Gentileza L´Oreal
Lleva tres años tratando de dilucidar por qué una rana puede regenerar su médula espinal sólo siendo renacuajo y no en su vida adulta.
Esta rareza, que para el común de los chilenos resulta algo lejano, en realidad, podría significar un paso gigantesco en la recuperación y regeneración de la médula espinal de los humanos, especialmente de aquellos que, producto de un accidente, perdieron la movilidad de sus extremidades.
Dasfne Lee Liu (casada, 27 años) bioquímica, es la persona detrás de esta investigación con la cual aspira a doctorarse en Biología Celular y Molecular en la UC. Y acaba de ser distinguida con el premio “For Women in Science” que entrega la Unesco y L´Oreal.
Descendiente de una pareja de comerciantes taiwaneses que llegó a Chile en 1985 buscando nuevos horizontes, se muestra sorprendida, pero orgullosa por el reconocimiento al trabajo que ha realizado. Nacida en Santiago, su lengua materna es el español, pero habla perfecto el chino mandarín y el inglés.
Sin familiares directos acá, ella y sus dos hermanos crecieron sin mayor conciencia de lo que implicó para sus padres insertarse en una cultura diferente. Es más, asegura haber tenido una niñez típica donde, entre sus juguetes, primaban las muñecas y no los microscopios.
Aún así, su época escolar fue crucial. Estudió en The Grange, lugar donde encontró apoyo para perseguir una carrera científica; su vocación se hizo notoria cuando el ramo de ciencias naturales, de básica, se dividió en biología, física y química, en media, y el rector del colegio le facilitó un libro sobre biología del desarrollo que la hizo soñar.
“Es un libro que explica cómo se desarrollan las células en diferentes especies, cómo llegan de un embrión unicelular a ser una especie de muchas células distintas que van a formar partes diferentes del cuerpo; explicaba cómo las células están programadas para formar parte de un órgano específico como los brazos, los ojos y eso me fascinó y me decidió a estudiar bioquímica”, cuenta como si tuviera el libro en las manos todavía.
En sus primeros años de carrera aprendió habilidades en diversos laboratorios, hasta que aterrizó en el actual donde se ha concentrado en el área de regeneración. Ahí forma parte de un grupo que desarrolla distintos proyectos y con los cuales, día a día, discute su investigación y recurre en caso de problemas.
“Es verdad que los científicos interactúan más entre ellos que con personas de otras áreas, pero mi marido es ingeniero civil y tenemos amigos en todos los ámbitos”, dice.
-¿Tenías la imagen de algún personaje cuando te proyectabas estudiando bioquímica?
(Se ríe) “No, en esa época no habían tantas series como CSI y de investigadores que pudieran identificarse”.
Narra que cuando estaba en el colegio la hicieron dibujar un tríptico donde se mostraba en el momento presente, pasado y futuro y ahí aparece con un delantal blanco con el nombre bordado. “Esto es algo que siempre quise hacer”, afirma, y aunque reconoce que desarrollarse en biología regenerativa no estaba en su mente, hoy está encantada.
Su investigación se centra en la capacidad de los renacuajos de poder regenerar su cola, su médula espinal, después de que se la han cortado, cosa que no logra una rana en su adultez. Explica que en el caso de los seres humanos, cuando se daña la médula espinal el resultado es la parálisis, pero, en cambio, un renacuajo logra recuperarse en sólo 30 días. “Si nosotros logramos recuperarnos un décimo de lo que hacen ellos, sería algo increíble”, dice.
Tras 3 años Dasfne ha logrado determinar cuáles son los genes involucrados en los dos procesos de la rana africana; es decir, cuando regenera y no su cola. Agrega que si se logran establecer los mecanismos que usa el renacuajo, algún día, a muy largo plazo, podríamos intentarlo los seres humanos. “Pero ojo, esto no es algo mágico, no es que yo vaya a encontrar un gen mágico; la ciencia no funciona así. Mi modelo busca aportar como lo hacen otros y eso va sumando para poder descubrir por qué los seres humanos no regeneran la médula espinal y sí lo hacen los renacuajos”.
-Perdona, pero me imagino que deben haber muchas personas estudiando esto en el mundo, ¿o no es así?
“No es tan así, hay muchas personas trabajando en lesiones de la médula espinal, en ver formas para promover la regeneración, pero personas en particular, desarrollando nuestro modelo, no son muchos. Vengo llegando de un congreso en España y puedo decir que nuestra investigación es bastante novedosa”.
-¿Esto es una carrera contra el tiempo, contra otros, o contra ti misma?
“Es un poco de todo. El campo científico es bastante competitivo y si hay alguien más haciendo algo parecido, es una carrera por quién lo publica primero. También contra el tiempo por lo que puede implicar y es una carrera con uno mismo porque se deben superar desafíos a diario, a veces no se avanza, hay frustración. Es un desafío personal”.
-¿Cuál es tu meta en el corto plazo?
“Yo espero terminar mi doctorado el 2016 y con todo lo realizado, espero encontrar algún gen con el que se pueda mejorar la capacidad regenerativa de la rana, o sea, poderla hacer caminar nuevamente. Esa es la meta más inmediata, pero lo que busco es extrapolar ese conocimiento y usarlo en el ser humano”.
-¿Por qué nadie había investigado esto antes?
“Los procesos de regeneración en el renacuajo se vienen estudiando desde los ’80, en los ’70, incluso, se encuentran publicaciones, pero no existían las tecnologías que se tienen ahora para obtener información tan específica como saber los genes que se expresan en el proceso. Hay publicaciones el 2008 con nuevas tecnologías, pero todo es cada vez más específico”.
-O sea, esto va escalando, pasamos del ADN al genoma y así.
“Exacto, antes podíamos estudiar un conjunto de genes grandes, pero no al nivel de lo que hacemos ahora”.
-Hace pocos días se conoció que con células madres se había conseguido que un hombre lograra cierta movilidad. ¿Son cosas distintas?
“Son distintas y si bien la terapia con células madres se usa en humanos, hay que hacerlo con bastante cautela porque las células madres puede convertirse en cualquier tipo de células. La idea es direccionarlas, pero si no se logra, se están introduciendo células que no corresponden en un órgano donde no debieran estar”.
-Pero se ha puesto muchas esperanzas en esto, hay todo un negocio en torno a ellas. ¿Hay que ser más cautos?
“Hay que tener bastante cautela con este tipo de terapias porque no se conocen todas las formas en cómo pueden responder las células madres trasplantadas. Guardarlas no está mal, porque en 20 años más habrá habido avances, pero hoy no hay algo cierto”.
Dasfne se ríe al consultarle si se imagina ganando el Premio Nacional de Ciencias y un día el Nobel, pero no duda en asegurar que en Chile se hace muy buena ciencia. “Tenemos muy buena formación; alguien que va a hacer un doctorado al extranjero tiene una formación mucho más sólida”.
-¿Es frustrante tener menos recursos?
“De todas maneras, es bastante frustrante tener menos recursos y también estar más lejos, pero al tener menos recursos tenemos que ser más creativos y tener muy buenas ideas porque al final, estas nacen de uno y no de los medios”.
-¿Para el desarrollo de tu carrera, vas a tener que emigrar?
“Siempre es valioso pasar algunos períodos afuera porque uno logra tener una visión de cómo se trabaja en el extranjero. Tuve la posibilidad de hacer una pasantía en Alemania y te da una perspectiva, pero hay que traer ese conocimiento a Chile”.
-¿Quedándote tu carrera no se verá limitada?
“En Chile se pueden desarrollar grandes cosas, va a requerir más esfuerzo, pero todo de todas formas se puede”.