Según la leyenda, en la antigua Roma la población era mayoritariamente masculina. Debido a la escasez de mujeres y para asegurar su continuación, Rómulo, su rey y fundador, decidió organizar pruebas deportivas en honor al dios Neptuno, a las que invitó a sus vecinos, los sabinos.
Durante los juegos, Rómulo dio una señal y cada romano raptó a una mujer. Ese es el preciso momento que recrea Poussin, con el rey junto a dos senadores dando la señal (arriba, en la esquina izquierda) frente al templo de Júpiter Máximo.
El rapto de las mujeres sabinas por los romanos es una escena de violencia que presenta una perspectiva con tres diferentes puntos de convergencia, lo que la convierte en un complicado ejercicio de lógica matemática.
Lo que busca Poussin a través de la obra no es crear un efecto ilusorio, sino ordenar intelectualmente una escena de violentas pasiones. Este es uno de los cuadros más elaborados del artista y probablemente el más famoso.