El portal eBay anunció hace pocos días que bloquearía la venta de sorbitol, un sustituto del azúcar que era comercializado en esta plataforma, luego de que una estudiante italiana falleciera y otras dos mujeres tuvieran que ser hospitalizadas tras ingerir el edulcorante durante una prueba de intolerancia realizada en un estudio médico.
La Internet, a pesar de darnos la comodidad de adquirir medicamentos sin salir de nuestra casa, también ha permitido que gente inescrupulosa se aproveche de de la poca regulación de esta práctica para comercializar libremente medicamentos que sólo deberían ser vendidos bajo receta médica, o incluso versiones adulteradas o falsificadas de los productos, lo que puede traer serias consecuencias para la salud.
En Estados Unidos por ejemplo, de 159 sitios web que ofrecían drogas controladas, sólo el 15% exigía una receta médica para su venta. Por otra parte, el diario británico GP, que se especializa en temas relacionados con la salud, reportó que de 423 doctores encuestados, un tercio dijo haber tratado a pacientes por efectos secundarios causados por remedios comprados en línea.
Y eso no es lo peor del asunto. Un estudio llevado a cabo por la Alianza Europea por el Acceso a Medicinas Seguras determinó que el 62% de los medicamentos adquiridos online eran defectuosas o imitaciones ilegales de otras marcas.
Las falsificaciones también se han expandido hacia el continente americano, puesto que el Departamento de Administración de Alimentos y Drogas, realizando pruebas a vacunas antigripales “Tamiflú”, reveló que cinco de estas no tenían el ingrediente activo que las hace funcionar, y que otras cuatro lo tenían en niveles demasiado elevados.
América Latina tampoco es inmune a este fenómeno. En 2009, cuando se vivía el temor por la influenza H1N1, el gobierno mexicano advirtió que se vendían remedios falsos contra la enfermedad en la web. Por ejemplo, la distribuidora estadounidense Xango, que vende una bebida energética de mangostino (una fruta tropical), publicitó por correo electrónico una bebida vitamínica que supuestamente "reducía los contagios" de gripe A.
En Chile, la ONG Forja decidió investigar este tema y determinó en 2009 que los medicamentos más solicitados en nuestro país por esta vía eran la sibutramina, utilizada para bajar de peso, y el Misotrol, que es recetado para tratar úlceras, pero que también es ofrecido ilegalmente como fármaco abortivo.
También, y al igual que en México, se han dado casos de fármacos falsos para el tratamiento de la gripe H1N1, puesto que el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (IVIMA), advirtió que la INTERPOL estaba investigando denuncias de vacunas falsas vendidas en nuestro país por este medio.
Ingerir remedios adulterados, o que sólo puedan ser utilizados bajo instrucción médica, puede ser peligroso, o incluso letal. Se estima que los fármacos falsificados son responsables de 700 mil muertes al año, y sólo el 2010, la INTERPOL decomisó más de 2 millones de remedios.
La venta de medicamentos por Internet está sin regular en nuestro país, por lo que las autoridades sólo pueden responder cuando se trata de transacciones de medicamentos sin receta, drogas o medicamentos prohibidos. No hay un registro de quienes ofrezcan remedios por esta vía, ni tampoco normas para regular el comercio.
Desde 2008, se está tramitando en el Congreso un proyecto de ley que regularía la oferta online de medicamentos, ya que exigiría los requisitos para la existencia u operación de sitios Web que distribuyan productos farmacéuticos y para la oferta o venta de éstos a través de este medio.
La iniciativa también propone modificar el Código Penal, de forma de que la oferta o venta de productos farmacéuticos que no estén autorizados para expenderlos, ya sea directamente, por correspondencia o a través de Internet, sería penada con presidio menor en su grado mínimo (61 a 540 días) y una multa de seis a veinte unidades tributarias mensuales.