Se demora, como muchos santiaguinos, una hora y cuarto en llegar a su oficina, pero aún así, trata, algún día en la semana, de escaparse al gimnasio por una cuestión de salud mental.
Y no es para menos. Desde hace casi cuatro años está al frente, como gerenta general, de Sodexo, una filial de la multinacional francesa que sólo en Chile tiene 18 mil trabajadores y que debido a la cantidad de clientes a los cuales presta servicios la mantienen con una agenda recargada, entre otros, por muchos viajes.
Ingeniera comercial de profesión, Janet Awad (45 años), casada, dos hijos de 20 y 18 años, fue distinguida hace muy pocas semanas con el premio Mejor Ejecutiva del Año 2011 que entrega Mujeres Empresarias y Revista Capital.
“Nunca pensé en hacer una carrera, nunca estuve planificando a dónde quería llegar, en cuánto tiempo. Las cosas se fueron dando con una mezcla de oportunidades, de haber estado en el momento preciso, y obviamente apoyada por los logros de los distintos cargos que iba desempeñando. Pero, sentarme y decir que ‘a los 45 años quiero estar aquí’, nunca, nunca. En términos laborales siempre he hecho las cosas tratando de hacer lo mejor sin esperar el cargo, el título o el salario asociado; he hecho las cosas que me gustan hacer y las cosas se me han ido dando”, dice al mirar su trayectoria.
Lo que sí ha hecho es tomar decisiones en el momento oportuno. La primera fue cambiarse de carrera al año de haber entrado a estudiar nutrición y dietética. El profesor del ramo de administración de la salud pública, al que ponía mucha atención, le hizo ver que sus intereses estaban por otro lado, así que congeló, dio la PAA de nuevo y se matriculó en ingeniería comercial en la Universidad de Chile, la misma donde había estudiado su padre.
Ya recibida ingresó como asistente de producto de la marca Van Heusen en la empresa textil de la familia Eblen. “Era un cargo como product manager, pero no era ni tan así el cargo porque estuve contando botones y alfileres en una bodega por harto rato”, dice entre risas.
De ahí, su primer salto. Se le abrió la posibilidad de ingresar a L´Oreal, en 1994, donde llegó a la división de cosmética y perfumes, algo que le parecía fascinante. Al poco tiempo asumió como directora de la marca Helena Rubinstein y sus responsabilidades crecieron, así como la jornada de trabajo, muchas veces en fines de semana.
En eso estaba cuando un head hunter le propuso la gerencia de marketing y comunicaciones de Sodexo, hace doce años. Por primera vez una oferta la tentó porque sentía que estaba al límite de su capacidad física y, considerando que el francés que había comenzado a estudiar tendría alta utilidad, aceptó, pese a que algunos le hicieron el comentario de que ‘cambiaba el glamour por la cocina’.
Al año ya estaba a cargo de la vicepresidencia de estrategia y comunicaciones para América del Sur y Central y en 2008, tras un sorpresivo llamado a París, pasó a ocupar la gerencia general de la filial en Chile.
-Dices que nunca planeaste tu carrera, ¿qué cualidades crees tener que te permitieron llegar a la gerencia general?
“Lo fundamental tiene que ver con mi postura frente a las cosas. Hay capacidades que tienen que ver con manejar ambientes complejos, entornos difíciles y situaciones de estrés que yo creo no hago mal. Trato de tener la cabeza fría para poder evaluar pros y contras para tomar las decisiones. Lo otro es que tengo una capacidad de planear importante, o sea, no sólo estar mirando en el corto plazo, sino que estar mirando un poco más lejos. Y además, evidentemente, la clave es poder trabajar en equipo; cuando se es capaz de lograr un equipo, que haya una buena sinergia, un buen ambiente, que la gente se sienta identificada y te vea meter las manos, eso indudablemente es un factor de éxito.
“También puedo decir que nunca he tenido miedo a decir no sé y creo que eso no siempre se ve. Hasta el día de hoy, sin importar quien tenga al frente, si no entiendo algo o no sé cómo se hace, preguntaré y pediré que me expliquen. Esto es fundamental porque uno no se puede sentir un súper hombre o mujer; uno nunca termina de aprender”.
