Según Miguel Ángel Serrano, psicólogo de Clínica Dávila, el denominado "estrés de fin de año" comenzó como algo inventado sobre la base de situaciones que se aglutinan en esta época (cierres de año escolar y universitario, procesos de inventarios, etc.) y que además se conjugan con la Navidad, el Año Nuevo y la preparación de las vacaciones.
"Hay una serie de variables que sí existen que al momento de aglutinarse pueden dar origen a una situación tensionante que principalmente ha sido construida por nuestra mente. Así como construimos el Día del Niño o el Día de la Madre, también construimos el estrés de fin de año como una entidad existente per sé", afirma el especialista.
Sin embargo -explica Miguel Ángel Serrano- lo que realmente ocurre es que se juntan diversas actividades que las personas pueden ir agendando y llevando a cabo, de la misma manera en que lo hace el resto del año. Porque tal como se habla de "estrés de fin de año", también podría hablarse de "estrés de mitad de año" o estrés de un mes en específico.
Eso sí -agrega el psicólogo-, en estas últimas semanas del año se suma otra variable real y muy significativa: una especie de cansancio por el cierre de procesos. "Los procesos que se inician en marzo y terminan en diciembre son una variable real que afectan directamente al cuerpo del individuo y sí puede generar un factor de estrés real producto del cansancio", sostiene el especialista.
Para muchos también existe la sensación de que este "estrés de fin de año" es contagioso. Sin embargo, según Miguel Ángel Serrano lo que de verdad se transmite es la idea de que está pasando algo tensionante.
"El estrés es la reacción que el cuerpo tiene frente a una situación de amenaza. Una vez que la situación de amenaza pasa, el estrés también tendría que pasar. Sin embargo, en esto que llamamos 'estrés de fin de año' no hay ninguna amenaza real, simplemente hay una interpretación tensionante de la realidad. Entonces, si llegamos a casa y efectivamente escuchamos al papá, a la mamá, a los hijos hablando de lo estresados que están, se va a ir contagiando una especie de ánimo tensionante que le llamamos estrés. Pero lo que se contagia es el ánimo, no es que efectivamente la amenaza esté instalada en la realidad", explica el psicólogo.
En todo caso, ya sea un estrés construido por nuestra mente o uno asentado en variables reales que podrían ser amenazantes, los signos de alerta son los mismos. "Insomnio, exceso o disminución del apetito, alteración general de los ciclos vitales, alteraciones a la piel, irritabilidad, aumento de síntomas depresivos en las personas que tienen esa tendencia y un cansancio extremo", enumera el especialista.
¿Y cuándo se termina este "estrés"? "Habitualmente después del Año Nuevo, el día 30 o 31 (de diciembre) en la tarde llega a su fin y el día 1 de enero es un día en que el ánimo psicosocial está completamente distinto", dice Miguel Ángel Serrano.
Tips para superarlo o por lo menos aminorarlo
Aunque el "estrés de fin de año" es algo construido por nuestra mente, hay consejos que pueden ayudar a enfrentarlo. El principal -sostiene el psicólogo- es fijarse en lo que de verdad está pasando, es decir, tratar de mirar la realidad completa sin instalarla dentro del título social de "estrés de fin de año". "Una vez que se logra mirar la realidad así, las personas se dan cuenta de que no está pasando nada tan terrible como su mente lo plantea", asegura el especialista.
En segundo lugar, Miguel Ángel Serrano recomienda que una vez que se han instalado los signos de estrés, las personas deben tomar los resguardos correspondientes (alimentarse correctamente, descansar bien, etc.). "Si efectivamente se están detonando síntomas más parecidos a la depresión, consultar con un psiquiatra o psicólogo", añade.
Por último, el psicólogo aconseja mantener la calma, sobre todo en lo que se refiere a las relaciones con las demás personas. "En tanto el estrés está presente en el individuo, cualquier elemento que en otra circunstancia no le generaría tensión, ahora la podría generar y se podrían echar a andar discusiones o peleas que en realidad tienen más que ver con el estrés que se está sintiendo que con el contenido real de la situación que está enfrentando", explica el especialista. En otras palabras, lo que hay que hacer es vivir la vida en cámara lenta para poder observar con detención las situaciones en que cada uno está involucrado.