Se calcula que en Chile existen un total de 300 mil trabajadoras de casa particular, la mayoría de ellas mujeres (sólo un 0,2 son hombres) y de las cuales casi 255 mil lo hacen puertas afuera.
En los últimos años ellas se han visto beneficiadas con una serie de derechos que antes no estaban protegidos por ley. Es así como adquirieron el fuero maternal, el ingreso mínimo y los feriados irrenunciables.
Hoy el panorama se ve promisorio de ratificarse en Chile el convenio 198 y la recomendación 201 que la Organización Internacional del Trabajo, con sede en Ginebra, acaba de aprobar y que establece el marco de derechos que deben proteger a estas trabajadoras.
Valeria Ambrosio, la representante en Chile de ONU Mujeres (la secretaría que encabeza Michelle Bachelet) asegura que este convenio es un gran paso para las mujeres, y que además revela que Chile ha dado pasos sustantivos, porque muchas de sus resoluciones ya son parte de nuestra legislación.
Dentro de las normas mínimas establecidas en el convenio 198 están la protección efectiva contra todas las formas de abuso, acoso y violencia; información comprensible sobre los términos y condiciones del empleo; aplicación de edad mínima; respeto a su privacidad a quienes trabajan puertas adentro; y el reglamento de la operación de las agencias de empleo privadas.
Valeria Ambrosio afirma que en Chile, la situación de las trabajadoras de casa particular está ajena a la agenda por tratarse de un tema muy invisibilizado. “Ellas se ven cuando no están, cuando faltan al trabajo. Ahí recién se observa la importancia de la labor que realizan porque se encuentra que es algo natural y nadie lo dignifica”, dice.
-¿Cuál es la situación de ellas en el Chile de hoy?
“Si se compara la situación de nuestro país con otros, nos encontramos en una posición más avanzada, pero todavía faltan muchas cosas como es regular la jornada de trabajo. El debate está abierto y hay que ver qué pasa en el Congreso con la ratificación del nuevo convenio”.
-Haber legislado sobre fuero maternal, salario mínimo y feriados, ¿nos deja en una posición de vanguardia?
“Sin duda. Esos derechos resultan un avance, porque esta normativa las igualó a los demás trabajadores del país y de alguna manera las sacó del ámbito informal. Las reconoce como trabajadoras del ámbito formal de la economía”.
-¿Quedamos cojo en algunas cosas? Uno de los pendientes es el contrato, sobre todo en las que trabajan puertas afuera.
“De las trabajadoras puertas adentro cerca de un 68% de ellas tiene contrato, y en el caso de las puertas afuera, la cifra no supera el 38%. Es común no formalizar la relación empleado- empleador y en cierta parte se debe a que las mismas trabajadoras están desinformadas y no exigen el contrato. No saben cómo hacerlo y tampoco tienen la seguridad en sí mismas para exigirlo.
“Además, concurre en esto el hecho de que la relación que establece la trabajadora con la familia traspasa el ámbito afectivo, entonces tiende a no regularizarse la situación. Es muy difícil para mujeres de bajos recursos, que no siempre tienen una autoestima alta, demandar sus derechos, negociarlos con la dueña de casa”.
-El convenio de la OIT impone nuevos desafíos. ¿El mayor será regular la jornada?
“En Chile no está regulado aunque la norma indica que deben tener 9 horas de descanso continuado. El tema aquí es que algunos señalan que este punto en específico debe ser acordado entre el empleador y la trabajadora.
“El tema es que las 9 horas de descanso no siempre se cumplen y por lo tanto, es necesario legislar concretamente el tema de la jornada”.
-¿Y las horas extraordinarias?
“Lo ideal sería establecer claramente que la jornada tiene cierta extensión y el resto de las horas trabajadas se deben pagar en forma extra. Es fundamental que se les reconozcan y estamos claro que eso sería un gran desafío en nuestra agenda”.
-La OIT recomienda la posibilidad de establecer negociaciones colectivas. ¿Lo ves viable?
“Es un tema muy interesante, pero sabemos muy complicado en nuestra realidad. En Chile ni las temporeras han logrado esto hasta el momento pese a llevar años reclamando. De verdad lo veo muy difícil para las empleadas domésticas; ahora bien, la OIT hace una recomendación al respecto”.
-¿No sería obligatorio?
“Va a depender de cada país”.
-La OIT acuerda también legislar sobre derechos sociales. En Chile el pago de las imposiciones se da de manera bastante informal...
“Es irregular, sin duda. Esto se debe a la falta de información de las trabajadoras, así como también es cierto que, a veces, son ellas mismas las que le solicitan a su empleador que se les imponga por el mínimo para obtener un sueldo líquido mayor. En esto debiéramos avanzar porque una correcta imposición las deja mejor paradas a futuro”.
-La mayoría de las denuncias ante la Dirección del Trabajo se hacen cuando la relación se ha roto.
“Las mayores irregularidades se dan por la falta de contrato y efectivamente las denuncias se hacen cuando la trabajadora se ha retirado de la casa. Hay mucho por hacer para educar a las mujeres en la defensa de sus derechos, porque sabemos que es difícil ir a la Dirección del Trabajo por falta de información y por temor”.