Muchas historias de madres sustitutas han sido divulgadas a través de la prensa, pero la que esta semana fue publicada por el periódico "Daily Mail" y replicada por un gran número de medios británicos, sin duda no tiene precedentes.
El caso corresponde al de una mujer de 59 años que está firmemente decidida a cumplir el último deseo de su hija fallecida hace cuatro años: que su madre utilizara sus óvulos congelados para engendrar a su nieto, con la ayuda de un donante de esperma.
Según relatan varios medios, hasta ahora ninguna clínica británica ha aceptado tratar a la mujer -cuya identidad no ha sido dada a conocer-, por lo que su idea es trasladar los óvulos de su hija muerta a Estados Unidos, donde podrá acceder a un tratamiento de fertilidad con un costo aproximado de 60 mil libras (unos 57 millones de pesos).
Sin embargo, la Autoridad de Fertilidad Humana y Embriología de Gran Bretaña -organismo independiente que supervisa la utilización de gametos y embriones en los tratamientos de fertilidad y en investigación- ha rechazado tres solicitudes para sacar los óvulos del país, argumentando que su dueña no dejó un consentimiento escrito para ello.
Según los documentos que se encuentran a disposición de la entidad regulatoria, la joven fue diagnosticada con cáncer intestinal cuando tenía 23 años, por lo que decidió congelar tres de sus óvulos con la esperanza de que a futuro pudiera convertirse en madre. Así, completó un formulario dando su consentimiento para que los óvulos fueran almacenados y utilizados después de su muerte, pero olvidó indicar en forma explícita cómo deseaba que fueran usados. En consecuencia, su consentimiento es considerado como inválido.
No obstante, la mujer y su esposo (58) están decididos a honrar el deseo de su hija, por lo que pretenden impugnar ante la Justicia la prohibición de trasladar los óvulos a Estados Unidos. De esta manera, el caso deberá ser resuelto por un juez y si éste decide a favor de la pareja, la británica será la primera mujer en el mundo en embarazarse con los óvulos de su hija muerta.
Sin embargo, las probabilidades de que el tratamiento de fertilidad sea exitoso son muy bajas, según han señalado expertos en el tema. Y, de resultar, la mujer y el bebé se expondrán a grandes riesgos de salud.
Por otro lado, si la Justicia falla en contra de la pareja, los óvulos de su hija deberán ser destruidos en febrero de 2018, cuando se cumplan diez años desde su almacenamiento.
El caso ha sido criticado por políticos y activistas. "No puedo entender por qué alguien querría hacer eso. Estaría muy preocupado si la HFEA (Autoridad de Fertilidad Humana y Embriología) o la corte otorgan el permiso. Sería algo inquietante", sostuvo David Davies, miembro del Parlamento de la ciudad de Monmouth, informó el "Daily Mail".
Por su parte, Josephine Quintavalle, representante de Comment on Reproductive Ethics -una organización que se centra en los dilemas éticos relacionados con la reproducción humana- reconoció que aunque entiende los sentimientos que tiene la madre por la pérdida de su hija, es "imposible no sentirse muy incómoda" si se permite que el procedimiento siga adelante.