Dice que resolvió convertirse en vegana cuando leyó unos artículos de prensa que señalaban cómo los chinos consumían en su dieta habitual perros y gatos. Fue tal su impresión, que decidió investigar más sobre el veganismo y terminó convertida.
Hoy, Isabel Collao es una de las voceras y cofundadora del movimiento Elige Veganismo en Chile, grupo que propugna el no consumo en todas sus formas de productos de origen animal, léase leche, huevos, carne, pescado, aves, prendas de cuero o lana.
Sin embargo, si bien esa es la filosofía que los mueve, la labor en la que están enfocados es la denuncia del maltrato animal y el rescate –con fines mediáticos- de especie que estén en recintos de reproducción ya sea gallineros, chancheras u otros.
Elige Veganismo se armó el 2007 siguiendo las tendencias mundiales y a partir de una campaña llamada Coalición por los Derechos de los Animales que se enfocó en los maltratos que se observan en circos, mataderos y laboratorios.
Aunque el movimiento cuenta con unos 80 activistas comprometidos en todo el país, Isabel cree a ciencia cierta que esta filosofía de vida capta cada vez más adeptos y ha derivado en proveedores de todo tipo para los veganos.
“Cuando leí que perros, gatos, vacas o pollos tenían el mismo nivel cognitivo o de sintiencia (de sentimientos), es decir, son iguales, comprendí que tenía que vivir de otra forma”, explica Isabel, una egresada de derecho de 26 años que espera dar su examen de grado para dedicarse, después, a la escritura.
-¿El veganismo lo debemos entender como un modo de vida saludable o la defensa de los animales?
“Es una defensa de los animales. El veganismo no es una dieta, no es un estilo de vida vegetariano; lo implica porque es una manera de llevar a la práctica ese respeto, pero no es una dieta. El veganismo tiene como base la decisión ética, mientras que los vegetarianos lo puede ser por razones de salud, pero no por la defensa de los animales. De ahí que no sólo implica los temas de comida, sino el vestuario, la no asistencia a espectáculos donde se usen animales como zoológicos y circos”.
-¿Qué los diferencia a ustedes de otros movimientos protectores de animales?
“Lo básico es que nosotros abarcamos a todos los animales. Los animales son seres sensibles –eso es el sensocentrismo- o sea pueden buscar el placer, tener experiencias subjetivas o buscar alejarse del dolor, lo que los convierte en seres que debiéramos considerar como moralmente relevantes. O sea, es contrario al antropocentrismo donde el ser humano es el centro y todo está al servicio nuestro. El sensocentrismo dice que si sentimos, tenemos que respetarnos todos por igual.
“Los otros movimientos de defensa de animales se abocan a ciertas especies, generalmente, perros y gatos y si bien eso es fundamental creo que es un paliativo y no ataca el problema de fondo. Los ecologistas, por ejemplo, son muy distintos a nosotros porque al defender el ecosistema pueden estar a favor de eliminar ciertas especies que lo amenacen”.
-¿Ustedes colocan a los animales en el estatus de individuos?
“Sí, porque creemos que tienen derechos, cada uno de los animales es un mundo, al igual que nosotros; tienen comportamientos distintos, intereses que para nosotros pueden ser irrelevantes, pero que para ellos son fundamentales.
“La base del veganismo es preguntar si lo animales sienten y la investigación ya lo ha comprobado. También preguntarse si podemos vivir sin alimentarnos de ellos y eso también lo podemos hacer perfectamente porque la OMS ya avaló esta dieta”.
-¿Cuáles son los principales objetivos del veganismo chileno hoy?
“En general, que la gente comprenda lo anterior y que asuma la defensa de sus derechos. Nuestro activismo se ha enfocado en la educación de las personas con entrega de volantes y charlas y también, en los asaltos a rodeos y los rescates de animales en criaderos y lugares de investigación”.
-En las acciones de rescate de animales, ¿a qué se están exponiendo?
“El único riesgo es sanciones por violación de propiedad privada para el rescate de animales, pero lo que hacemos nosotros es irrelevante para la industria y las empresas no entablan acciones porque sería muy contraproducentes si se fiscalizan las irregularidades que ya presentan. A pesar de que lo que hacemos es ilegal, la gente nos apoya mucho porque a los animales los rescatamos para que vivan en libertad y bien cuidados”.
-¿Qué recepción tienen?
“Hay gente que por primera vez está dispuesta a cuestionarse su modo de vida. Hemos visto cambios a lo largo de estos años, pero obviamente no aspiramos a que toda la gente se convierta en vegana, eso sería muy iluso de nuestra parte; pero esos pequeños cambios sumarán a largo plazo.
“Creemos que los chilenos se pueden comprometer en esto. Existe el prejuicio de que los chilenos aman la carne y no la van a abandonar, pero siempre hay personas dispuestas a dejar esa comodidad”.
-¿Crees que se comprende más el maltrato animal que lo que implica ser vegano?
“No podría definirlo, pero recuerdo que hace algunos años que, cuando hacíamos campañas de defensa de animales, siempre nos sacan como contra argumento que nos gustaba y comíamos carne. Ahora eso no es tan así”.
-¿Crees que alguna vez será una tendencia masiva?
“En su momento, pero está claro es que yo no lo voy a ver. El paso del tiempo hace que los movimientos morales se impongan como sucedió con el sufragio para las mujeres, el término de la esclavitud. Falta mucho para lo nuestro, pero nos interesa dejar el camino medianamente labrado”.
-¿Qué dificultades enfrentan hoy?
“No somos perseguidos, trabajamos bastante tranquilos. Las dificultades están más en el día a día cuando se convive con personas omnívoras que viven haciendo bromas o creen que sólo comemos vegetales. Eso hace que muchos veganos se sientan cansados, pero como movimiento no tenemos problemas”.
-¿O sea, enfrentan el prejuicio?
“Sí, es incomprensión, claramente es un prejuicio. De hecho, nuestras familias no logran hacer la conexión. No tenemos una vida tan alejada de la que hacen las demás personas”.
-¿Les interesa ser escuchados por las autoridades?
“No lo contemplamos en el mediano plazo. En otros países, las experiencias de legislación no han sido efectivas, y si bien se regulan las matanzas, no se prohíben. Además, buscar leyes hace que la gente se quede en una posición muy cómoda; creen que por comer carne de un animal que no sufrió cuando lo mataron ya cumplieron cuando eso nunca a ser efectivo”.