Para muchos, la barba significa un signo de virilidad y sabiduría. En algunas religiones, como la musulmana y la judía, está prohibido cortarla porque es parte de sus fundamentalismos.
Pero sacando el tema de la “obligación”, el tener barba pareciera que es el último grito de la moda en las ciudades cosmopolitas. Tan populares han sido los denominados “hipster” (subcultura contemporánea afín a estilos de vida alternativos y alejados de las corrientes culturales predominantes) que actualmente los hombres hacen lo que sea para parecer uno de tomo y lomo.
Tanto así que la nueva tendencia para ellos es implantarse barba en la cara, mediante trasplante de vellos, una intervención en la que se toma pelo de la parte posterior de la cabeza y se traslada a la zona que no tiene vellos. También se realiza en cejas y pestañas, pero en su mayoría en mujeres.
Algunos hombres lo hacen para llenar agujeros o cicatrices, otros para su reconstrucción completa. Pueden llegar a pagar siete mil dólares (cuatro millones de pesos chilenos) con el fin de tener el mismo estilo que George Clooney, Ryan Gosling, Brad Pitt o Tom Selleck.
Andrés tiene 34 años y hace dos que conserva su barba larga. “Me es más cómodo usar barba porque los hombres que somos muy ocupados no tenemos tiempo para afeitarnos tan seguido. Además, se me irrita la piel cuando me la corto muy seguido, me salen como espinillas y granos”, cuenta.
Leonardo, por otra parte, es un hombre de 28 años a quien no sale barba, pero no le complica ni acompleja. “Me carga la barba. Siento como si anduviera sucio, pero me afeito una vez a la semana, los lunes generalmente o cuando tengo un evento importante”, dice.
El cirujano plástico facial estadounidense con 12 años de experiencia, Jeffrey Epstein, dice que hasta hace una década apenas tenía un par de hombres al mes como pacientes. Hoy en día tiene un promedio de tres o más personas por semana en sus consultas de New York y Miami.
Así mismo, la demanda de injertos de pelo ha subido considerablemente y no sólo en Estados Unidos, sino que también en Chile. El cirujano plástico argentino, Alejandro Chueco, que se dedica a hacer trasplantes de vellos desde el 2006, contó a Emol que muchos pacientes chilenos viajan al país vecino para someterse a la cirugía, cuya consulta
también funciona aquí.
El tratamientoLa técnica que actualmente se usa para trasplante se llama FUE, por sus siglas en inglés Follicular Unit Extraction (extracción de unidades foliculares), y consiste en la extracción de folículos pilosos de cualquier parte del cuerpo, para ser injertados en las zonas calvas o despobladas de pelos.
Este procedimiento puede llegar a durar hasta ocho horas bajo anestesia local. Los primeros mil 500 folículos cuestan tres dólares cada uno y después va descendiendo.
El cirujano dice que la mayoría, alrededor de un 93%, lo hace en el cuero cabelludo por alopecia androgénica. Entre el 5 y 7% restante lo hace en otra parte del cuerpo y de ellos, un 2% lo hace en la barba, una cifra no menor y cree que iría en aumento porque los hombres están siendo más vanidosos y preocupados de sí mismos.