En los últimos 10 años, el Mindfulness ha probado ser beneficioso en lo físico para reducir dolor crónico y fortalecer el sistema inmunitario, y en lo emocional, para manejar el estrés y lograr mayor regulación emocional.
Su nombre en inglés se debe a que no hay una sola palabra en castellano que defina, con esa precisión, las cualidades de la mente que trabaja esta disciplina.
"Es una práctica meditativa que enseña a responder en vez de reaccionar a los estímulos externos, reduciendo la rumiación mental y aumentando la habilidad para manejar estados de ánimo negativos e incrementar los estados de ánimo positivos", explica Verónica Guzmán, psicoterapeuta y directora académica del Instituto Mindfulness, IMFN (
www.institutomindfulness.cl).
¿Cómo funciona? Si se toma como una disciplina diaria se logrará el encuentro, al desnudo, con la propia mente. "Podemos escuchar, sentir, observar, tocar cómo construimos mundos con ella y le atribuimos carácter de real, a tal punto que todo nuestro organismo reacciona como si lo que estoy pensando fuera cierto", define.
En esa observación, según la psicoterapeuta, van quedando en evidencia los discursos internos y toda la realidad que se ha construido desaparece, se esfuma, dejando en evidencia que sólo era una construcción de la mente.
La técnica funciona prestando atención a la respiración y observando cómo la mente se distrae reeditando el pasado o "anticipando y planificando constantemente el futuro y cómo ese momento presente, que contiene toda la riqueza de lo que es simplemente real, nos pasa inadvertido".
Ahí está la clave.
Por lo tanto, el Mindfulness aborda la cualidad de la mente o la capacidad intrínseca de la mente de estar presente y consciente, para que cuerpo y mente se sincronicen totalmente en la realidad del presente. "Ésa es una cualidad propia del ser humano y por tanto, cualquier persona puede lograr esta presencia plena", asegura Verónica Guzmán.
El método proviene del Budismo y su práctica ayuda también a desencadenar importantes procesos psicológicos de sanación.
Los beneficiosCualquier persona puede practicarlo o aprenderlo, incluso los niños. En el IMFN tienen interesantes experiencias del aporte del Mindfulness en personas con cáncer y han elaborado un diplomado destinado a terapeutas, psicológos y profesionales de la salud en general, para reforzar las habilidades del terapeuta con esta técnica de meditación.
Los beneficios son variados. En lo cotidiano, se aprende a disfrutar de la simplicidad y plenitud de cada momento, más que poner la atención en la rutina. En lo profundo, aceptación básica de sí mismo.
Para la psicóloga Claudia Cortés, la disciplina le ha proporcionado tomar conciencia de lo cambiante e impredecible que es todo. "Ya no me quedo tanto sufriendo o dándole vueltas a lo que me pasa, peleándole o preguntándome por qué. Y cuando ocurre, en algún momento, me doy cuenta y para. Con esto, siento que le he perdido el miedo al dolor, incluso en situaciones de dolor físico", comparte.
En definitiva, el Mindfulness busca enseñar a ver la realidad tal como es, "desenmascarando las causas profundas de nuestro sufrimiento y despejando nuestra confusión mental".
Entonces, la persona, según la directora del Instituto Mindfulness, puede acoger cualquier experiencia amorosamente y sin juicio. "Abrir el corazón para hacernos amigos de nosotros mismos y permitir que surja la compasión por los demás, lo cual nos permite recorrer el camino de nuestra vida y desempeñar nuestra labor en ella con el corazón abierto y la mente despierta".
Por lo tanto, más que entender las conductas, esta técnica que se dice está de moda, enseñará a descubrir cómo funciona la mente, y cómo reconectarse con una sabiduría básica y "lograr paz o felicidad por inclusión más que por exclusión de todo aquello que no queremos, no nos gusta o nos duele", reflexiona Verónica Guzmán.