Sin duda son un gran invento para las mujeres: prácticas, baratas y fáciles de utilizar. Se trata de las toallitas desmaquillantes, aquellas que con sólo pasarlas por el rostro, permiten deshacerse rápidamente de la sombra, el rímel, los polvos y la base, entre otros productos cosméticos.
Pero si bien son ideales para llevarlas en la cartera o guardarlas en el cajón del velador para usarlas cuando no tienes ánimo de limpiarte frente al espejo del baño, lo cierto es que su uso frecuente puede provocar a veces más daños que beneficios.
Lo principal que se debe tener en cuenta es que si bien estos productos retiran el maquillaje, no son efectivos para limpiar la piel y, por el contrario, muchas veces pueden ensuciarla aún más.
"Como no se emplea posteriormente agua, pueden quedar retenidos elementos que las componen, distintos emulsionantes, tensioactivos, que son irritantes para la piel", afirma Alejandra Ríos, dermatóloga de
Central Klinic. Y esto juega directamente en contra de cualquier loción, crema, sérum u otro producto que te pongas luego, porque no penetrará como corresponde y no aprovecharás todos los mecanismos de reparación que tiene la piel durante la noche.
Así, la recomendación de la especialista es recurrir a las toallitas desmaquillantes sólo en ocasiones excepcionales, como por ejemplo para los viajes. "Cuando en ese caso las ocupo, después igual me lavo la cara con agua para eliminar lo que pudo haber quedado", aconseja.
Al utilizarlas, también es importante tener en cuenta su textura y la forma en que se pasan sobre el rostro, en especial en aquellas zonas más delicadas como la de los ojos. Más aún si el maquillaje que se quiere remover es espeso o a prueba de agua, para lo cual es necesario aplicar cierta cantidad de fuerza que, a la larga, puede provocar un envejecimiento prematuro del área o bien dejar marcas sobre la piel, debido a la continua acción de frotar.
Y si tienes algún problema dermatológico, es mejor que definitivamente te abstengas de utilizarlas. "Las pieles extra sensibles, como en general son las de las personas que tienen rosácea, y las pieles alípicas o muy secas, no deberían usarlas. Tampoco las pieles que tienen demasiado fotodaño o que están fotoenvejecidas, porque son más sensibles, más delicadas", afirma Alejandra Ríos.
Asimismo, para quienes sufren de acné o son propensos a las espinillas, es mejor evitar recurrir a las toallitas desmaquillantes, ya que éstas pueden ayudar a esparcir por todo el rostro las bacterias que causan las erupciones y también, si es que sus componentes no son de la mejor calidad, es posible que obstruyan aún más sus poros.
Todo lo anterior no significa que quienes hoy emplean toallitas desmaquillantes, deben eliminarlas para siempre, sino que lo importante es que éstas no sean la única herramienta para la limpieza de su rostro, menos en la rutina diaria. Y para evitar los eventuales efectos colaterales que pueden tener su uso esporádico, resulta útil considerar las siguientes sugerencias de los expertos:
- Elegir aquellas formuladas para pieles extra sensibles, que tengan una textura suave y tensioactivos (químicos detergentes) que no sean agresivos y, por lo tanto no causen irritación.
- Fijarse que entre sus componentes tengan aloe vera o extracto de manzanilla, ya que tienen propiedades descongestionantes.
- Evitar aquellas que contengan fragancias o perfumes, debido a que pueden gatillar alergias.
- Optar por las que estén libres de alcohol -que también puede irritar la piel- y tengan propiedades hidratantes.
- Poner atención a los conservantes que se utilizan para evitar la proliferación de hongos y bacterias dentro de los paquetes. Elegir aquellas que no contengan formaldehído o
metilisotiazolinona, que puede favorecer la formación de ampollas, erupciones e incluso hinchazón.
- Si las vas a utilizar para remover el maquillaje de los ojos, busca aquellas especialmente formuladas para esa zona.
- Al pasarlas sobre tu rostro, hazlo de forma suave, evitando frotar la piel de forma excesiva.