-Hiciste tu carrera con niños pequeños, ¿viviste las trabas que enfrenta la mujer en el mundo laboral?
“Nunca lo sentí. No sé si hemos evolucionado mucho como para creer que las cosas están más simples para la mujer hoy día o no. En general, una madre siente una responsabilidad tremenda con sus hijos y se percibe constantemente en deuda con ellos cuando tiene varios roles que jugar, pero el tema es que nunca me martiricé, creo que siempre traté de estar cuando tenía que estar y habían cosas que eran intransables. Mis jefes siempre entendieron eso y he tenido la suerte de estar en empresas donde el valor de la persona en estos aspectos pasa por sobre los laborales.
“Nunca fue un problema. Sí había un cansancio porque quería tener la casa bien coordinada, con un correcto planchado, dándome el tiempo para llegar a explicarles todo con un diagrama. Antes no había internet así que cuando me quedaba trabajo pendiente, me iba a la casa, estudiaba y comía con ellos, los acostaba y a veces, volvía a la oficina. El costo personal es fuerte, incluso ahora que están grandes porque uno como madre está en la perspectiva de entregar siempre lo mejor en tiempo y calidad”.
“Creo que esto no es un sufrimiento, es lo que te tocó vivir”, reflexiona sobre la conciliación trabajo familia. “Uno siempre puede ver el vaso medio vacío y puede terminar cortándose la venas. Claro, hay sacrificios, pero es lo que nos toca jugar a cada uno y los roles que tenemos que asumir”.
-¿Crees que ayudó que hayas trabajado con multinacionales que tienen otra mentalidad?
“Creo que lo que me ayudó, en Sodexo, es que es una empresa que tiene una mirada donde la persona es muy importante, o sea, la persona es el centro del negocio no porque sea vendedor, sino porque sinceramente hay una mística donde cada uno tiene un rol importante que cumplir. Ser una multinacional hace que tengan una mirada más balanceada sobre los géneros en los equipos; es muy extraño ver que no se le dé un cargo a una mujer”.
-¿En todo este tiempo tuviste una jefa mujer? ¿Hace la diferencia?
“En L´Oreal sí tuve. Creo que las mujeres abordamos las cosas de manera distintas que los hombres, creo que ambas miradas deben ser complementarias, pero las mujeres administramos equipos de manera distinta, quizás, más apoyada en las habilidades blandas. Llegamos a las cosas de otra manera, somos menos impositivas, hay más democracia, lo que hace que a veces, algunos piensen que nos demoramos más en tomar las decisiones”.
-¿En tu caso, en qué se ha notado el liderazgo femenino dentro de la empresa?
“Diría que lo que más he intentado trabajar es el tema de tener una comunicación abierta con la gente. El sello que he tratado de imprimirle a esto es que la mirada sea ver el vaso siempre medio lleno, tener una mirada constructiva para poder trabajar mejor”.
-Llegaste arriba, ¿qué características debe tener un alto ejecutivo?
“Básico es ser un líder. Saber administrar se puede aprender en miles de libros, pero para ser un líder hay que tener habilidades blandas de manejo de las personas, tener capacidad de escucha, de dar feedback”.
-¿O sea, inteligencia emocional?
“Sí, eso juega un rol, no sé en qué proporción respecto de la parte dura de la inteligencia, pero evidentemente es un factor clave de éxito. Obviamente, hay que tener capacidad de adaptación a cambios, no se puede llegar a liderar un negocio siendo una persona rígida e inflexible, pues es necesario tener capacidad para adaptar el plan inicial y no frustrarse. Además, para ser un líder hay que ser capaz de mover a la gente, porque si uno lo logra eso se es capaz de mover cualquier cosa.
“Además, creo que mirar las cosas positivamente ayuda. Lo primero es creer que uno lo va a hacer y que es capaz de hacerlo. No es que peque de optimismo extremo, pero trato de pensar que las cosas sí se pueden hacer, aunque unas cosas son más difíciles que otras”.