"Bagel heads". Ése es el nombre con el que se denomina a los jóvenes que han adoptado la extraña moda de "hacer crecer" en sus frentes una protuberancia en forma de rosquilla, aparentando que tienen uno de los tradicionales panes en forma de anillo implantado en su cabeza.
La práctica se ha vuelto muy popular en Japón y aunque en ese país se realiza desde hace varios años, fue recientemente conocida en el resto del mundo gracias al programa "Tabú" del canal National Geographic, que mostró cómo se realiza el procedimiento en un
capítulo transmitido en septiembre pasado.
En el episodio se puede ver a tres jóvenes -John, Marin y Scorpion- que se hacen la inusual transformación en una clínica de Tokio. Sentados cada uno en una silla, un "especialista" con guantes y mascarilla les inserta -previa desinfección- una aguja bastante gruesa debajo de la piel de sus frentes. La aguja está conectada a una pequeña manguera, la cual llega hasta una bolsa que contiene una solución salina, una conexión muy parecida a la que utilizan los médicos para administrar el suero a sus pacientes.
Luego, el líquido comienza a ingresar lentamente al área subcutánea, aparentemente sin causar dolor. De hecho, John afirma tener una "sensación de relajación". "Es una especie de cosquilleo y una creciente presión que se siente como si estuviera mandándome a dormir", comenta.
En total se inyectan entre 300 y 400 cc de solución salina bajo la piel, lo cual demora alrededor de dos horas. Se retira la aguja y la persona queda con una gran protuberancia en su frente. Posteriormente, se acerca otro "especialista" que le da la forma de rosquilla hundiendo su pulgar en el centro.
El "implante" permanece en la cabeza por entre 16 y 24 horas, ya que el cuerpo es capaz de absorber la solución salina haciendo que la piel de la frente vuelva a la normalidad.
Según informó el periódico inglés "The Sun", la extraña moda fue inicialmente instaurada por el periodista y fotógrafo Keroppy, cuyo verdadero nombre es
Ryoichi Maeda, quien durante los últimos 20 años se ha dedicado a documentar las extremas modificaciones corporales que se realizan algunos japoneses.
El año pasado, Keroppy
señaló a la revista Vice, orientada a las artes y a la cultura, que en 1999 conoció la práctica de inyectar soluciones salinas en la frente durante una convención sobre modificaciones corporales extremas denominada Modcon. Allí se encontró con Jerome, el pionero en la materia, con quien se mantuvo en contacto hasta 2003, año en que experimentó la moda en carne propia. En 2007 la llevó a Japón, donde formó un equipo para realizar los procedimientos.
El periodista y fotógrafo también sostuvo que a los "bagel heads" les gusta celebrar "fiestas salinas" unas dos veces al año, y que algunos lucen sus frentes en forma de rosquilla en clubes y encuentros fetichistas. Ante la pregunta de por qué los japoneses se hacen esto y otras transformaciones más extremas -como modificar sus orejas para que se parezcan a las de los gatos, eliminarse el ombligo o incluso amputarse miembros- Keroppy respondió: "Quieren encontrar su propia manera de hacer las cosas y siempre están buscando nuevas formas para hacerlo. Cuanto más progresista se hace la escena, más quieren experimentar y seguir su propio camino".
Una moda poco recomendableAunque las inyecciones de solución salina pueden realizarse en cualquier parte del cuerpo -Keroppy incluso afirma que hay hombres se las han hecho en sus escrotos-, no siempre es una práctica totalmente segura. De hecho, los especialistas afirman que puede llegar a ser peligrosa. En este sentido, Omar Ibrahimi, dermatólogo y profesor asistente de la Escuela de Medicina de Harvard, sostuvo que la moda de los "bagel heads" podría implicar tres riesgos. El primero -indicó a Fox News- es que la solución salina esté demasiado concentrada y el organismo sea incapaz de procesarla. Como consecuencia, la persona sometida al procedimiento podría experimentar una deshidratación extrema, algo similar a lo que ocurre cuando alguien bebe agua salada.
En segundo lugar está el peligro de contraer una infección "bacteriana o micótica" en el caso de que el líquido inyectado no sea estéril. Esto se debe a que el sistema inmunológico puede combatir de buena manera cualquier agente patógeno que ingresa por el tracto digestivo, pero no aquel que lo hace vía subcutánea.
Por último, según el especialista, quienes constantemente transforman sus frentes en rosquillas, también corren riesgos estéticos. "Si las personas hacen esto en forma repetida en realidad podrían estirar la piel más allá de su elasticidad normal y esto podría causar laxitud permanente", aseguró Ibrahimi.
Por su parte, Jirot Sindhvananda, médico del Instituto de Dermatología de Tailandia, afirmó al periódico Bangkok Post que los peligros que implica esta moda dependen de la cantidad y concentración de la solución salina que se inyecta. Añadió que el músculo de la frente es un tejido esponjoso, bastante delgado y adherido al cráneo, que se inflama fácilmente, por lo que estas inyecciones pueden ser perjudiciales, con un alto riesgo de infección e incluso de contraer meningitis.
Y aunque los efectos de inyectar solución salina en la frente son temporales, el especialista instó a los adolescentes a no imitar la extraña moda de los jóvenes nipones.