En nuestro planeta hay mucha agua, pero sólo el 2,5% de ella puede ser consumida por los seres humanos. Ese bajísimo porcentaje disminuye aún más si se considera que los niveles de contaminación del vital elemento son cada vez mayores. Todo el panorama empeora tomando en cuenta las estadísticas de la FAO, según las cuales para el año 2025 habrá un drástico déficit del recurso. A pesar de todo esto, el agua es y seguirá siendo un líquido sin el cual no podemos vivir.
Mañana, 22 de marzo, se celebra el Día Mundial del Agua, por lo que a continuación te contamos algunas cosas importantes que debes saber sobre su impacto en nuestra salud.
"El agua es un componente fundamental para la vida y la base de una alimentación saludable, por lo que debe estar siempre presente cuando nos alimentamos", afirma Cecilia Castillo, pediatra y nutrióloga de Clínica Avansalud. Es por esto que los expertos recomiendan a los adultos beber entre seis y ocho vasos diarios, mientras que los niños deben tomar entre cuatro y seis vasos desde los seis meses de vida.
Sin embargo, la ingesta del líquido debe aumentar si la persona se encuentra en un clima cálido, si está practicando algún deporte o si presenta fiebre o diarrea.
Entre los beneficios que tiene el agua para nuestro cuerpo, Cecilia Castillo enumera:
- Es el medio de transporte de todos los nutrientes y productos de desecho metabólico.
- Tiene una gran capacidad para atrapar el calor, por lo que participa en la regulación de la temperatura corporal.
- Mejora la hidratación de la piel y el cuerpo en general.
- Mantiene nuestras estructuras celulares, ya que los enlaces de hidrógeno entre moléculas de agua proveen factores de cohesión y ordenación.
- Es un buen lubricante y protector de los tejidos sensibles, por lo que es un componente fundamental en articulaciones, tubo digestivo y mucosas.
Sed, una señal de alarma
Pese a los consejos de los especialistas, muchas veces las personas no consumen suficiente agua, lo que ocasiona pequeños cuadros de deshidratación. Esto ocurre cuando la cantidad de líquido que elimina el cuerpo es más que la cantidad ingerida.
¿Cómo nos damos cuenta de que estamos deshidratados? El primer síntoma es la sed. "Los médicos dicen que no conviene esperar a sentir sed para tomar agua, precisamente porque ésta ya es un indicador de deshidratación: la sed aparece cuando ya se ha perdido cerca de un 1% del agua del organismo", advierte María José Fierro, nutricionista de Sodexo.
Y si no se hace caso a este primer aviso, aparecen otras señales como sequedad de las mucosas, debilidad, dolores de cabeza, fatiga, náuseas y un oscurecimiento de la orina. En casos más extremos, los riñones dejan de funcionar y los desechos se acumulan.
Sin embargo, si el agua perdida es repuesta, los síntomas de la deshidratación desaparecen rápidamente. Así, entre 30 y 60 minutos después de beber agua suficiente, una persona que haya perdido hasta el 10% de su peso corporal se sentirá mejor.
También es importante estar al tanto de que existen ciertos alimentos que hidratan mejor que otros. Aquí hay algunos:
- Infusiones: la manzanilla, la menta, el poleo y el té verde son las mejores para alcanzar el equilibrio hídrico.
- Sandía: casi un 100% de su composición es agua. También tiene vitaminas y fibra.
- Tomate: además de tener mucha agua, es un buen antioxidante y distribuye los nutrientes durante la digestión. Al igual que la sandía, también tiene vitaminas y fibra.
- Lechuga: es bajísima en calorías y, además, tiene un alto contenido de agua y fibra que favorece la función digestiva. Asimismo, “limpia” riñones e hígado.
- Espinaca: sus hidratos de carbono, fibra y agua participan activamente en la formación del bolo alimenticio y la degradación de los nutrientes.
- Naranja: tiene mucha fibra y vitamina C. Además, ayuda a regular la tensión, la circulación y la temperatura corporal.
- Leche: además de nutrir, un vaso de leche refresca y sacia la sed.
- Huevo: el mayor aporte hídrico lo proporciona la clara.
- Gelatina: es rica en proteínas y baja en grasa, por lo que es una opción refrescante y divertida para los niños.
De la llave, mineral o filtrada. ¿Cuál es mejor? |
Según Cecilia Castillo, el tipo de agua que se beba no tiene mayor importancia. Lo que sí es fundamental es que el líquido haya sido tratado, es decir, debe ser potable o provenir desde fuentes naturales o manantiales, como ocurre con las aguas minerales. “Éstas se caracterizan por ser naturalmente libres de contaminación química y bacteriana, y no haber recibido ningún tipo de tratamiento”, comenta la especialista. |