DUBLIN.- Los médicos irlandeses que mantienen a una mujer embarazada con muerte cerebral conectada a equipo de soporte con la esperanza de salvar su feto solicitaron el martes a un tribunal que permita apagar las máquinas porque el tratamiento se ha vuelto horrible y podría no terminar en un nacimiento exitoso.
La Corte Superior de Dublín escuchó los testimonios desgarradores de siete doctores, la pareja y el padre de la mujer en un caso que ha reencendido el debate en torno a las insuficiencias de la ley sobre el aborto en Irlanda, un país predominantemente católico donde existe una Constitución que concede al feto el mismo derecho a la vida que las personas que ya nacieron.
Todos los médicos coincidieron en que el feto parece condenado a muerte.
"Mi hija está muerta. Las probabilidades de que el feto sobreviva son mínimas, según nos han dicho. Quiero que ella tenga un trato de dignidad y se le permita morir", dijo el padre de la mujer ante una sala atestada.
La corte no informó las identidades de los parientes para proteger la vida privada de la familia. El hombre dijo que a los dos hijos pequeños de su hija se les ha dicho que su madre está muerta, pero que descansa en el hospital con enfermeras "hasta que vengan los ángeles".
El panel de tres jueces indicó que escuchará los argumentos finales de los abogados la víspera de la Navidad y emitirá su fallo el viernes, una medida sin precedentes en lo que es un día festivo en Irlanda, el día de San Esteban.
Diversos equipos jurídicos representan a la mujer, su familia, al hospital y al feto. Los médicos dijeron que la paciente, de casi 30 años, sufrió el 29 de noviembre una herida en la cabeza debido a una caída en un baño mientras estaba hospitalizada, lo cual le provocó una catastrófica acumulación de fluido en el cerebro.
El 3 de diciembre fue declarada clínicamente muerta. Todos dijeron que se debió permitir a la familia de ella enterrarla hace varias semanas, pero el hecho de que la Constitución irlandesa prohíba el aborto -obligando a los médicos a que adopten todas las medidas posibles para proteger la vida del feto- los hizo temerosos de desconectarla del apoyo vital y arriesgarse a enfrentar una demanda de activistas contrarios al aborto e incluso una acusación de homicidio.
La doctora Frances Colreavy, especialista en terapia intensiva, dijo que inspeccionó el lunes el cuerpo de la paciente y estaba irreconocible en comparación con la foto de la mujer ubicada al lado de la cama en el hospital. Dijo que su sangre es cada vez más tóxica.