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Rodrigo ‘Gallina’ Avilés enseña a cómo no quedarse en el “friend zone” con una conquista

Siempre supo que no fue de los “minos” del extinto “Yingo”, pero este amante de la comedia se atrevió a conquistar a su polola con puro humor y tres pasos básicos que compartió con Tendencias & Mujer.

02 de Julio de 2014 | 08:18 | Por Ángela Tapia Fariña, Emol.
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Macarena Pérez, El Mercurio
“Mucha gente cree que en realidad mi apellido es 'Gallina'. Me preguntan: ‘¿Usted se llama Rodrigo… Gallina, cierto?’. Yo me río no más. La vida es para pasarlo bien”, dice Rodrigo Avilés (@RodrigoGallina), muerto de la risa.

Con el mismo tono, uno de los pocos sobrevivientes televisivos del extinto programa juvenil “Yingo”, recuerda que ingresó a la televisión con apenas 18 años, como dice, “poniendo un huevo”, hecho que le hizo merecedor hasta estos días del apodo con el que lo identifican, después que en pleno casting en vivo, asegurara tener el ‘síndrome de gallina’, una supuesta enfermedad que le hacía creer que era ave. El final de una performance, poniendo un huevo en directo frente a todo el país, sacó las carcajadas de sus compañeros y de los televidentes.

“Hoy incluso hay gente me ha dicho que mi cara se parece a la de una gallina. Y me preguntaban si me dicen así por eso. Me da mucha risa”, confiesa el rostro de “Sin vergüenza” y locutor de Coca-Cola FM.

Rodrigo sabe que el humor es su carta ganadora, y no tiene reparos en decir que aportó con eso en la televisión, y con cierto grado de “estupidez”, esa graciosa, que le ha hecho ganarse un espacio en el “Club de la Comedia”, un paso más que importante para avanzar a su meta, que es algún día, tener una productora de películas especializadas en sacar carcajadas a los chilenos, así como Adam Sandler lo hace desde EE.UU., con Happy Madison.

“Me gusta hacer reír a la gente, y a los chilenos en televisión. Tengo apenas 24 años, soy un niño. Y si me caigo, sé que puedo volver a pararme; pero no pienso rendirme hasta que logre mi sueño de hacer películas”, asegura.

-¿Qué tienes de gallina cobarde?
“Nada, no soy para nada cobarde. Como siempre he vivido en una parcela, me siento del campo y un poco huaso para mis cosas. Tomo las arañas de rincón con la mano, me da lo mismo. No le tengo miedo a nada, solo a los ovnis, pero es un tema que viene desde que era niño, cuando estaba el boom de los programas de extraterrestres, ‘Los expedientes x’ y otro que tenía Checho Hirane, que me arruinó la infancia. Yo todo lo relacionaba con los ovnis; había un eclipse y yo pensaba que era por los extraterrestres y me escondía. Todas las noches me iba a dormir con mi mamá porque me daba miedo pensar en los ovnis”.

-¿Cuándo lo superaste?
“En la adolescencia, cuando me empecé a juntar más con mis amigos y a hacer más tonteras. Nos reíamos mucho con mis compañeros en el colegio, jugábamos a tirar desde el segundo piso una tiza y achuntarle al poto de la directora. Son cosas de niño que uno se acuerda después toda la vida. Uno está aquí para reírse. La gente anda súper enojona por la vida y este es un mundo súper adverso, así que faltan sonrisas. Sobre todo en Chile, el chileno se quiere reír”.

-¿Es el humor también tu arma de conquista?
“Sí, me ayuda. Cuando conquisté a mi actual polola (Karina León, ex ‘Yingo’), sabía que no podía actuar como el mino rico, porque no lo soy. Soy un gallo normal. Así que cuando hablaba con ella, trataba de no ser jote, de ser sutil, con pinzas, ser el amigo buena onda –al comienzo-. Trataba de hacerla reír con tonteras. Le decía ‘¿quieres saber cómo hace un pavo? Di gordo muchas veces con la voz aguda. Gordo-gordo-gordo-gordo’. Ella se reía con esas técnicas de niño. Pero tiene que llegar un minuto en que hay que empezar a insinuarse”.

-¿Y cómo se hace eso?
“Hoy en día se usa mucho Whatsapp, ése es el primer paso. El segundo es la arma mortal del FaceTime; te puedes ver cara a cara, le puedes presentar a tu familia, mostrar tu casa, tus amigos, sin el momento tenso de estar en persona, y empiezas a profundizar la amistad. No nos podemos quedar solo en el celular, porque sería muy inhumano. Así que el tercer paso es la cita, de tú a tú, no de pantalla a pantalla”.

-¿Qué hiciste en tu primera cita?
“La invité a comer lo que ella quisiera, eligió sushi. Dos, tres citas después le di el primer beso, que es el más difícil. Yo estaba en mi auto y la había ido a dejar. Escuchábamos música tranquila. No sabía qué hacer en ese momento. Le dije: ‘Ya, me tengo que ir. Dame por lo menos un abrazo poh’. Ahí me abrazó, hubo contacto ojo a ojo, y el beso. Después me fui cantando a mi casa, no lo podía creer porque la Kari es súper linda; me sentí un ganador. Cuando le conté a mi hermano, me abrazaba como si me hubiera titulado.
“En mi caso, el humor sirvió mucho. Hay que hacerse el entretenido, pero no ser el payaso ridículo todo el tiempo. Si no, corres el peligro de quedar en el ‘friend zone’ para siempre. Hay que dar los tres pasos lo más rápido posible para que no se confundan las cosas. Bueno, rápido entre comillas. Después de darle el primer beso, me demoré seis meses en pedirle pololeo. La invité de vacaciones a Punta Cana y en una isla paradisíaca, le pregunté si quería pololear conmigo”.

-¡Campeón!
“¡Campeón, poh! (ríe) Me gusta mi vida, lo he pasado bien. Y aunque la televisión es muy fría –te equivocas una vez y chao-, he podido mantenerme con harto esfuerzo y pese a no ser el mino rico de los programas. La otra vez, conversábamos con el ‘Guatón’ Salinas (‘Club de la comedia’), y él me decía que al lado de gallos como Iván Cabrera o Camilo Huerta, yo era un pollito, súper feo. Me dijo: ‘Pero aquí en el ‘Club…’ sí puedes ser de los más ricos’ (ríe)”.

-¿Cuál es tu vicio privado?
“No tengo manías. Creo que es mi respeto a los ovnis. Veo uno y corro; es súper freak”.

-¿Has visto alguno?
“No, pero si sale en la tele, corro”.

-¿Ni siquiera has visto luces?
“En mi casa siempre se ven satélites, pero ovnis, nunca. Igual les tengo miedo. No sé qué haría si viera uno. Me da miedo pensar en las abducciones, en que experimenten con nosotros. No sé, me estoy asustando”.

-¿Sabes que dicen que hay extraterrestres disfrazados de humanos?
“¡Ah, no! Cortemos la entrevista”.
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