Alberto Durero fue el primer pintor occidental que se representó a sí mismo muchas veces a lo largo de su vida. Esto es importante, porque el autorretrato es uno de los ejercicios de análisis más profundos que puede hacer un artista. Retratarse implica reflejarse, tanto física como emocionalmente, acentuando la dimensión psicológica de la personalidad y, a la vez, permitiendo observar el paso del tiempo en el rostro. En "Autorrretrato como Ecce Homo", Durero se pinta como Jesucristo.
"Ecce Homo" proviene del texto de la Pasión según San Juan (19,5) y su traducción literal del latín es "Este es el hombre" ó "He aquí el hombre". Ésta fue la frase que usó el gobernador romano Poncio Pilato cuando presentó a Jesús de Nazaret, ya flagelado, atado y con una corona de
espinas, ante la muchedumbre hostil, con el objeto de dar a conocer su veredicto final porque él mismo no veía claro un motivo de condena.
En este cuadro, Durero adopta una rígida posición frontal, cerrando su abrigo con la mano derecha a la altura del pecho, composición utilizada para representar a Cristo bendiciendo; sus rasgos idealizados son similares a los de Jesús. No hay nada de irreverente en esta obra, por el contrario, probablemente, de cierta manera, Durero reafirma así que el poder de su arte deriva de Dios.
Una ilustración de profunda religiosidad, creada cuando en Alemania miles de personas creían que se acercaba al fin del mundo debido a las pestes (principalmente el cólera), a la escasez de alimentos, a la recurrente sífilis y a los innumerables conflictos sociales de la época.
Alberto Durero
Máximo representante del Renacimiento del norte de Europa. Nació el 21 de mayo de 1471 en Nüremberg (Alemania), y falleció en la misma ciudad el 6 de abril de 1528.
Renombrado pintor y grabador, cuya vasta y compleja obra, fuertemente influenciada por la pintura flamenca e italiana, es reconocida por su meticulosidad y exactitud.