son las herramientas que se dejan de lado cuando se le paga a un tercero para que adivine el futuro. El tarot es una de las posibilidades. También se encuentra el horóscopo, los caracoles, la quiromancia, el I-Ching, el péndulo y las runas, entre los más conocidos.
Cualquier que sea el oráculo su intención primera será “entregar información sobre ti para que aprendas, seas más íntegra y tomes las riendas de tu vida”, señala la psicóloga.
De esta forma, lo sano será encarar situaciones difíciles, “no sugestionarse y afrontar que cuando uno toma una decisión puede equivocarse. Hay que “hacerse cargo” y no echarle la culpa a las cartas”, dice Sofia.
Para no caer en obsesiones o adicciones lo recomendable será chequear qué grado de control en las decisiones se está teniendo cuando se consulta al oráculo y qué tan abierto se está a escuchar una opinión ajena sobre algo íntimo.
“Si no somos capaces de ver en forma objetiva lo que nos pasa, no busquemos la opinión de un tercero”, propone Cristián Cruz, tarotista con más de 10 años de experiencia. (www.tarotmandrake.blogspot.com)
Además, nunca olvidar que se busca un consejo y que si la persona que está en frente no da confianza mejor será pararse y llamar a las amigas.