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Ignacia Picas: La joven no vidente que suma una nueva lucha

Está empeñada en ayudar a otros discapacitados a conseguir espacios en la sociedad. Ya logró que dieran el Simce en braille y ahora va por que puedan estudiar en la universidad carreras científicas y no sólo humanistas.

06 de Febrero de 2013 | 12:56 | Por María José Errázuriz L.
No le gusta su nombre y espera poder cambiárselo cuando cumpla 18. Por ahora, pide que le digan ‘Nachi’ que es el sobrenombre con que todo el mundo la conoce.

A sus 15 años ya cuenta con algunas victorias a su haber, pero claramente le quedan muchos otras por lograr y su entusiasmo e intensidad, que ella misma reconoce, la llevarán donde se lo proponga.

Ignacia Picas saltó a los medios de comunicación en 2007, cuando reclamó por no poder dar la prueba Simce en braille, atendiendo su condición de no vidente. Fue tal el eco que tuvo su demanda que el Ministerio de Educación la acogió y posibilitó que los ciegos dieran dicha prueba al año siguiente. ‘Nachi’ recién la pudo rendir el 2011, cuando le correspondió el Simce de octavo básico, pero su empeño valió la pena.

Hoy, su desafío es otro: quiere dar la PSU en braille (hoy sólo tiene carácter de piloto y sus puntajes no son válidos) y luego estudiar medicina, pero en Chile ninguna carrera del área científica es dictada para no videntes; de hecho sólo lo son seis del área humanista, entre ellas, derecho.

Por lo mismo acaba de viajar a España en compañía de su profesora particular –que le transcribe todos los textos al braille- para conocer el exitoso sistema hispano para educación de ciegos. En España pueden estudiar medicina con especialización en psiquiatría.

Su esfuerzo y batallas por conseguir ayudas y apoyo para los no videntes le significó ganar en mayo de 2012 el Premio Internacional Diana de Gales, que el embajador inglés le entregó en diciembre.

En el camino se grabaron en su memoria la posibilidad de entrevistar al Presidente Piñera, tras ganar un concurso escolar, y ser elegida dentro de los 100 líderes jóvenes de 2012 que entrega la revista El Sábado. Y su autobiografía saldrá a librerías en abril.

“Creo que mi misión es hacer feliz a la gente”, dice cuando revisa lo que han sido estos años de exposición pública, que han ido en aumento desde que empezara a dictar charlas motivacionales.

-Hiciste noticia el 2007 cuando reclamaste porque no podías rendir el Simce. De esa fecha a hoy, ¿qué ha cambiado?
“Bueno, hoy por norma se puede rendir el Simce en braille y yo lo di el 2011. Eso es un cambio importante. Creo que todo lo que hicimos para conseguirlo no fue en vano, un granito de arena es importante”.

-¿No te frustra que se haya demorado? ¿El Estado reacciona lento?
“No se demoró tanto y si hubiese sido así, bueno, es el tiempo que se tienen que tomar las cosas.
“El Estado es lento para pensar, decidir las medidas; hay personas que les plantean ideas y las piensan, piensan y siguen pensando, antes de actuar. Creo que las cosas se tienen que hacer más rápido”.

-El 2007, cuando te hiciste conocida, te preguntabas cuánto te iba a durar el estrellato. ¿Crees que sigues siendo invisible?
“No me gusta presumir, pero por algo estás hoy aquí. Pienso que esto tiene un sentido; no es por la fama –ella es un complemento- pero gracias a todo esto estoy ayudando a los no videntes y haciendo felices a otras personas, esa es mi misión. Lo principal no es si salgo o no en televisión, sino que seguir adelante con esta misión y así todo tiene un sentido. Puedo seguir trabajando en esto”.

-Recibiste el premio de Diana de Gales, ¿es un impulso?
“Sí, mucho, (se alegra su voz). Para mí es un orgullo, pero también una responsabilidad. Tengo que seguir haciendo que los jóvenes de todo el mundo crean en sus sueños, que vean que nada es imposible y más allá de que el premio es muy bonito, creo que es una responsabilidad”.

-¿No eres muy chica para asumir responsabilidades de grande? Tienes sólo 15 años.
“Es verdad, pero si ya he podido lograr cosas para ayudar a las personas, pienso que voy por un buen camino. Hoy tengo 15 años, imagina todo lo que puedo lograr en los próximos si mi vida va recién empezando. Espero tener la suficiente madurez para poder asumir las responsabilidades; espero ser madura cuando tengo que serlo y ser adolescente cuando corresponde”.

-¿Por qué dar charlas motivacionales?
“La primera charla que di me lo pidió Microsoft, para que hablara en un congreso internacional sobre el uso de la tecnología en la vida cotidiana en personas especiales. La di con mi papá y consideré que era un desafío; sentía que tenía que pararme al frente de esos profesores y hacerlo bien.
“A lo mejor si tengo esa capacidad para hablar en público, a lo mejor tengo… ¿cómo se llama? El don de la palabra. Creo que las palabras se las lleva el viento, y por eso cuando uno toma el micrófono tiene que hablar con el corazón, creerse lo que está haciendo para que los otros también te crean”.

La madre de Ignacia, Andrea Aguilera, recuerda que en marzo ya tiene agendadas las primeras charlas motivacionales de 2013, las que casi siempre son solicitadas por colegios para que exponga de su experiencia de superación frente a los alumnos.

“Les hablo de mis secretos para ser feliz”, asegura.

-¿No te hace sentir incómoda que te hagan sentir una persona excepcional sólo por tu condición de no vidente?
“Me lo han preguntado, pero quiero aclarar que a mí no me piden las charlas por ser una no vidente, sino porque quieren conocer mi lección de vida. Lo que yo digo lo pueden aplicar videntes como no videntes porque yo hablo de ser feliz”.

-¿Crees que los no videntes son el grupo menos visible de las personas con discapacidad?
“Sí, si lo ponemos en orden, primero están las personas que no pueden caminar, después vienen los sordos, y de ahí los no videntes y luego, las personas con discapacidad cerebral y no sé por qué. Supongo que eso es otra cosa que tengo que cambiar, que haya más conciencia sobre nosotros”.

-Tu próxima meta es estudiar medicina en Chile. Si no lo logras ¿te vas a ir para afuera?
“Mi papá dice ‘partes mañana’, pero el único problema es que si yo me voy la sociedad seguiría igual que hasta ahora. Si me voy estaría renunciando un poco a mi misión de la vida que es cambiar las cosas y tengo que intentarlo”.

Pese a todas las metas que Nachi se impone diariamente y además supera, hay algo que confiesa no ha conseguido: usar bastón en la calle. Sabe que los ciegos los usan, que en el centro de Santiago hay muchos no videntes que los utilizan, pero cree que en el barrio donde vive no hay otras personas en su condición y prefiere no llamar la atención.

“Siento que me van a mirar raro… Mi vida está llena de contradicciones porque yo siempre digo que ser rara es ser auténtica y ser auténtica es ser única, pero en el tema del bastón es distinto; eso de andar con un bastón por la calle que suene casi como el cascabel de los renos no me gusta para nada”, explica.

Agrega que en España usó el bastón sin problemas, la gente la ayudaba y la asistían de corazón. “Los chilenos no están acostumbrados a tratar con no videntes y quizás, eso es algo que se puede cambiar”, afirma.
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