Los jóvenes siempre han impulsado los cambios culturales. Pero muchas veces ello comprende riesgosas conductas que en estas páginas hemos mostrado en advertencia.
Si los jóvenes japoneses desde hace algunos años se inyectan una solución salina para formarse una rosquilla en la frente, o se someten a intervenciones para afilar los dientes, no extrañó luego que los jóvenes coreanos se hicieran cirugías transforman sus labios para que tengan una sonrisa permanente.
La última moda conocida hoy es la decisión de los jóvenes de incrustarse joyas en los ojos, lo que requiere de una intervención quirúrgica.
Según relatan diversos medios, un médico en Nueva York, Emil Chynn, confirmó que ya llevó a cabo la primera operación de este tipo.
La paciente fue una joven rusa de 25 años que vive en Estados Unidos y que decidió colocarse en su córnea un pequieño brillante de platino, lo que implicó un corte que no necesitó sutura.
La Academia Americana de Oftalmología ya levantó una voz de alerta, señalando que este tipo de intervenciones, hechas en Lucy Luckayanko, son altamente riesgosas y advirtieron que no están autorizadas por las autoridades sanitarias.
Los oftalmólogos explican que el procedimiento no tiene respaldo y puede derivar en infecciones, sangrados, perforaciones del ojo y conjuntivis.
Mientras, el doctor Chynn sólo espera llevar a su clínica a famosos que le den publicidad. Cabe precisar que él no es el primero en realizar este tipo de procedimientos: ya en 2004, la joven Deborah Boer se puso un diamantes en los Países Bajos.
Este no es el único camino que sigue los jóvenes para mostrar joyas en su cuerpo. Impulsados por el reggatón, hace algunos años se comenzaron a incrustar piezas de diamantes en los dientes, cuestión que los dentistas también rechazan porque implica dañar la pieza dental.