Vicky Norfolk, una inglesa de 31 años, llevaba varios meses luchando para hacer frente al cambio que había tenido en su apariencia. Sin embargo, a pesar del apoyo que recibió de su familia, cayó en una depresión y decidió quitarse la vida saltando desde un puente.
Seguramente pensarás que la mujer sufrió un accidente que le dejó su rostro desfigurado o algo por el estilo, pero no es así. Ella padecía de un problema dermatológico bastante común: rosácea.
La madre de Vicky relató al periódico inglés "Daily Mail" que su hija había sido una persona feliz y cálida, pero se había obsesionado con la enfermedad que sufría en su piel, "a pesar de que sólo era visible si se le observaba de cerca".
"Vicky era buena para disimular el hecho de que estaba sufriendo una depresión, pero con el tiempo ella no podía ver nada más en el espejo", agregó.
Y aunque el caso de Vicky es quizás un poco extremo, lo cierto es que quienes sufren de rosácea efectivamente ven su calidad de vida afectada, ya que la condición ataca lo que es su carta de presentación ante los otros: su rostro.
Katherine Barría, dermatóloga de Clínica Orlandi, explica que esta enfermedad se origina en un problema de mala circulación en la piel de la cara, lo que produce la aparición de pequeñas venas superficiales o telangiectasia y eritrosis facial, es decir, que el rostro tiende a ruborizarse. "El problema es que se produce una congestión de la sangre y hay un enlentecimiento de todos los procesos de la piel, o sea, la nutrición, la oxigenación, la eliminación de los desechos no se hace en forma correcta y eso lleva a inflamación", describe.
La especialista agrega que la rosácea afecta tanto a hombres como a mujeres y en general debuta después de los 20 años, aunque en algunos casos puede iniciarse en la adolescencia. "Es una condición que puede presentarse al inicio como una rojez intermitente y que más tarde en la vida (desde la tercera década) se hace permanente y aparecen la telangiectasias", puntualiza por su parte la dermatóloga María Isabel Herane. Asimismo, hay pacientes que también presentan pápulas y pústulas (granitos y espinillas) que pueden confundirse con acné. Otros muestran compromiso ocular e incluso pueden aparecer engrosamientos de áreas del rostro, especialmente de las asociadas a piel grasa.
María Isabel Herane sostiene que la rosácea es en un 30% de los casos una condición hereditaria, y se da con mayor frecuencia en las pieles claras y en individuos de origen celta. Además, existe una serie de factores que la agudizan, tales como:
- El sol y la exposición a la luz ultravioleta.
- El viento frío.
- El calor.
- Los cambios bruscos de temperatura.
- La ingesta de alimentos calientes, aliños y alcohol.
- El estrés.
- Factores infecciosos locales de la piel.
- Algunos medicamentos.
La mala noticia -señala Katherine Barría- es que esta enfermedad es crónica, es decir, una vez que aparece es imposible de revertir. Por esta razón, la única manera de mantenerla "a raya" es que la persona se cuide, por ejemplo, aplicándose protector solar todo el año. Sin embargo, también debe ser tratada de forma tópica, con cremas que contienen principios activos antiinflamatorios y antirojez, y en los casos más severos con antibióticos orales.
La dermatóloga de Clínica Orlandi añade que las terapias con láser también sirven, ya que ayudan "a regularizar el problema de la mala circulación de la piel". Respecto a otro tipo de tratamientos estéticos, María Isabel Herane afirma que quienes tienen rosácea sólo pueden realizarse aquellos más superficiales, debido a que su piel es extremadamente sensible. "Deben hacerlo bajo supervisión de un dermatólogo", enfatiza.
El rol del maquillajeUna buena herramienta para subir la autoestima de quienes padecen rosácea es el maquillaje, especialmente en el caso de las mujeres. María Isabel Herane afirma que les está permitido usar correctores que camuflen el rojo, por ejemplo, bases de color verde y luego cafés para tonalizar mejor. Eso sí, advierte que los cosméticos "deben ser libres de perfumes, parabenos o compuestos sensibilizantes, y con o sin aceites dependiendo del tipo de piel asociada".
The National Rosacea Society, una agrupación estadounidense orientada a mejorar la calidad de vida de quienes sufren esta enfermedad, publica en su
página web una serie de recomendaciones para una correcta aplicación de maquillaje sobre pieles con rosácea. Aquí hay algunas:
- Antes de aplicar el maquillaje, limpia e hidrata tu rostro con productos apropiados para tu piel. Siempre trátala con suavidad, nunca frotándola o pellizcándola con los dedos.
- Para evitar la aplicación excesiva de productos, usa aquellos que son multifuncionales, como bases que también contengan protector solar. No utilices ningún producto que queme, haga picar o irrite tu piel.
- Opta por brochas antibacteriales y no esponjas, que pueden irritar tu piel, o tus propios dedos, que pueden agregar una oleosidad innecesaria a tu rostro.
- Si la rosácea ha afectado tu zona ocular, elige productos diseñados para ojos sensibles que hayan sido dermatológicamente testeados. Asimismo, utiliza lápices y máscara para pestañas que puedan retirarse con agua tibia y sin necesidad de frotar demasiado.
- Para los labios escoge tonos naturales y evita los rojos, ya que exacerbarán la apariencia rojiza de tu piel.
Consejos prácticos para convivir con la rosácea |
- No exponerse a fuentes de calor, como las estufas o el vapor de la olla al cocinar. - Evitar la ingesta de condimentos demasiado picantes, alcohol o alimentos calientes. - Darse duchas cortas y con agua tibia. - Evitar ambientes calefaccionados, así como piscinas temperadas o saunas. - Usar las cremas o medicamentos prescritos, y seguir las indicaciones de los especialistas. |