En marzo pasado,
la historia del pequeño Max Price llamó la atención de los medios. ¿La razón? Este niño de un año de edad es criado bajo la técnica del "género neutro", es decir, a veces viste como hombre y juega con juguetes masculinos, y en otras oportunidades usa vestidos y se entretiene con muñecas, lo que tradicionalmente es asociado a las mujeres.
Lisa y Martin, sus padres, explicaron que optaron por este estilo de crianza para evitar que Max sea agresivo y dominante con las mujeres. "Los estereotipos de género pueden ser muy perjudiciales", afirmaron.
Una idea similar a la planteada por Hannah Webster, portavoz de una organización educacional privada de Gran Bretaña, quien recientemente afirmó que vestir a las niñas de rosado y a los niños de celeste, está mal y puede dañar su futuro.
Estos "códigos de color" son muy utilizados por los padres, incluso antes de que nazcan sus hijos. Así, es común que a la hora de preparar el ajuar para el recién nacido, el rosado prime para las niñas y el celeste para los niños, y que esos tonos se mantengan durante su desarrollo junto a la idea de que ellas deben ser "bonitas", mientras que ellos debe ser "viriles".
Sin embargo, Webster fue enfática y afirmó que quienes consideran que asociar tonos según el género es algo sin importancia, "están equivocados".
"Si designamos un color particular a un género, esto también nos llevará a designar todo tipo de cosas por género. Y el resultado es que niñas y niños leen diferentes clases de libros, juegan con diferentes tipos de juguetes, estudian diferentes temas, tienen diferentes profesiones, tienen diferentes roles tanto en el lugar de trabajo como en la familia y, por último son valorados de forma diferente por la sociedad", explicó, según publicó "The Telegraph".
Y agregó: "Lo que es perjudicial respecto a esto es que entonces a cada uno se le atribuyen roles y características, independiente de las identidades y talentos individuales".
De esta manera, planteó que la única manera de romper con eso y lograr que las personas dejen de ser juzgadas sólo por su género, es precisamente "dejar de suponer que los rasgos de carácter van de la mano con el sexo biológico de una persona".
¿La culpa es de Disney?Webster realizó sus declaraciones en el marco de la campaña "Let Toys be Toys" ("Deja que los Juguetes sean Juguetes"), cuyo objetivo es lograr que las grandes tiendas dejen de limitar los intereses infantiles, promocionando algunos juguetes como adecuados sólo para la niñas y otros sólo para los niños. Así, la idea es que los juguetes sean almacenados por tema o funcionalidad, lo que permite a los niños elegirlos según la entretención que les brindan y no de acuerdo al género para el que fueron fabricados.
"Los juguetes son para divertirse, para aprender, para activar la imaginación y fomentar la creatividad. Los niños deben sentirse libres de jugar con los juguetes que más les interesan", propone la iniciativa, la cual es dirigida por padres que se declaran "frustrados por el aumento de la comercialización y la promoción infantil basada en el género".
De acuerdo a la
página web de la campaña, desde que ésta comenzó se han apuntado varios triunfos, algunos en tiendas británicas importantes como Tesco, la que aceptó retirar los carteles que distinguían entre juguetes masculinos y femeninos.
Sin embargo, la iniciativa de "Let Toys be Toys" no sólo apunta a los juguetes, sino que también a los libros, para eliminar de ellos las etiquetas de "niños" y "niñas". "Creemos que estos libros son limitantes y restrictivos. Es tiempo de que las editoriales 'Dejen que los Libros sean Libros' y den a los niños la libertad de elegir sus propios intereses", proponen.
Beverly Turner, quien escribe sobre temas de familia en "The Telegraph", destacó las ideas planteadas por Webster y plasmó su propio punto de vista en una columna publicada a comienzos de mayo. Allí afirmó que Disney ha tenido mucho que ver en el tema de los códigos de colores, y "ha destruido cualquier posibilidad de que un niño use rosado sin convertirse en el foco de burlas. ¿Y por qué? Porque el rosado es para niñas y las niñas son suaves y estúpidas".
Según Turner, iniciativas como las "Let Toys be Toys" y "Let Books be Books" ayudan mucho, pero admitió que la batalla que aún se debe librar es mucho más grande.