Alexis Martin, oriunda de Arizona, Estados Unidos, tiene tres años de edad, aprendió a leer a los dos y posee un coeficiente intelectual de 160. Muchos avalan que es la “niña más inteligente del mundo”. Y por qué no, si supera al promedio de la población, cuya cifra llega a 100, y comparte la misma puntuación que Nicolás Copérnico, Albert Einstein y Stephen Hawking.
Pero ser superdotados no siempre es una bendición, ya que muchas veces tienden a sentirse excluidos emocionalmente por los demás. No es que esto sea una ley inexpugnable, sino una tendencia, la cual necesita una atención especial en pos a la salud mental y emocional de nuestros hijos.
Y para que ello no ocurra, los padres de Alexis mantienen su atención constantemente, estimulando sus conocimientos y sus intereses. Ian, su padre, contó en una
entrevista a “ABC news” que “desde que tenía 12 y 18 meses, cuando estábamos en el coche, ella podía recitar los cuentos que le habíamos leído la noche anterior. Y ella no sólo lo contaba al aire, sino que lo relataba exactamente como sucedía”.
Además, fue aceptada, en el club MENSA de España, una organización internacional cuyo único requisito de admisión es obtener en una prueba de inteligencia acreditada, una puntación encima del 98% de la población general. Según las estadísticas, una de cada 50 personas está capacitada para ser mensista en el mundo.
Esta niña es la miembro más joven de la institución y debido a esto, ahora su interés lo usó en aprender –por sí sola– a hablar español con una aplicación en su iPad. A sus cortos tres años, los especialistas dicen que puede leer como una estudiante de quinto básico y que su inteligencia es más alta que el 99,9% de la población mundial.
Por su parte, los padres de la pequeña, que aún están impresionados con los dotes de su hija y no saben de dónde salió tal talento, cuestionan sobre si debe ir a una escuela normal o no.
ControversiasHace algunas semanas un estudio de la Escuela Steinhardt de Cultura, Educación y Desarrollo Humano de la Universidad de Nueva York, mostró que hay buenas razones para ser escépticos sobre si los bebés pueden aprender a leer. Los investigadores trabajaron con 117 hijos de 10 a 18 meses de edad y sus familias en donde algunos de ellos escogidos en forma aleatoria, se les enseñó a leer mediante el programa “Your Baby Can Read”.
Los estudiosos del caso evaluaron varios indicadores del desarrollo del lenguaje y la comprensión de lectura a través de DVD, tarjetas con dibujos y palabras, y libros para ser usados durante siete meses bajo la enseñanza de los padres. Después de este periodo de tiempo los investigadores visitaron a los pequeños mensualmente para ver si el programa había inculcado habilidades en los niños.
Al final del experimento, una cosa quedó clara: “Los resultados indicaron que los bebés no aprendieron a leer. Aquellos que completaron el programa marcaron lo mismo que los demás en las 13 de 14 medidas sobre habilidad tempranas de lectura, dijo Susan Neuman, profesora del Departamento de Didáctica de la NYU Steinhardt y autora principal del estudio.
Y para poner a prueba las habilidades emergentes de los niños en el laboratorio, los investigadores examinaron la capacidad de reconocer los nombres y sonidos de las letras, vocabulario y la comprensión de ellas.
Este estudio se llevó a cabo debido a la demanda colectiva que sufrió la compañía que vendía DVD asegurando que los bebés podrían aprender a leer, Baby Einstein, por hacer publicidad falsa.
Esto no significa que los padres no deben hacer nada para fomentar el desarrollo de la alfabetización de sus bebés. Según explicó la profesora, los padres pueden leer a sus hijos y entrenarlos en las palabras del vocabulario: “Algunos niños pueden determinar si un libro está del lado derecho, hacia arriba o boca abajo a los 14 meses”. “Hay algunas capacidades psicológicas de desarrollo que los niños están aprendiendo pero no a leer”.
