"Todos los días era abusada por mi marido y su familia. Mental y físicamente. Hasta que un día se hizo insoportable y huí". Con esas simples palabras Aesha Mohammadzai explicó cómo se generó el episodio que cambiaría su vida y que la haría conocida alrededor del mundo.
En 2009, la joven afgana -quien entonces tenía 19 años- fue sacada de su casa a medianoche por un grupo de talibanes, para ser castigada por escapar de su esposo. Tras permanecer cinco meses encerrada en una cárcel, un tribunal rural la juzgó y determinó que debía servir de ejemplo para otras mujeres, por lo que a modo de condena, la envió de regreso con su marido.
El hombre la llevó a las montañas, le amarró sus manos y pies, y le dijo que como castigo le cortaría la nariz y las orejas. Y así lo hizo, dejándola abandonada en las montañas.
Según relató al programa
"Daybreak" de la cadena británica ITV, tras el ataque Aesha logró llegar hasta la casa de su abuelo, donde su padre la trasladó hasta un centro médico estadounidense, lugar en el que permaneció por 10 meses.
Posteriormente, fue llevada a un refugio secreto en Kabul y luego viajó a Estados Unidos, gracias a la ayuda de una organización humanitaria.
En 2010, la revista "Time" publicó la fotografía de Aesha sin su nariz en la portada de su edición de agosto. La imagen, que fue tomada por la fotógrafa Jodi Bieber en un centro de mujeres maltratadas de Afganistán, fue elegida como la mejor de ese año en los premios World Press Photo.
Desde que fue mutilada, la joven afgana debió utilizar prótesis de nariz, hasta que finalmente pudo someterse a una cirugía reconstructiva que le dio la oportunidad de tener un nuevo rostro, del que se declara orgullosa y que mostró por primera vez en la televisión británica.
Eso sí, el tratamiento no fue rápido ni fácil. Un dispositivo de silicona inflable le fue implantado debajo de la piel de su frente y era gradualmente llenado con líquido, para expandir su piel y así contar con tejido extra que cubriera su nueva nariz.
Los médicos también tomaron tejido de su antebrazo y lo trasplantaron a su rostro para darle forma.
En la actualidad, Aesha vive en Maryland, Estados Unidos, donde una pareja cuida de ella. Mati y Jamila Arsala además tienen una hija de 15 años y ambas se han hecho muy amigas.
En "Daybreak", la joven afgana afirmó que desea que su experiencia sirva para contar una nueva historia, esta vez de esperanza. "Quiero decirle a todas las mujeres que sufren abusos que sean fuertes. Nunca se rindan y no pierdan la esperanza", fue su mensaje.