El objetivo de este tipo de tratamiento es ayudar a que un organismo enfermo se recupere mediante la activación de su propio mecanismo de defensa. "Con esta terapia no tratamos los síntomas generados por la acumulación de toxinas, ni suplimos la función de los órganos encargados de su neutralización y eliminación, sino que estimulamos la capacidad innata que nuestro cuerpo tiene de desintoxicar y drenar las sustancias responsables de los síntomas", explica la doctora Carlota Hernández, de la Universidad de Valencia.
Según la especialista, la medicina biorreguladora es una alternativa eficaz a la tradicional cuando el paciente no puede o no quiere recibir tratamiento alopático clásico y en aquellos casos donde la medicina tradicional no ofrece una alternativa terapéutica a los profesionales de la salud. "Personalmente en mi praxis diaria compatibilizo sin problemas ambas líneas de tratamiento con seguridad y eficacia para mis pacientes", dice Carlota Hernández.
En relación a las patologías que pueden ser tratadas con esta terapia complementaria, la doctora sostiene que son muchas. Sin embargo -añade-, cobra especial importancia en ciertos problemas donde la medicina clásica sólo cuenta con tratamientos que mejoran los síntomas, pero no contribuyen a la recuperación funcional del tejido u órgano dañado. "Desde mi experiencia, la medicina biorreguladora se consolida como una herramienta altamente eficaz y por tanto muy valiosa para estimular la regeneración y con ello restaurar el normal funcionamiento de las estructuras dañadas durante el proceso de enfermedad", afirma Carlota Hernández.
Por otro lado, no se recurre a ella cuando por deseo del paciente o por indicación médica, la patología que se esté tratando requiera una solución en un breve plazo. "Si mi paciente presenta una infección o tiene fiebre, le prescribiré un antibiótico o un antipirético que cure rápidamente la infección o baje la temperatura. Sin embargo si acude a mí un paciente que presenta caída de cabello o flacidez en su piel, le sugeriré un tratamiento que estimule la capacidad innata que su organismo tiene para fabricar pelo o elastina y colágeno en su piel", ilustra la especialista.
Las contraindicaciones o efectos secundarios no deseados de la medicina biorreguladora son muy escasos, por lo que funciona especialmente bien en los pacientes más sensibles como niños y ancianos. Respecto a las condiciones que debe reunir un paciente para ser tratado con ella, la especialista asegura que sólo debe ser una: comprender y aceptar este tipo de terapias complementarias, que casi siempre son más largas y requieren de un mayor compromiso del afectado para que sean exitosas.
Los medicamentos que se utilizan en la medicina biorreguladora están elaborados a base de minerales y vegetales. La forma en que se administran es la misma que en el caso de los tratamientos alopáticos clásicos. "Utilizo la vía oral, la vía intramuscular, intravenosa, mesoterapéutica o subcutánea del mismo modo que haría con cualquier otro medicamento", explica Carlota Hernández. Eso sí, según la especialista es esencial que quien los maneje tenga conocimiento no sólo de las patologías que está tratando, sino también de las características y el modo de actuar de los principios activos.
"Es por ello que resulta indispensable que su comercialización sea a través de oficinas de farmacia, como la de cualquier medicamento, y su prescripción venga de la mano de un profesional cualificado", enfatiza la especialista. En Chile, los medicamentos utilizados en medicina biorreguladora pueden encontrarse bajo la marca Heel, pero en otros países también hay más laboratorios que los comercializan, como Reckeweg y Boiron.